Manifiesto de Benito Ju�rez al volver a la capital de la Rep�blica3[Nota 3]

Benito Ju�rez, Presidente Constitucional de la Rep�blica Mexicana

Mexicanos:

El gobierno nacional vuelve hoy a establecer su residencia en la ciudad de M�xico, de la que sali� hace cuatro a�os. Llev� entonces la resoluci�n de no abandonar jam�s el cumplimiento de sus deberes, tanto m�s sagrados cuanto mayor era el conflicto de la naci�n. Fue con la segura confianza de que el pueblo mexicano luchar�a sin cesar contra la inicua invasi�n extranjera, en defensa de sus derechos y de su libertad. Sali� el gobierno para seguir sosteniendo la bandera de la patria por todo el tiempo que fuera necesario, hasta obtener el triunfo de la causa santa de la independencia y de las instituciones de la Rep�blica.

Lo han alcanzado los buenos hijos de M�xico, combatiendo solos, sin el auxilio de nadie, sin recursos, sin los elementos necesarios para la guerra. Han derramado su sangre con sublime patriotismo, arrostrando todos los sacrificios, antes que consentir en la p�rdida de la Rep�blica y de la libertad.

En nombre de la patria agradecida, tributo el m�s alto reconocimiento a los buenos mexicanos que la han defendido y a sus dignos caudillos. El triunfo de la patria, que ha sido el objeto de sus nobles aspiraciones, ser� siempre su mayor t�tulo de gloria y el mejor premio de sus heroicos esfuerzos.

Lleno de confianza en ellos procur� el gobierno cumplir sus deberes, sin concebir jam�s un solo pensamiento de que le fuera l�cito menoscabar ninguno de los derechos de la naci�n. Ha cumplido el gobierno el primero de sus deberes, no contrayendo ning�n compromiso en el exterior ni en el interior, que pudiera perjudicar en nada la independencia y soberan�a de la Rep�blica, la integridad de su territorio o el respeto debido a la Constituci�n y a las leyes. Sus enemigos pretendieron establecer otro gobierno y otras leyes, sin haber podido consumar su intento criminal. Despu�s de cuatro a�os, vuelve el gobierno a la ciudad de M�xico, con la bandera de la Constituci�n y con las mismas leyes, sin haber dejado de existir un solo instante dentro del territorio nacional.

No ha querido, ni ha debido antes el gobierno y menos debiera en la hora del triunfo completo de la Rep�blica, dejarse inspirar por ning�n sentimiento de pasi�n contra los que lo han combatido. Su deber ha sido, y es, pesar las exigencias de la justicia con todas las consideraciones de la benignidad. La templanza de su conducta en todos los lugares donde ha residido ha demostrado su deseo de moderar, en lo posible, el rigor de la justicia, conciliando la indulgencia con el estrecho deber de que se apliquen las leyes, en lo que sea indispensable, para afianzar la paz y el porvenir de la naci�n.

Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios ser� eficaz la protecci�n de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la Rep�blica.

Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las calamidades de la guerra, cooperaremos en adelante al bienestar y a la prosperidad de la naci�n, que s�lo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes y con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo.

En nuestras libres instituciones, el pueblo mexicano es el �rbitro de su suerte. Con el �nico fin de sostener la causa del pueblo durante la guerra, mientras no pod�a elegir sus mandatarios, he debido, conforme al esp�ritu de la Constituci�n, conservar el poder que me hab�a conferido. Terminada ya la lucha, mi deber es convocar desde luego al pueblo para que, sin ninguna presi�n de la fuerza y sin ninguna influencia ileg�tima, elija con absoluta libertad a quien quiera confiar sus destinos.

Mexicanos: hemos alcanzado el mayor bien que pod�amos desear, viendo consumada por segunda vez la independencia de nuestra patria. Cooperemos todos para poder legarla a nuestros hijos en camino de prosperidad, amando y sosteniendo siempre nuestra independencia y nuestra libertad.

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