TANTO para incr�dulos investigadores como para fervorosos feligreses, la aparici�n de la Virgen de Guadalupe es uno, de los acontecimientos m�s trascendentales en la historia de M�xico. El llamado acontecimiento guadalupano que se produjo sobre la enigm�tica tilma del indio Juan Diego en diciembre de 1531 mitig� el choque intercultural de la Conquista, y sus ramificaciones teol�gicas, sociales, culturales e hist�ricas no han perdido ni un �pice de vigencia a casi 500 a�os de su origen.

Fondo 2000, presenta a continuaci�n el texto �ntegro del Nican Mopohua o "Aqu� se narra", en la versi�n castellana de 1926 realizada por Primo Feliciano Vel�zquez del texto original en n�huatl que narra y describe las apariciones de Nuestra Se�ora de Guadalupe. Aunque dicho documento fue publicado en 1649 por Lasso de la Vega como propio, se cree que la paternidad literaria del mismo se debe al indio nahua Antonio Valeriano, que naci� alrededor de 1520 y muri� en 1605. Con todo, se trata de un documento indispensable para los fieles del culto guadalupano y para los interesados en la historia de M�xico. No es s�lo una narraci�n religiosa que consigna las apariciones milagrosas de la Virgen, sino una cr�nica hist�rica que las ubica dentro de los primeros pasos de la historiograf�a y la cronolog�a, novohispana.

Por la breve extensi�n del documento, hemos decidido completar nuestro volumen con la carta que Joaqu�n Garc�a Icazbalceta dirigiera al Ilmo. Sr. Arzobispo D. Pelagio Antonio de Labastida y D�valos, en octubre de 1883. En palabras de Genaro Estrada los juicios de Garc�a Icazbalceta en torno a la aparici�n de la Virgen de Guadalupe son "trabajo de cr�tica e interpretaci�n documental en donde el historiador produjo una obra maestra en la que hay p�ginas de positiva ciencia y an�lisis hist�rico que, a nuestro juicio, no han sido igualadas entre nosotros".

Con ambas lecturas, el lector de estas p�ginas confirmar� que para la cabal comprensi�n de nuestra cultura cualquier recorrido por la historia de M�xico, sobre todo por el crucial periodo de la Conquista y la conformaci�n de la Nueva Espa�a, no puede prescindir del relato de los diversos milagros del acontecimiento guadalupano.

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