De cómo Jimena, la hija del conde Lozano, pide
al rey venganza
Grande rumor se levanta
de gritos, armas y voces
en el palacio de Burgos,
donde son los ricoshombres.
Bajó el rey de su aposento
y con él toda la corte,
y a las puertas del palacio
hallan a Jimena Gómez,
desmelenado el cabello,
llorando a su padre el conde;
y a Rodrigo de Vivar
ensangrentado el estoque.
Vieron al soberbio mozo
el rostro airado que pone,
de doña Jimena oyendo
lo que dicen sus clamores:
¡Justicia, buen rey, te pido
y venganza de traidores,
así se logren tus hijos
y de tus hazañas goces,
que aquel que no la mantiene
de rey no merece el nombre!
Y tú, matador cruel,
no por mujer me perdones:
la muerte, traidor, te pido,
no me la niegues ni estorbes,
pues mataste un caballero,
el mejor de los mejores.
En esto, viendo Jimena
que Rodrigo no responde,
y que tomando las riendas
en su caballo se pone,
el rostro volviendo a todos,
por obligalles da voces,
y viendo que no le siguen
grita: ¡Venganza, señores!
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