Mart�nez Ruiz, 1898

Erecto ante las inclemencias del tiempo, magro, con el pelo entre rubicundo y canoso. Mart�nes Ruiz —hoy el primero de nuestros prosistas— se acerca como de puntillas a la serena edad de los ochenta a�os. Cuando el a�o 98, cartel�n expresivo de esa generaci�n que �l bautiz�, cumpli� sus cincuenta a�os, Mart�nez Ruiz hubo de sumar los veinticinco que ya ten�a cuando se nos vino encima el a�o del triste desastre.

Aunque era el m�s joven de la generaci�n, Mart�nez Ruiz no hab�a tenido una juventud titubeante, cual muchos de sus compa�eros. Desde sus primeros pasos independientes, todos hab�an sido dirigidos hacia la meta de la literatura. Hab�a de conseguir el �xito porque de otra manera con �l se hubiese frustrado la m�s completa personalidad de escritor que nunca las letras espa�olas pudieron presentar.

Nacido en Mon�var, despu�s de estudiar el bachillerato con los escolapios de Yecla, cuyo recuerdo habr�a de revivir en Las confesiones de un peque�o fil�sofo, a los diecis�is a�os ingres� en la universidad valenciana, con �nimo de seguir los estudios de derecho.

Adem�s de estudiante de jurisprudencia, Mart�nez Ruiz ya era un escritor en ciernes. En una obra reciente nos ha confesado: "La primera obra literaria m�a, a los ocho a�os, fue una obrita teatral, que representamos como pudimos, en el zag�an de una casa, varios amiguitos".

Pero su primera obra literaria fue un discurso. "Yo hice un peque�o discurso, es decir, lo escrib� en un cuadernito, con mucho cuidado, con esa meticulosidad forzada que ponen los ni�os —inclin�ndose violentamente, apretando los labios— en sus empe�os. "Cuando termin� de leerlo, ante la concurrencia profesoral e infantil, todos callaron; luego hubo elogios, quiz�s presentimiento de un futuro hombre pol�tico que todos creen estar viendo nacer.

Comienza para Mart�nez Ruiz, en Valencia, una vida a la que todav�a no ha dado fin: la biblioteca silenciosa de la universidad, "casi siempre desierta", las librer�as de viejo, donde por muy pocos reales ir�a comprando tantas y tantas joyitas hoy revividas gracias al milagro de la prosa glosadora...

All� tambi�n aparec�a el primer art�culo period�stico. Art�culos cortos y terribles de propaganda anarquista en El Pueblo, de Blasco Ib��ez, y luego, m�s tarde, m�s reposadas cr�ticas teatrales en El Mercantil Valenciano, de Castell.

A los veinte a�os, dio a la imprenta su primer libro. Bueno; se trataba de un folleto de 55 p�ginas, que titul� "Morat�n (Esbozo)", que bajo el seud�nimo de "C�ndido" hab�a escrito a ratos perdidos "y sin pretensiones". En el breve pr�logo anunci� que era el primero de algunos m�s que sobre asuntos de nuestras letras o de las ajenas ir�a escribiendo.

Impreso en Valencia y editado por Fernando Fe, de Madrid, apareci� al a�o siguiente su segundo librito. Se llamaba �ste "Buscapi�s (S�tiras y cr�ticas)", y lo public� en esta ocasi�n bajo el seud�nimo de "Ahrim�n". Para completar sus ciento y pico de p�ginas, Mart�nez Ruiz ha cometido la picard�a de incluir entre las �ltimas su folletito de "Morat�n". Hoy se lo agradecemos los bibli�manos, que de otra manera no poseer�amos de su obra m�s que referencias.

En 1895 public� Notas sociales y Anarquistas literarios. Al siguiente, Literatura, folleto compuesto de un par de art�culos titulados "La juventud espa�ola" y "Revista literaria". En este �ltimo habl� de Bonafoux, Gald�s, "Clar�n", Altamira, Ruiz Contreras, etc. Del primero son estas l�neas, que demuestran su reacci�n ante los zarpazos de la lucha literaria: "El escritor novel encuentra a cada paso la eterna pared de que hablaba Larra. Primero ha de vencer la indiferencia de la cr�tica, �y qu� cr�tica la nuestra!, despu�s la indiferencia del p�blico".

Es que aquel a�o Mart�nez Ruiz se hab�a trasladado a Madrid y sab�a ya de experiencias dolorosas. Su calvario por las redacciones, las calamidades econ�micas pasadas en aquel tercer piso de la calle de Jacometrezo, van sin pulir ni retocar a las p�ginas del diario que en 1897 titular� Charivari. �l mismo lo se�ala en el pr�logo: "All� va eso, tal como lo he escrito, apasionado, discordente, ca�tico".

Tambi�n en 1897 es la publicaci�n de Bohemia, bosquejo de cuentos que, andando el tiempo, se transformar�n en joyas literarias. El a�o del desastre colonial public� Mart�nez Ruiz un librito donde alterna cr�tica con aforismos, relatos con imprecaciones, que titul� Soledades. Antes de terminar estos doce meses de dolor, quiz� para vengar ofensas a su dignidad, dio a la estampa un folleto de 46 p�ginas, en el que, bajo el t�tulo de "Pecuchet demagogo", hizo la semblanza de Nakens, periodista anticlerical, muy en boga en aquellos a�os.

Aunque s�lo hac�a unos meses que "Clar�n" —el hombre que pone y quita famas literarias— le hab�a dado el gran espaldarazo del �xito, al Mart�nez Ruiz de 1898 le dol�a su vida, le dol�a el ambiente: "En Madrid no hay arte, ni periodismo, ni ingenio. No hay m�s que una eterna, prolija, inteminable discusi�n sobre Silvela, sobre Sagasta, sobre Gamazo".

Hac�a Mart�nez Ruiz en aquellos tiempos una vida triste de periodista que quer�a huir de esa bohemia que se pasaba los d�as en esos caf�s apestosos y hediondos —el Suizo, el Le�n de Oro, el Ingl�s—. Prefer�a comerse un seco panecillo en su bohardilla fr�a, a vender su pluma como tantos y tantos mercachifles que entonces pululaban por el periodismo. "Un pa�s donde la juventud escribe art�culos por un caf� —dir� Mart�nez Ruiz— es un pa�s perdido."

* Autobiograf�a de Mart�nez Ruiz

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