Mayor aún era la presencia del poder extranjero en la minería. En Sultepec (mina La Bella Mañana) estaban los intereses del español Ernesto de Silva; en Temascaltepec (mina El Rincón) los de Antero Muñúzuri, también español; mientras que en El Oro entraban los anglosajones con Guillermo Brockman (mina El Buen Despacho); la compañía The Bristish Gold Mines of México (mina El Carmen), y otra compañía inglesa, The México Venture Sindicate (mina México). En Zacualpan la principal negociación minera (El Alacrán) no estuvo presidida por extranjeros, sino por el yerno de don Porfirio, Ignacio de la Torre; quien, sin embargo, contaba con socios extranjeros.
En cuanto a la industria de la bebida, fue célebre en todo el país la cerveza
Toluca, elaborada por el alemán Santiago Graf. Se contaba con renombrados molinos
de trigo, como el de La Industria, en Aculco, y los de San Miguel y de la Unión,
en Toluca, propiedad este último de la familia Henkel. Diversos productos alimenticios
elaboraba el español Demetrio Barenque.
Lo principal de la industria textil se había reunido en la Compañía Industrial
de Hidalgo, Tejidos y Estampados San Antonio Abad y Anexas, Barrón, La Colmena
y Miraflores, con fábricas establecidas en diversos rumbos, como Tlalnepantla
y Tlalmanalco. Seguíale la Industria Nacional, con fábrica en Toluca, y la de
Tomacoco en Amecameca. Continuaba en primera línea la antigua industria de San
Ildefonso, en Nicolás Romero, de capital inglés y dedicada a mantas, casimires
y alfombras. Como ejemplos de la industria de la construcción cabe mencionar
la San Andrés Construction, de ladrillos prensados, junto a Teoloyucan; y de
igual giro, la San Bernardo, por Zinacantepec. Finalmente, la Fábrica de Papel
San Rafael y Anexas, en Tlalmanalco, excepcional por su técnica moderna, poseía
máquinas que podían producir hasta 30 toneladas diarias de papel.