III. ETERNIDAD

�LA MUERTE! All� se agota todo esfuerzo,
all� sucumbe toda voluntad.

�La Muerte! �Lo que ayer fue nuestro Todo
hoy s�lo es nuestra Nada!... �Eternidad!
�Silencio!... El m�ximo silencio
que es posible encontrar.
�Silencio!... �Ultrasilencio,
y no m�s! �Oh, no m�s!
�Ni una voz en la noche
que nos pueda guiar!

Ana, raz�n suprema de mi vida,
�d�nde est�s, d�nde est�s, d�nde est�s?

Se abisma en el abismo el pensamiento,
se enlobreguece, �al fin!, todo mirar
en esta lobreguez inexorable,
y desespera, a fuerza de esperar,
la m�s potente de las esperenzas.
            �Eternidad, eternidad!

                             23 de octubre de 1912

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