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8. Es posible que, en parte, las ominosas versiones acerca de Sixto y Alejandro fuesen simples f�bulas echadas a volar entre el vulgo y materia epigram�tica para poetas sat�ricos. Queda en pie, sin embargo, el hecho de que Infessura, Burchardo y los embajadores venecianos, en sus informes, refieren tales rasgos de car�cter y tan abominables actos de estos dos papas, que hacen veros�miles los m�s calumniosos relatos. Infessura, aunque no recataba su honor por los cr�menes del papa Sixto, era, sin embargo, un sobrio cronista de los sucesos diarios, de muchos de los cuales fue testigo presencial. A Burchardo, por su parte, lo conocemos como un fr�o relator de las ceremonias de la Corte, cuya pluma refiere con flem�tica seriedad los raptos, asesinatos y org�as del papa Alejandro. El testimonio de estos hombres, ninguno de los cuales se inclina a la s�tira, en el sentido estricto de la palabra, es m�s valiosos que el de un T�cito o un Suetonio con respecto a los emperadores romanos. A su vez, los informes de los embajadores venecianos son harto fidedignos, si tenemos en cuenta que sus autores, al escribirlos, se dejaban guiar por la intenci�n pol�tica, y no por la murmuraci�n.

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