VILLA DE GUADALUPE Y LA UNIVERSIDAD

Un año más tarde, en 1941, la vida del padre Garibay iba a cambiar en su aspecto externo. Nombrado canónigo lectoral de la basílica de Guadalupe, tuvo que abandonar las comunidades indígenas donde tantos años había pasado. Su oficio principal en la basílica iba a ser desde entonces el estudio y explicación de la Biblia. Fruto de esa nueva ocupación fueron centenares de lecciones sobre las escrituras sagradas, así como una versión , desgraciadamente inédita, de varios textos bíblicos, a partir de las lenguas originales, hebreo, arameo y griego. A todo esto hay que añadir los comentarios filológicos e históricos, con apoyo en los autores de la antigüedad clásica, que preparó acerca de esos textos de la Biblia. Entre sus comentarios, reunidos en más de 20 volúmenes, se encuentran estudios verdaderamente magistrales, como el que se refiere al libro del Eclesiastés, en el que analiza el pensamiento del sabio hebreo que supo captar y expresar los problemas del existir humano y del enigma de Dios.

Pero siendo, como lo repetía el mismo padre, el estudio de la Biblia su oficio principal, encontró siempre tiempo para continuar sus trabajos acerca del mundo indígena. Alejado de reuniones sociales y cocteles, y con supuesta fama de personaje solitario y de trato difícil, pero teniendo siempre abiertas sus puertas a sus discípulos y a todo aquel que buscaba su consejo o ayuda, pasó los últimos 27 años de su vida consagrado enteramente al estudio y a la investigación.

El único contacto que mantuvo permanentemente Garibay a través de todos estos años fue el de su vinculación con la Universidad Nacional de México. Como dijimos, desde 1940 empezó a publicar sus estudios sobre el mundo náhuatl en la Biblioteca del Estudiante Universitario. En 1951, con ocasión del cuarto centenario de la Universidad Nacional, recibió, junto con otros cinco mexicanos ilustres, como justo reconocimiento a sus labores, el grado de doctor honoris causa. Un año más tarde fue nombrado profesor extraordinario de la Facultad de Filosofía y Letras y, a partir de 1956, fue director del Seminario de Cultura Náhuatl, dentro del Instituto de Historia de la propia universidad.