EN 1889 apareció La Edad de Oro, una "Publicación mensual de Recreo e Instrucción dedicada a los niños de América". Concebida, escrita y adaptada por José Martí, esta revista ha sido considerada la más relevante publicación en su género en lengua castellana, a pesar de que sólo vieron la luz los números correspondientes a los meses de julio a octubre de aquel año. Dos razones principales fundamentan tal afirmación: por un lado, en palabras de Manuel Gutiérrez Nájera, las páginas allí publicadas merecían ser leídas tanto por niños como por adultos y, en segundo lugar—mas no en último—, la presencia y prosa de Martí garantizaban la mejor de las calidades.

José Martí —a quien Alfonso Reyes calificó de supremo varón literario— nació en La Habana en 1853. Se recibió de abogado, pero logró renombre por sus actividades revolucionarias; que le valieron el epíteto de Apóstol de la Independencia cubana. Como consecuencia de tales actividades padeció el destierro en España (1871), México (1875), Guatemala (1877) y, luego de un breve regreso a su patria en 1878, pasó a Venezuela (1881) y Nueva York (1892), donde fundó el Partido Revolucionario Cubano. Con el programa de su partido bajo el brazo viajó por Haití, Jamaica, Panamá, Costa Rica, Santo Domingo y nuevamente, México. De ese periplo surgió su incorporación a la invasión revolucionaria de 1895, durante cuyo desembarco, en Playitas, murió en combate.

Martí fue un precursor fundador del modernismo en poesía; escribió novela, teatro, crónica y diversas colaboraciones en prosa, que iban desde el género epistolar hasta el folletín político, en los cuales siempre alcanzó grandes alturas literarias. Sin embargo, Martí no publicó ningún libro en vida. Solamente dio a la imprenta dos cuadernos con sus versos, que se editaron fuera de comercio, y los mencionados textos políticos. El resto de su obra quedó disperso y pudo haber caído en el olvido de no ser por el empeño de los múltiples admiradores y seguidores que suscitó su presencia. En particular, merecen reconocimiento como exegetas de su obra Rubén Darío, Domingo Faustino Sarmiento y el ya citado Alfonso Reyes.

En estas páginas, el lector confirmará que los textos van más allá de ser el simple material para una lectura infantil. Son párrafos universales e intemporales que reflejan el ánimo hispanoamericano puro, pero de alcance internacional, de un auténtico pensador anticolonial. Martí tenía 36 años al escribir estas páginas, cuyo contenido transmite la energía y madurez de un escritor en su mejor momento, muestra la versatilidad y el ingenio de uno de los más célebres polígrafos iberoamericanos; y además nos hace una apacible invitación a la literatura.