Estructuras silentes

En la dicotom�a entre el punto de vista po�tico y el punto de vista l�gico del lenguaje, este �ltimo tiene ya siglos de llevar la iniciativa, pues nos hemos alejado constantemente de la cultura oral de Grecia y Roma y de la Europa Medieval. Esto no significa que no hayamos tenido grandes poetas, sino m�s bien que la nuestra no es una era de poes�a. Inclusive en plena Edad Media no faltaron quienes (los fil�sofos nominalista) sostuvieron que los nombres son simplemente cuestiones convencionales. Ese argumento cobr� m�s fuerza persuasiva despu�s de la invenci�n de la imprenta de la revoluci�n matem�tica que llevaron a la lectura en silencio y a la manipulaci�n de s�mbolos asignados de un modo convencional. Con el advenimiento de la computadora, la l�gica sigue triunfando sobre la poes�a. Todo el curso de la filosof�a ling��stica desde Leibniz a los positivistas parece culminar en la computadora, donde a los s�mbolos se les quitan connotaciones y se les da significado s�lo por medio de una definici�n inicial y de relaciones sint�cticas con otros s�mbolos.

El credo positivista pertenece a la edad de la imprenta, no a la de la computadora. Podr�amos muy bien preguntarnos si los antiguos fil�sofos ling�istas se sentir�an satisfechos o quiz� un poco fuera de lugar por la amplitud con que la computadora ha dado realidad a su visi�n de un modo de comunicaci�n totalmente l�gico, pues es un hecho de que la computadora lleva sus ideas a un extremo impensable en la �poca anterior. Con sus p�ginas uniformemente impresas, la prensa sugiri� que las palabras eran simples signos que deb�an ser manipulados por los ojos y la inteligencia del lector. M�s todav�a las palabras se quedaban fijas el la p�gina impresa y exig�an un esfuerzo mental considerable por parte del lector. Leer es trabajo, hecho que con frecuencia olvidan los educadores que se preguntan por qu� los ni�os prefieren la televisi�n a los libros. El misterio de la mente no se pudo eliminar del trabajo de leer mientras el "procesador de palabras" real siguiera siendo el individuo que abr�a el libro y lo hojeaba.

La prensa es un mecanismo r�gido que s�lo puede repetir el mismo producto, p�ginas, cuyas l�neas tienen un orden que ha sido fijado de una vez por todas y para siempre por el impresor. En cambio, la computadora que altera su forma y su prop�sito l�gico conforme marcha, escapa a la rigidez de la producci�n mec�nica de las palabras. Ya las palabras no se quedan sobre el papel; se abren paso por entre la unidad de memoria y de procesamiento. Ya no necesita inteligencia humana para manipular s�mbolos verbales; tal cosa la hace la computadora siguiendo un programa, de forma muy parecida al del compilador que lee y traduce en iniciados en FORTRAN sin que intervenga ning�n humano. Ahora bien, aqu� no operan procesos mentales misteriosos, como los que siempre hubo trat�ndose de los libros. En que la computadora haya eliminado a la mente del acto de leer es un cambio pasmoso. Mientras hubo mentes que participaran en el "procesamiento" de un lenguaje, fue dif�cil tratar al lenguaje s�lo como un conjunto de s�mbolos arbitrarios. Por su propia naturaleza la memoria humana es resonante, establecen asociaciones de palabras que desaf�an la l�gica, da a las palabras connotaciones que van m�s all� de su definici�n, traza analog�as entre el mundo exterior y las palabras que lo representan. Con palabras y s�mbolos fijados en p�ginas, hasta los l�gicos tienen que atenerse a su memoria y a su facultad de razonamiento para poner en movimiento a los s�mbolos. Ahora bien, cuando la computadora los pone en movimiento en lugar de �l, no hay posibilidad de que la resonancia o analog�a se inmiscuyan con las reglas de la l�gica.

El lenguaje de la computadora, es, como los l�gicos hab�a esperado, el triunfo de la estructura sobre el contenido; para ser m�s precisos, es una reinterpretaci�n del contenido (de los que los ling�istas llaman "sem�ntica") en t�rminos de estructura. Nunca tuvo el lenguaje fuera del estudio del l�gico tal claridad estructural, tal pureza de formas. Y nunca antes el punto de vista l�gico del lenguaje hall� aplicaci�n en tal variedad de tareas pr�cticas. En cierto sentido, cada nuevo problema programado en la m�quina —cada nuevo compilador, sistema de recuperaci�n (retrieval) de informaci�n para negocios o ciencia, cada procesador secretarial de palabras— es una nueva conquista del punto de vista l�gico del lenguaje.

