AL CONMEMORARSE el centenario de la liquidaci�n del imperio espa�ol, FONDO 2000 rinde homenaje a Jos� Rizal, promotor y mart�r de la Independencia de Filipinas.

Nacido en Calamba, en 1861, Rizal se destac� desde muy temprana edad por su intelecto l�cido y su encendida sensibilidad. Luego de sus primeros estudios en el Ateneo Municipal de Manila, Rizal pas� a Espa�a en 1882, d�nde estudio medicina y filosof�a y letras, obteniendo el doctorado en 1885. En la pen�nsula colabor� con el diario La Solidaridad y, junto con los filipinos, disemin� los primero fermentos independentistas a trav�s de repetidas argumentaciones y cr�ticas contra los abusos del imperio en su tierra natal. En 1886, adopt� la frase latina que significa "No me toques" para titular su primera novela, Noli me tangere, la cual es un retrato social de Filipinas y, al mismo tiempo, una fundamentada diatriba contra las �rdenes religiosas espa�olas y su actuaci�n en aquellos lares.

A lo largo de su vida, Rizal se destac� como m�dico, ling�ista agr�nomo, historiador, escultor, pintor, novelista y poeta. Public� en talago —su lengua materna—, espa�ol y franc�s los m�s variados op�sculos, f�bulas, leyendas, ensayos y tratados, de entre los cuales ofrecemos aqu� una m�nima selecci�n. El lector de estas p�ginas descubrir� un fascinante litoral literario que re�ne las costumbres desconocidas de Filipinas con las fabulaciones compartidas a trav�s de la prosa de un autor notable.

Hace cien a�os, Jos� Rizal conspir� abiertamente, por medio de sus ideas y escritos, y a la vez en colaboraci�n con los afiliados al grupo Katipunan, contra la soberan�a imperial espa�ola. Actualmente, la ciudad de Manila honra su memoria con un monumental obelisco, su cara aparece en los billetes y timbres de correo y el 30 de diciembre se considera d�a de fiesta nacional. Fue precisamente en esa fecha del a�o 1896 que Jos� Rizal fue fusilado, acusado de ser coautor de la insurreci�n de Independencia y fundador de asociaciones ilegales, no obstante las muchas manifestacionesa que hubo en su defensa, incluyendo la intercesi�n del afamado pol�tico espa�ol Francisco Pi y Margall.

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