87 Otro día de fiesta 2
en algunas partes y pueblos, como Tlacuba, Cuyuacan [y] Azcapuzalco,
levantaban un gran palo rollizo de hasta diez brazas
de largo y hacían un ídolo de semillas, y envuelto y atado
con papeles poníanle encima de aquella viga; y la víspera
de la fiesta levantaban este árbol, que digo con aquel ídolo,
y bailaban todo el día a la redonda de él; y aquel día
por la mañana tomaban algunos esclavos y otros que tenían
cautivos de guerra, y traíanlos atados de pies y manos, y echábanlos
en un gran fuego para esta crueldad aparejado, y no los dejando acabar
de quemar, no por piedad, sino porque el género de tormento fuese
mayor; porque luego los sacrificaban y sacaban los corazones, y a la
tarde echaban la viga en tierra y trabajaban mucho por haber parte de
aquel ídolo para comer; porque creían que con aquello
se harían valientes para pelear. Otro día era dedicado
al dios del fuego, 3 o al mismo fuego a
el cual tenían y adoraban por dios, y no de los menores, que
era general por todas partes; este día tomaban uno de los cautivos
en la guerra y vestíanle de las vestiduras y ropas del dios del
fuego, y bailaba a reverencia de aquel dios, y sacrificábanle
a él y a los demás que tenían presos de guerra;
pero mucho más es de espantar de lo que particularmente hacían
aquí en Cuautithan, adonde esto escribo, 4
que todo lo general, adonde parece que se mostraba el demonio más
cruel que en otras partes. Una víspera de una
fiesta en Coauhtitlan, levantaban seis grandes árboles
como mástiles de naos con sus escaleras; y en esta vigilia cruel,
y el día muy más cruel también, degollaban dos
mujeres esclavas en lo alto encima de las gradas, delante el altar de
los ídolos, y allí, arriba las desollaban todo el cuerpo
y el rostro, y sacábanles las canillas de los muslos; y el día
por la mañana, dos indios principales vestíanse los cueros,
y los rostros también como máscaras, y tomaban en las
manos las canillas, en cada mano la suya, y muy paso a paso bajaban
bramando, que parecían bestias encarnizadas; y en los patios
abajo gran muchedumbre de gente, todos como espantados, decían:
"ya vienen nuestros dioses, ya vienen nuestros dioses". Allegados
abajo comenzaban a tañer sus atabales, y a los así vestidos
ponían a cada uno sobre las espaldas mucho papel, no plegado
sino cosido en ala, 5 que habría
obra de cuatrocientos pliegos; y ponían a cada uno una codorniz
ya sacrificada y degollada y atábansela a el bezo que tenía
horadado; y de esta manera bailaban estos dos, delante los cuales mucha
gente sacrificaba y ofrecían muy muchas codornices, que también
era para ellas día de muerte; y sacrificadas, echábanselas
delante, y eran tantas que cubrían el suelo por do iban, porque
pasan de ocho mil codornices las que aquel día ofrecían,
porque todos tenían mucho cuidado de las buscar para esta fiesta,
a la cual iban desde México y de otros muchos pueblos. Allegado
el mediodía cogían todas las codornices, y repartíanlas
por los ministros de los templos y por los señores y principales,
y los vestidos no hacían sino bailar todo el día.
88 Hacíase este mismo día otra
mayor y nunca oída crueldad y era que en aquellos seis palos
que la víspera de la fiesta habían levantado, en lo alto
ataban y aspaban seis hombres cautivos en la guerra, y estaban debajo
a la redonda más de dos mil muchachos y hombres con sus arcos
y flechas, y éstos, en bajándose los que habían
subido a los atar a los cautivos, disparaban en ellos las saetas como
lluvia; y asaetados y medio muertos subían de presto a los desatar
y dejábanlos caer de aquella altura, y del gran golpe que daban,
se quebrantaban y molían los huesos todos del cuerpo; y luego
les daban la tercera muerte sacrificándolos y sacándolos
los corazones; y arrastrándolos desviábanlos de allí,
y degollábanlos, y cortábanlos las cabezas, y dábanlas
a los ministros de los ídolos; y los cuerpos llevábanlos
como carneros para los comer los señores y principales. Otro
día con aquel nefando convite hacían también fiesta,
y con gran regocijo bailaban todos.
