Con la cooperación federal se construyeron 397 kilómetros de carreteras: de Toluca a Palmillas, de Toluca a Ixtapan de la Sal, de Tlalnepantla a Progreso Industrial, de Toluca a Valle de Bravo, de Texcoco a Maldonado, de Atlacomulco a El Oro y de Otumba a San Martín de las Pirámides. La revolución comercial no se hizo esperar, mas nuevamente la ciudad de México impondría sus condiciones.
La introducción de agua suficiente se hizo con éxito en Zumpango, Capultitlán, Atlacomulco y Toluca, donde la contaminación del agua provocaba numerosas enfermedades. La capital del estado, a la sazón con 43 000 habitantes, contaría en adelante con bastante líquido potable. En cuanto a centros de salubridad pública, Fabela inauguró hospitales en Atlacomulco, Ixtlahuaca, Texcoco y Sultepec. Amplió el de Toluca y reconstruyó el de Tlalnepantla, donde por otra parte levantó un gran rastro. Los animales tampoco escaparon a la atención del humano gobernante. Por primera vez en el país se elevó al rango de ley la protección de animales.