Hay en Tierra-Firme, en Castilla del Oro, muchas v�boras, seg�n y de la misma manera que las hay en Espa�a, y los que son picados de ellas muy presto mueren, porque pocos hombres pasan del cuarto d�a si presto no son socorridos; pero entre ellas hay una especie de v�boras menores que las otras, y de las colas son algo romas, y saltan en el aire a picar al hombre. E por esto algunos llaman tiro a esta manera de v�bora, y la mordedura de estas tales es m�s venenosas, y incurable las m�s veces. Una de �stas me pic� una india de las que en mi casa me serv�an, en un heredamiento, y fue muy presto socorrida con muchas cosas, y asimismo con la sangrar o dar lancetadas en un pie en que fue picada, y se hizo en ella todo lo que los cirujanos ordenaron; pero ninguna cosa aprovech�, ni le pudieron sacar gota de sangre, sino una agua amarilla, y antes del tercero d�a expir�, que ning�n remedio tuvo, y lo mismo acaeci� a otras personas; esta misma india que as� he dicho que muri� era de edad de hasta catorce a�os o menos, y muy ladina, porque hablaba castellano como si naciera y se criara toda su vida en Castilla, y dec�a que aquella v�bora que le hab�a picado en la garganta de un pie ser�a de dos palmos o poco m�s, y que salt� en el aire para la picar desde a m�s de seis pasos. E con aquesto concordaban muchas personas que ten�an conocimiento de las dichas v�boras o tiros, y que hab�an visto morir a otras personas de semejantes picaduras, y �stas son las m�s ponzo�osas que all� hay.