Nada tiene de extra�o que en nuestra edad los ling�istas est�n empezando a ver el lenguaje de un modo muy similar a como los especialistas en computaci�n ven a sus cifrados o c�digos. Empezamos destacando las diferencias entre lenguaje natural y cifrados de computaci�n, pero para muchos las similitudes parecen ser hoy d�a de mayor significaci�n. La ling��stica moderna es, no hay duda, un v�stago de la computadora; m�s bien, tanto la ling��stica como el lenguaje de la computadora son hijos de su �poca, que se esfuerzan sinerg�ticamente para cambiar la mism�sima cultura que les dio vida. El trabajo empez� con los ling�istas estructurales de los a�os 1940 y 1950 que analizaron jer�rquicamente el idioma ingl�s (de palabras-a-frases-a-cl�usulas) y mediante procedimientos mec�nicos esperaron eliminar por completo el problema del significado. As� las cosas, en 1957 apareci� la obra de Noam Chomsky titulada Syntactic Structures (fue el mismo a�o en que se dio a conocer FORTRAN), obra en la cual se propuso la gram�tica "generativa transformacional". El enfoque de Chomsky y de otros ha influido much�simo en el mundo de habla inglesa.

El nuevo enfoque consiste en considerar el lenguaje como una estructura algebraica m�s que como un lexic�n de palabras individuales. De manera aislada, un nombre tiene poco inter�s; lo que importa es la forma en que nombres, verbos y otras partes de la oraci�n se puede unir para "generar" frases. La "ma�a" consiste en identificar reglas que permitan producir frases leg�timas y en usar estas reglas para describir la mayor cantidad posible del idioma ingl�s. Estas reglas se suelen escribir en s�mbolos abstractos y en ocasiones se parecen mucho a la l�gica simb�lica. Un plan muy popular es atribuir una estructura arb�rea a cada frase. En la parte superior se escribe un solo s�mbolo, S, que abarca toda la frase. En cada nivel inferior se describe la estructura con m�s detalles hasta que las palabras de la frase aparecen como hojas de �rbol. Cada nivel es generado por el que est� arriba de �l, mediante reglas tales como F=NF VF que indica que el s�mbolo F tiene dos descendientes, NP y VP, y que en t�rminos gramaticales anticuados significa que cada frase (F) se compone de un sujeto (nombre frase = NF) y de un predicado (verbo frase =VF). Esta gram�tica es prol�fica porque podemos usar sus reglas para generar frases (o al rev�s para analizarlas). Igualmente importante es la idea de que una estructura gramatical puede ser transformada en otra sin que intervenga un cambio de significado. Por ejemplo, una frase en voz pasiva, "Juan fue electrocutado por el procesador central", se transforma en la voz activa "el procesador central electrocut� a Juan".

Es interesante observar cu�n estrechamente estas manipulaciones algebraicas del lenguaje natural concuerdan con las manipulaciones de la computadora en sus c�digos. Los ling�istas trazan tres diagramas para analizar frases del mismo modo que los compiladores los crean para procesar enunciados en FORTRAN. Al igual que FORTRAN, el espa�ol ling�ista es una hilera de s�mbolos, todos los cuales carecen de contenido mientras no se les defina y todos ellos guardan una relaci�n ordenada con respecto a otros s�mbolos de la hilera. Al igual que ocurre en FORTRAN, el procesamiento del espa�ol es la transformaci�n de una forma (una hilera de palabras) a otra (un diagrama-�rbol) o de regreso, conforme a una serie de normas de sustituci�n. Las computadoras transforman los enunciados de input en output, del mismo modo que la gram�tica de los ling�istas transforma la voz activa en pasiva. Hoy d�a los especialistas en computaci�n admiten de muy buen grado la influencia que ha tenido la ling��stica reciente en sus esfuerzos pr�cticos y te�ricos. Y a la inversa, sus lenguajes de computaci�n son los �nicos que se describen perfectamente por medio de estas reglas generativas; lenguajes naturales complejos e irregulares han resultado menos apropiados al enfoque algebraico.

En la computadora se pueden programar ejercicios simples para generar espa�ol. En realidad, programas as� se han convertido en tareas normales para principiantes. Al programa se le da un vocabulario as� como estructuras buenas y simples pero leg�timas para combinar vocabulario y formar frases. En seguida une palabras por medio de selecci�n al azar (random selection). En versi�n m�s simple del programa no se imponen restricciones de significado: simplemente el programa inserta cualquier nombre en un lugar apropiado para un sujeto u objeto, alg�n verbo en una ranura que requiere acci�n, etc. Las frases resultantes son perfectas sint�cticamente y con frecuencia rid�culas (gr�fica VIII.2). Tambi�n son, si se leen una tras otra, extra�amente desconcertantes. Empieza uno por buscar casi desesperadamente alg�n significado oculto en las pautas sint�cticas y nuestra risa se torna punto menos que nerviosa cuando la m�quina que puede decir cualquier cosa, dice algo profundo, inclusive embarazoso.