89 Una vez en el año, cuando el maíz
estaba salido de obra de un palmo, en los pueblos que había señores
principales, que a su casa llamaban palacio, 6
sacrificaban un niño y una niña de edad de hasta tres
o cuatro años; éstos no eran esclavos, sino hijos de principales,
y este sacrificio se hacía en un monte en reverencia de un ídolo
que decían que era el dios del agua 7
y que les daba la pluvia, y cuando había falta de agua la pedían
a este ídolo. A estos niños inocentes no les sacaban el
corazón, sino degollábanlos, y envueltos en mantas poníanlos
en una caja de piedra como lucillo antiguo, y dejábanlos así
por la honra de aquel ídolo, a quien ellos tenían por
muy principal dios, y su principal templo y casa era en Tezcuco,
juntamente con los dioses de México, éste estaba a la
mano derecha, y los de México a la mano izquierda; y ambos altares
estaban levantados sobre una cepa, y tenía cada tres sobrados,
a los cuales yo fui a ver algunas veces. Estos templos fueron los más
altos y mayores de toda la tierra, y más que los de México.
90 El día de atemuytle 8
ponían muchos papeles pintados, y llevábanlos a los templos
de los demonios, y ponían también ulli,
que es una goma de un árbol que se cría en tierra caliente,
del cual punzándole salen unas gotas blancas, y ayúntanlo
uno con otro, que es cosa que luego se cuaja y para negro, casi como
pez blanda; y de éste hacen las pelotas con que juegan los indios,
que saltan más que las pelotas de viento de Castilla, y son del
mismo tamaño, y un poco más prietas; aunque son mucho
más pesadas. Las de esta tierra, corren y saltan tanto que parece
que traen azogue dentro de sí. De este ulli usaban mucho
ofrecer a los demonios, así en papeles que quemándolo
corrían unas gotas negras, y éstas caían sobre
papeles, y aquellos papeles con aquellas gotas, y otros con gotas de
sangre, ofrecíanlo a el demonio y también ponían
de aquel ulli en los carrillos a los ídolos, y algunos
tenían dos y tres dedos de costra sobre
el rostro, y ellos feos, parecían bien figuras del demonio, sucias
y feas y hediondas. Este día se ayuntaban los parientes y amigos
a llevar comida, que comían en las casas y patios del demonio.
En México este mismo día salían y llevaban en una
barca muy pequeña un niño y una niña, y en medio
del agua de la gran laguna los ofrecían al demonio, y allí
los sumergían con la acalli o barca, y los que los llevaban
se volvían en otras barcas mayores.
91 Cuando el maíz estaba a la rodilla, para un día
9 repartían y echaban pecho, de
que compraban cuatro niños esclavos de edad de cinco o seis años,
y sacrificábanlos a Tlaloc, dios del agua, poniéndolos
en una cueva, y cerrábanla hasta otro año que hacían
lo mismo. Este cruel sacrificio tuvo principio de un tiempo que estuvo
cuatro años que no llovió y apenas quedó cosa verde
en el campo, y por aplacar el demonio del agua, su dios Tlaloc,
y porque lloviese, le ofrecían aquellos cuatro niños.
Estos ministros de estos sacrificios eran los mayores
sacerdotes y de más dignidad entre los indios; criaban sus cabellos
a manera de nazarenos, 10 y como nunca
los cortaban ni peinaban y ellos andaban mucho tiempo negro y los cabellos
muy largos y sucios, parecían a el demonio. A aquellos cabellos
grandes llamaban nopapa, y de allí les quedó a
los españoles llamar a estos ministros papas, 11
pudiendo con mayor verdad llamarlos crueles verdugos del demonio.
92 Uey-Tezozthi. 12 Este
día era cuando el maíz estaba ya grande hasta la cinta.
