Comentario de la obra


El Estado de México es, comparativamente, uno de los estados más pequeños de la federación; sin embargo, posee una notable variedad de regiones geográficas: desde cumbres heladas hasta cañadas de tierra caliente. Por si fuera poco, a esto se añade una extensa variedad de regiones socioeconómicas, que van desde la zona metropolitana y sus innumerables contradicciones hasta las pobres y despobladas regiones del sur.

Su complejidad histórica recoge el legendario tramado prehispánico de un conjunto de culturas que conocieron distintos y variados niveles de desarrollo: desde Teotihuacan y Tula hasta el nacimiento y fin del Imperio mexica. Fueron precisamente las tierras del actual Estado de México las que albergaron los señoríos chichimecas y otomíes.

Esta Breve historia del Estado de México muestra también el intenso proceso de conquista y desarrollo del mundo colonial y el quiebre del mismo. De gran relevancia es el estudio del siglo XIX y el doloroso proceso de fragmentación del estado en aras de la formación y consolidación nacional.

El recorrido histórico que se hace en esta obra toca muchas veces la frontera local regional y nacional. Los autores logran dibujar con trazo firme los fenómenos particulares de cada ámbito; así surge un proceso que, más allá de lo rural, va diseñando un estado cada vez más urbano e industrial, particularmente después de 1940. Por otra parte, también se hace evidente una población cada vez más numerosa, que llega desde otros estados de la república, hasta conformar la entidad más poblada del país.

La fragmentación regional y la complejidad histósica del Estado de México han determinado la necesidad de escribir y pensar su historia como una unidad, no tanto en términos fisicos y geográficos sino más bien como un intento por encontrar los límites históricos y estructurales de su identidad.


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