GRÁFICA VIII.2 Idioma computarizado

Normas de producción para la generación automática de frases en español
( " : = " indica que el símbolo situado a la izquierda es sustituido por la
hilera a la derecha, y "1" especifica versiones alternas de la misma regla).
F : = NF VF
NF : = ADJ DET NOM / DEM NOM
VF : = ADV VERV NF / VERB NF / VERB NF FF
NOMBRE : = Pedro / lámpara / Andrés / Natascha / Ana / castillo / carro
VERBO : = basados / seducido / pateado / abandonado / casado
DET : = el
DEM : = este / ese
ADJ : = locuaz / desventurado / despreciable / airado / esperanzado / sin esperanza
ADV : = rara vez / nunca
PREP : = de / con / en / sin
Muestra de frases generadas "al azar"
Una representación árbol de una frase generada de estas reglas :


 


1. El esperanzado Andrés abandonó a la desventurada Ana en el airado carro.
2. La despreciable lámpara abandonó a la locuaz Natascha con la airada Natascha.
3. La airada Natascha casó con el sin esperanza carro arriba de la despreciable Ana.
4. La airada Ana sedujo a la despreciable lámpara con el desventurado carro.
5. Este Andrés casó con la desventurada lámpara.
6. Este Pedro pateó al desventurado carro.
7.Este castillo besó a la esperanzada Ana
8. La locuaz Natascha casó con la locuaz Natascha.
 
Estas frases obedecen las normas estructurales del español, aunque casi siempre carecen de
sentido. Ejemplifican la capacidad de la computadora de separar estructura de significado.

Esto nos trae de vuelta al problema del significado. Problemas del lenguaje se vuelven inmediatamente en problemas de conocimiento: c�mo el lenguaje nos ayuda a conocer o, si se prefiere, d�nde est� el significado, en o atr�s de nuestras palabras. El propio Chhomsky, perfectamente consciente de los problemas de m�s fuste que asoman atr�s de su ling��stica, ha dicho que el lenguaje es "un espejo de la mente"; ha llegado al extremo de definir a la mente como "la capacidad innata de formar estructuras cognoscitivas", estructuras que son "representadas de un modo todav�a no conocido en el cerebro" (Reflections on Language, 4, 23). Un colega de Chomsky, Jerry Fodor, ha bordado sobre esta idea en una obra titulada Reflections on Language of Thought: que el lenguaje no es, por supuesto, ni ingl�s ni alem�n, sino m�s bien una especie de c�digo interno interconectado en nuestro cerebro desde nuestro nacimiento, un c�digo preparado expresamente con el lenguaje de la computadora. Al pensar, transformamos mensajes en este c�digo, desde estados iniciales, pasando por formas intermedias, hasta llegar al output, que puede ser verbal o muscular.

Nos bastar� pensar un poco, contemplar unas cuantas transformaciones en nosotros para darnos cuenta de cu�n lejos estamos de la idea de significado que fue com�n en las culturas anteriores. Antes del periodo parteaguas de la imprenta y de la f�sica matem�tica, y sin duda bien adentro de esa era, el sonido, la presencia v�vida de nombres y palabras individuales significaba algo por s� mismo. El acento reca�a en los sustantivos como nombres, en tanto que la relaci�n entre palabras en una frase era determinada principalmente por el modo en que sus significados chocaban y se combinaban. Pero en la era de la computadora se usan estructuras silentes espaciales para cartografiar el significado del lenguaje y, en estos casos, el significado de una frase es su estructura, que nuestra mente, como una computadora, puede representar, destilar y transformar, porque la mente en s� no es otra cosa que la capacidad de formar estructuras. No hay duda de que los ling�istas no han abandonado los problemas de sem�ntica; ahora hablan del " lexic�n" que los humanos llevan en la cabeza. De hecho las palabras de este lexic�n son definidas por las relaciones que permiten. As�, "perro" es definido como palabra a la cual se aplican ciertos clasificadores (animado, animal, domestico, etc.); puede servir como sujeto de verbos tales como "morder", "correr" o "ladrar" pero no de "refutar", "aplaudir" o "votar".

Algunos prefieren definir "redes sem�nticas", en los cuales los nudos representan conceptos, acontecimientos, personas u objetos y los v�nculos representan asociaciones entre estos conceptos. Esta definici�n convierte tambi�n la experiencia humana del significado de una estructura espacial, que puede ser representada gr�ficamente en el papel o almacenada en la memoria de una computadora. Los s�mbolos colocados en los nudos están esencialmente vac�os, no tienen resonancia o profundidad y en la m�quina son marcas en el papel o bits. No se puede hacer nada con estos s�mbolos, excepto remontarlos, sumarlos o bien borrar v�nculos entre ellos. Una noci�n menos tangible de significado carece por s� misma de significado para la computadora.

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