9. El imperialismo y el colonialismo en el siglo XIX


Corresponde a la sesi�n de GA 3.9 EL IMPERIALISMO Y EL COLONIALISMO EN EL SIGLO XIX.

A principios del siglo XIX, Inglaterra y Estados Unidos, que hab�an alcanzado un alto grado de desarrollo econ�mico e industrial, comenzaron a expandirse con mayor fuerza por diversas regiones del planeta.

Inglaterra coloniz� Australia, Nueva Zelanda, la India, Sud�frica, y muchas otras regiones del mundo. Esta colonizaci�n tuvo, como primer objetivo, adquirir materia prima para abastecer su industria y establecer puestos de aprovisionamiento para sus barcos mercantes. Posteriormente, en estas regiones los ingleses instalaron gobiernos dirigidos desde Inglaterra. Sin embargo, la colonizaci�n trajo consigo la explotaci�n y esclavitud de los nativos de esas tierras.

En el caso de Estados Unidos, luego de lograr su independencia de Inglaterra en 1776, iniciaron una pol�tica de expansi�n hacia la costa oeste. Negociaron con Inglaterra los territorios del noreste; compraron a Francia el territorio de Luisiana en 1803; Espa�a les cedi� la Florida en 1819, y anexaron Texas a su territorio en 1836. En los territorios ocupados, Estados Unidos permiti� a los colonizadores crear gobiernos propios que se unificaron en un gobierno federal. Los nativos de las regiones colonizadas fueron expulsados, recluidos en espacios delimitados llamados reservaciones, o exterminados.

Para lograr la colonizaci�n territorial, y el dominio pol�tico y comercial de regiones tan distantes, el desarrollo del transporte mar�timo cobr� especial importancia. Los lentos barcos de vela fueron sustituidos por buques de mayor tonelaje que transportaban m�s mercanc�a en menor tiempo.

Conforme avanzaba el siglo XIX, nuevas potencias pasaron a ocupar un lugar importante en el equilibrio pol�tico mundial: Alemania, Rusia y Jap�n.

A principios del siglo XIX, no exist�a lo que hoy conocemos como Alemania. Los peque�os reinos que se encontraban ah�, no hab�an formado una naci�n debido a la organizaci�n pol�tica feudal que imperaba. Hacia 1830, un acuerdo econ�mico que permit�a el libre tr�nsito de productos constituy� el antecedente para la unificaci�n de los peque�os reinos germanos en un gran Estado alem�n.

El canciller prusiano Otto von Bismarck logr� finalmente la creaci�n de un nuevo imperio alem�n, despu�s de haber derrotado a Francia en la guerra franco-prusiana en 1871.

Por otra parte, la situaci�n del Imperio ruso en los comienzos del siglo XIX era incierta. Rusia viv�a bajo una organizaci�n feudal: los campesinos trabajaban la tierra para los terratenientes o se�ores feudales; el zar gobernaba el imperio y rechazaba cualquier intento de reforma democr�tica.

A partir de 1856, la situaci�n comenz� a cambiar. El zar Alejandro II liber� a los campesinos de su condici�n de siervos, mediante un pago que hizo el gobierno a los terratenientes; permiti� la creaci�n de asambleas locales y promovi� la formaci�n de una asamblea llamada Duma.

En el Lejano Oriente, Jap�n hab�a sido gobernado durante siglos por antiguas casas din�sticas de tipo feudal, haciendo a un lado el poder del emperador. En 1868, el emperador Meiji recobr� la autoridad imperial e inici� una serie de reformas que pretend�an introducir en Jap�n los avances pol�ticos, econ�micos y sociales de Occidente.

Las reformas emprendidas por Meiji consideraron: la liberaci�n de los siervos del poder de los shogunes o se�ores feudales; la divisi�n territorial de Jap�n en prefecturas para descentralizar el poder, y la elaboraci�n de una constituci�n que se fundamentaba en las constituciones elaboradas en Occidente.