Entonces cada uno cogía de sus maizales algunas cañas,
y envueltas en mantas, delante de aquellas cañas, ofrecían
comida y atuli, que es un brebaje que hacen de la masa del maíz,
y es espesa y también ofrecían copalli, que es
género de incienso que corre de un árbol, el cual en cierto
tiempo del año punzan para que salga y corra aquel licor, y ponen
debajo o en el mismo árbol atadas unas pencas de maguey, que
adelante se dirá lo que es y hay bien que
decir de él; y allí cae y se cuajan unos panes de manera
de la jibia l3 de los plateros; hácese
de este copalli envuelto con aceite muy buena trementina, los
árboles que lo llevan son graciosos y hermosos de vista y de
buen color; tienen la hoja muy menuda. Críase en tierra caliente
en lugar alto a do goce de aire. Algunos dicen que este copalli
es mirra probatísima. Volviendo a la ofrenda digo: que toda junta
a la tarde la llevaban a los templos de los demonios y bailábanle
toda la noche porque les guardase los maizales.
93 Tititlh. Este día 14
y otro con sus noches bailaban todos a el demonio y le sacrificaban
muchos cautivos presos en las guerras de los pueblos de muy lejos, que
según decían los mexicanos algunas provincias tenían
cerca de sí de enemigos y de guerra, como Tlaxcala y Huejuzinco,
que más lo tenían para ejercitarse en la guerra y tener
cerca de dónde haber cautivos para sacrificar, que no por pelear
y acabarlos; aunque los otros también decían lo mismo
de los mexicanos y que de ellos prendían y sacrificaban tantos,
como los otros de ellos. Otras provincias había lejos, donde
a tiempos, o una vez en el año, hacían guerra y salían
capitanías ordenadas a esto; y de éstas era una la provincia
o reino de Michuachanpanco, 15 que
ahora los españoles llaman Pánuco; de estos cautivos sacrificaban
aquel día, y no de los más cercanos, ni tampoco esclavos.
1
En el MS dice "sexto", pero le corresponde ser séptimo.
2 Xocotlhuetzi,
cf. Memoriales, I, cap. 19. La fiesta también se llamaba
Hueymiccaihuitl. Los dos son nombres para el mismo mes.
3 Xiuhtecuhtli,
"señor del año" o Huehueteotl, "dios
viejo".
4 Sabemos que Motolinía
estaba en Cuautitlán el 17 de noviembre de 1532. Cf. Cartas
de Indias, p. 61. Es de suponerse, por lo tanto, que este capítulo
fue escrito en esa ciudad durante ese año y aun es posible
que desde finales de 1531. Pero, en tal caso, lo mismo debe conjeturarse
respecto a los anteriores capítulos, no solamente porque lo
anteceden en numeración, sino en una secuencia lógica
sin solución de continuidad. La referencia también se
halla en el capítulo correspondiente de Memoriales,
I, cap. 19.
5
Cosido en hilera o fila.
6 Tecpan, y así
en Memoriales, I, cap. 20.
7 Tláloc,
y así en Memoriales, I, cap. 20.
8 Atemoztli
es nombre de mes y no de día, como podría entenderse
la frase.
9 Del mes Tozoztli.
Cf. Memoriales, I, cap. 20.
10
Nazarenos: sujetos que salen en las procesiones de semana santa vestidos
con túnicas moradas, sucias y rotas y con el cabello largo.
11 Papatli:
"cabellos enhebrados y largos de los ministros de los ídolos"
(Molina, Vocabulario). El vocablo se trasladó a los
ministros y con él se designó a los sacerdotes. Este
nombre genérico, usado en singular, se expresa con la palabra
nopapa,de allí que los españoles llamaran papas
a los ministros mexicanos. Cf. Ramírez, Vida de Motolinía,
pp. 165-166.
12 Hueytozoztli
es el nombre de mes y no de día, como podría entenderse
en la frase.
13 Jibia: el hueso
blando que tiene en el lomo el animal marino de ese nombre, y del
cual usan los plateros para hacer moldes.
14 Tititl
es nombre de mes y no de día, como parece significarse en la
frase.
15 Así en
ambos MSS de la Historia. En el pasaje correspondiente de Memoriales,
I, cap. 21, al final se lee: "Las otras provincias tenían
lejos, a do a tiempos o una vez en el año hacían guerra,
como era[n] Michuacan, Pánuco, Tocantepec, etc..."
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