...hace
mucho tiempo, un ni�o al que le hab�an contado hermosos cuentos que terminaban
con finales felices. En aquellos relatos, los malos siempre eran castigados y
los buenos recompensados por sus sacrificios. Como el ni�o era muy curioso e
inquieto, cuando sus padres le le�an los cuentos, �l constantemente los
interrump�a para hacerles preguntas, como: “�Y, d�nde se encontraba el
pap� de Cenicienta mientras ella era maltratada por su madrastra? �Por qu�
Cenicienta no form� un sindicato de trabajadoras dom�sticas para defenderse de
sus hermanastras? �Por qu� todos los pr�ncipes tienen que ser guapos, fuertes y
valientes?”
Sus padres se desconcertaban porque el ni�o no
dejaba de preguntar e imaginar cosas que en el cuento no estaban dichas.
Este
peque�o ni�o fue creciendo y sus preguntas sobre los cuentos que le�a y escuchaba iban en aumento. Comenz� a
buscar versiones distintas de los relatos de siempre, y pon�a mucha atenci�n a
lo que �stas contaban y c�mo lo contaban. Se invent� el juego de comparar
versiones, cambiar el estereotipo o modelo de los personajes; transform�
sucesos antes serios y acartonados por otros m�s graciosos, festivos y
burlescos. Hasta que un d�a, convertido en adolescente, descubri� el secreto de
las historias.
�Quieres conocer ese secreto? Durante esta secuencia
descubrir�s que los cuentos cuentan m�s cosas de las que dicen con todas sus
letras. Presentan de manera impl�cita estereotipos femeninos y masculinos, esto
es: representaciones de hombres y mujeres que muestran ciertos ejemplos de
belleza, de conducta moral y de actitud, los cuales pueden ser descubiertos
mediante una lectura cr�tica. Tambi�n encontrar�s que una historia puede ser
contada en distintas versiones, como las parodias que leer�s, las cuales son
versiones festivas y burlescas de los cuentos cl�sicos.
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