Viniendo, pues, a decir las razones que movieron al Almirante al descubrimiento
de las Indias, dir� que fueron tres, a saber: los fundamentos naturales, la
autoridad de los escritos y los indicios de los navegantes. En cuanto a lo primero,
que es raz�n natural, digo que �l consider� que, como toda el agua y la tierra
del mundo constituyan una esfera, era posible rodearse de Oriente a Occidente,
andando por ella los hombres, hasta estar pies con pies los unos con los otros,
en cualquier parte que en op�sito se hallasen. En segundo lugar supuso y conoci�
por autoridad de autores aprobados que gran parte de esta esfera hab�a sido
ya navegada y que no quedaba, para ser toda descubierta, sino aquel espacio
que hab�a desde el fin oriental de la India, de que Ptolomeo y Marino tuvieron
noticia, hasta que, prosiguieron la v�a del oriente, tornasen por nuestro Occidente
a las islas de Cabo Verde y de los Azores, que era la tierra m�s occidental
que entonces estaba descubierta. En tercer lugar, entend�a que aquel dicho espacio
que hab�a entre el fin oriental, sabido por Marino, y las dichas islas de Cabo
Verde, no pod�an ser m�s que la tercera parte del c�rculo mayor de la esfera,
pues que ya el dicho Marino hab�a descrito por el Oriente quince horas o partes
de veinticuatro que hay en la redondez del mundo, y hasta llegar a las dichas
islas de Cabo Verde no faltaba cuasi ocho, porque aun el dicho Marino no comenz�
su descripci�n tan al Poniente. En cuarto lugar, hizo cuenta de que, si habiendo
Marino escrito en su Cosmograf�a quince horas o partes de la esfera hacia
el Oriente, no hab�a a�n llegado al fin de la tierra oriental, que no era cosa
razonable sino que tal fin estuviese mucho m�s adelante, y por consiguiente,
cuanto m�s �l se extiendese hacia el Oriente, tanto vendr�a a estar m�s cercano
a las dichas islas Cabo Verde por nuestro Occidente; y que si aquel espacio
fuese mar, ser�a f�cil cosa navegarlo en pocos d�as; y si fuese tierra, que
m�s presto ser�a por el mismo Occidente descubierta, porque vendr�a a estar
m�s cercana a las dichas islas. A esta raz�n ayuda lo que dice Estrab�n en el
libro XV
de su Cosmograf�a, haciendo que nadie lleg� con ej�rcito al
fin oriental de la India; y que Ctesias escribe que es tan grande como toda
la otra parte de Asia; y que Onesicrito dice que es la tercera parte de la esfera;
y que Nearco dice que tiene cuatro meses de camino por campo llano; y Plinio
dice en el cap�tulo 17 del libro VI
que la India es la tercera parte de la tierra.
Por manera que infer�a el Almirante que la tal grandeza causar�a que estuviese
m�s cercana a nuestra Espa�a por el Occidente. La quinta consideraci�n que hac�a
y que daba m�s autoridad a que aquel espacio fuese peque�o, era la opini�n de
Alfragano y sus secuaces, que ponen la redondez de la esfera muy menor que todos
los otros autores y cosm�grafos, no atribuyendo a cada grado de la esfera m�s
de cincuenta y seis millas y dos tercios. De la cual opini�n infer�a el Almirante
que siendo peque�a toda la esfera, de fuerza hab�a de ser peque�o aquel espacio
de la tercera parte que Marino dejaba por ignoto, y por tanto ser�a en menos
tiempo navegando. De donde asimismo infer�a, que pues aun no era sabio el fin
oriental de la India, que este tal fin ser�a el que est� cerca de nosotros por
el Occidente, y que por esta causa se pod�an llamar Indias las tierras que descubriese.
Por esto se ve con claridad cu�n equivocadamente un cierto Maese Rodrigo, 16arcediano que fue de Reina, en Sevilla, y algunos que le siguen, censuran al Almirante diciendo que no las deb�a llamar Indias, porque no lo son. Porque el Almirante no las llam� Indias porque hubiesen sido por otros vistas ni descubiertas, sino porque eran la parte oriental de la India allende el Ganges. A la cual India nunca alg�n cosm�grafo se�al� t�rmino con otra tierra ni provincia por el oriente salvo con el Oc�ano. Y por ser estas tierras lo oriental ignoto de la India, y no tener nombre particular, atribuy�le aquel nombre que ten�a la m�s propincua tierra, llamándolas Indias Occidentales. Mayormente que como �l supiese que a todos eran manifiesta la riqueza y grande fama de la India, quer�a provocar con aquel hombre a los Reyes Cat�licos, que estaban dudosos de su empresa, dici�ndoles que iba a buscar y hallar las Indias por la v�a del Occidente. Y esto le movi� a desear el partido de los reyes de Castilla m�s que de otro rey cristiano.