206
Alaba el numen po�tico del Padre Francisco
de Castro, de la Compa��a de Jes�s, en un Poema
heroico en que describe la Aparici�n milagrosa
de Nuestra Se�ora de Guadalupe de M�jico,
que pide la luz p�blica.
LA COMPUESTA de flores Maravilla,
divina Protectora Americana,
que a ser se pasa Rosa Mejicana,
apareciendo Rosa de Castilla;
la que en vez del drag�n de quien humilla
cerviz rebelde en Patmos, huella ufana,
hasta aqu� Inteligencia soberana,
de su pura grandeza pura silla;
ya el Cielo, que la copia misterioso,
segunda vez sus se�as celestiales
en guarismos de flores claro suma:
pues no menos le dan traslado hermoso
las flores de tus versos sin iguales,
la maravilla de tu culta pluma.
207
A la sentencia que contra Cristo dio Pilatos;
y aconseja a los jueces que, antes de firmar,
fiscalicen sus propios motivos.
FIRMA Pilatos la que juzga ajena
sentencia, y es la suya. �Oh caso fuerte!
�Qui�n creer� que, firmando ajena muerte,
el mismo juez en ella se condena?
La ambici�n, de s� tanto lo enajena,
que con el vil temor, ciego, no advierte
que carga sobre s� la infausta suerte
quien al Justo sentencia a injusta pena.
�Jueces del mundo, detened la mano!
�Aun no firm�is! Mirad si son violencias
las que os pueden mover, de odio inhumano.
Examinad primero las conciencias:
�mirad no haga el Juez recto y soberano
que, en la ajena, firm�is vuestras sentencias!
208
A una Pintura de Nuestra Se�ora,
de muy excelente pincel.
SI UN pincel, aunque grande, al fin humano,
pudo hacer tan bell�sima Pintura,
que aun vista perspicaz en vano apura
tus luces o admirada, si no en vano:
el Autor de tu Alma soberano,
proporcionado campo a m�s hechura,
�qu� gracia pintar�a, qu� hermosura,
el Lienzo m�s capaz, mejor la Mano?
�Si estar� ya en la Esfera luminoso
el pincel, de Lucero grad�ado,
porque te amaneci�, Divina Aurora?
�Y c�mo que lo est�! Pero, quejoso,
dice que ni aun la costa le han pagado:
que gast� en ti m�s luz que tiene ahora.
209
A Se�or San Jos�, escrito seg�n el Asunto de un
Certamen que ped�a las met�foras que contiene.
NACE de la escarchada fresca rosa
dulce abeja, y apenas aparece,
cuando a su regio natalicio ofrece
tutela verde, palma victoriosa.
As� Rosa, Mar�a, m�s hermosa,
concibe a Dios, y el vientre apenas crece,
cuando es, de la sospecha que padece,
el Esp�ritu Santo Palma umbrosa.
Pero cuando el tirano, por prenderlo,
tanta inocente turba herir pretende,
s�lo Vos, �oh Jos�!, vais a esconderlo:
para que en Vos admire, quien lo entiende,
que Vos bast�is del mundo a defenderlo,
y que de Vos, Dios solo le defiende.
210
Al retardarse San Juan de Sahag�n en consumir
la Hostia Consagrada, por aparec�rsele
en ella Cristo visiblemente.
�QUI�N, que regale visto y no comido,
el Le�n, ya panal, imaginara?
�Qui�n, que dulzura tanta se estorbara
lo muy sabroso, por lo muy florido?
�Oh Juan, come y no mires, que a un sentido
le das celos con otro! �Y qui�n pensara
que al Fruto de la Vida le quitara
lo hermoso, la raz�n de apetecido?
Manjar de ni�os es el Sacramento,
y Dios, a ojos cerrados, nos provoca
a merecer, comiendo, su alimento.
S�lo a San Juan, que con la vista toca
a Cristo en �l, fue m�s merecimiento
abrir los ojos y cerrar la boca. |