El maderismo había prendido en diversos grupos de nuestra provincia. Entre sus integrantes cabe mencionar a Valentín y Heriberto Enríquez, Cirilo Cancelada, Gabino Hernández, Loreto Bustos, Moisés Legorreta y José Medina. Por el sur aparecieron grupos alzados con Alfonso y Joaquín Miranda a la cabeza. Ante las noticias de estos alzamientos, el gobernador González ordenó que los rebeldes apresados fueran pasados por las armas. En marzo de 1911 se suspendieron las garantías y el gobernador asumió facultades extraordinarias. Pero la dictadura se derrumbaba. Una vez celebrados los Tratados de Ciudad Juárez, Porfirio Díaz renuncia y el gobernador González hace lo mismo en mayo de 1911. En la República queda de presidente interino Francisco León de la Barra y en el Estado de México asume el cargo de gobernador Rafael M. Hidalgo, quien de inmediato emprende una política de conciliación.
Andrés Molina Enríquez, después de presentar infructuosamente su candidatura para gobernador del estado, el 23 de agosto de 1911 lanza el Plan de Texcoco en que desconoce al gobierno de De la Barra, suspende el orden constitucional hasta que por el pleno dominio de las fuerzas revolucionarias se haga la paz en la República, y establece el fraccionamiento de latifundios, así como la regulación de los salarios. Molina Enríquez es capturado y reducido a prisión. Algunos de los comprometidos con él, como Alfonso Miranda y Jesús Salgado, se vincularán con el movimiento del sur, que ya había resurgido: por Ocuilan y hasta Ozumba con José Trinidad Ruiz, y por Sultepec con otros. Varios de los alzados, en un principio "maderistas", se van acercando a Zapata, quien también se había levantado contra Madero ante la tardanza de la reforma agraria.