Las reformas pol�tico-sociales adoptadas en Alemania, Rusia y Jap�n, prepararon el camino para que se llevara a cabo en esas naciones un impresionante desarrollo industrial.

En Alemania, el gobierno foment� la libre compra y venta de productos elaborados en su territorio, alentando as� el crecimiento de su industria. Los bancos alemanes apoyaron con pr�stamos y cr�ditos a los industriales para que establecieran f�bricas, impulsando preferentemente la industria sider�rgica por la demanda de acero que hab�a en el mercado internacional, convirti�ndose la econom�a alemana en una de las m�s vigorosas de Europa.

Por su parte, la econom�a rusa se favoreci� con la construcci�n del ferrocarril. A partir de 1870 se transportaron hierro, carb�n y petr�leo, desde lugares alejados. Sin embargo, la falta de bancos e instituciones de cr�dito fue uno de los principales obst�culos para el desarrollo de la industria rusa. Este problema se comenz� a resolver cuando algunos bancos franceses invirtieron capitales en el ramo industrial ruso.

En Jap�n, el establecimiento de una industria moderna de corte capitalista, apoyada en maquinaria y obreros, inici� el proceso de industrializaci�n del pa�s. El gobierno imperial orden� una serie de impuestos sobre el uso de la tierra, los cuales se destinaron a la construcci�n de las industrias necesarias para el despegue de la econom�a moderna. La ayuda del exterior consisti� en la llegada de asesores t�cnicos y expertos ingenieros occidentales, que se encargaron de echar a andar la joven industria japonesa.

As�, Alemania, Rusia y Jap�n en poco tiempo alcanzaron el nivel de desarrollo de otras potencias industriales y pol�ticas en el plano internacional.

En el caso de las regiones dominadas por las potencias colonialistas, �stas padecieron los estragos de la desmedida ambici�n y poder, producto de la industrializaci�n.

En la India, hacia 1820, los ingleses conquistaron el territorio por medio de campa�as militares, convirti�ndose en due�os de casi toda la regi�n y obteniendo el control comercial de la zona. Sin embargo, estas formas de control no impidieron las rebeliones de los hind�es, que fueron reprimidos sangrientamente.

En China, los mercaderes ingleses encontraron en el opio un negocio muy lucrativo. En la Guerra del Opio, entre 1839 y 1842, China perdi� y tuvo que entregar a los ingleses la isla de Hong Kong, y permitir el tr�fico de opio en su territorio.

El caso de Africa es m�s dram�tico a�n. Muchas naciones europeas colonizaron este continente desde el siglo XVI, pero con m�s fuerza en el siglo XIX.

Entre 1800 y 1865, comerciantes, militares, administradores, aventureros y misioneros ingleses, franceses, belgas, portugueses, estadounidenses y holandeses comenzaron a dominar extensas regiones africanas: El Cabo, Sud�n. Maputo, Ghana, Argelia, Gab�n, Gambia, Guinea, Mozambique, Suazilandia y varios mas.

A partir de 1860, las potencias entraron en conflicto por el dominio de diferentes regiones del mundo. Esta situaci�n llev� a los pa�ses colonialistas a arreglar sus diferencias en la Conferencia de Berl�n efectuada en 1884. Quince pa�ses colonialistas europeos, americanos y asi�ticos se repartieron los territorios de Africa, la cual no pudo liberarse totalmente del dominio colonial hasta 1960.

Los efectos del colonialismo por la b�squeda de materia prima para alimentar la industria de las grandes potencias, se pueden apreciar en los actos de guerra y violencia mediante los cuales se hicieron presentes los dominadores sobre los dominados.

Imposici�n de sistemas econ�micos, agotamiento de los recursos naturales y destrucci�n de culturas aut�ctonas son algunas de las consecuencias de la industrializaci�n y de los afanes colonialistas de las potencias en el siglo XIX.


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