Agustín Millán promovió el deporte y las organizaciones obreras revolucionarias. Pero sus intentos de integrar diversas tendencias fueron mal vistos por algunos obreros que andando el tiempo serían la base del Partido Laborista en el estado. La crisis financiera continuaba y se agravó con la terrible epidemia conocida como "influenza española". La escasez y el hambre se resintieron agudamente. Hacendados y comerciantes especularon con la situación, como Ramón Rodríguez; mas no faltó el gesto generoso: José Julio Barbabosa abrió sus trojes y mató su ganado para subvenir a la deprimida población.
En materia educativa el gobierno de Millán tiene algún éxito. Se restaura el servicio de inspectores escolares. La escolaridad aumenta. Se amplía la Escuela de Artes y Oficios de Varones y se renueva la de Obstetricia. Se retorna la idea de Villada de crear centros de capacitación para maestros improvisados. Ahora se llamarán Escuelas Prácticas Normales.
Proseguía la lucha contra el indomable zapatismo, pues Genovevo de la O aún daba quehacer dentro de la entidad. Y a pesar de que Emiliano Zapata cayera muerto en la celada de abril de 1919, el movimiento seguiría bajo Gildardo Magaña. Sin embargo, el conflicto entre Carranza y Obregón cambiaría la suerte.
En efecto, Carranza hizo a un lado a Obregón en la sucesión presidencial y éste lo desconoció. El Plan de Agua Prieta fue la señal para que muchos militares voltearan la espalda al que había sido su Primer Jefe. Obregón buscó una alianza con los zapatistas. Gildardo Magaña y Genovevo de la O la concertaron, con la promesa por parte de Obregón de reconocer al zapatismo dentro de la familia revolucionaria y echar a andar la reforma agraria. Millán, por su parte, permaneció fiel a Carranza, acompañándolo en su salida de la capital. El gobernador cayó muerto en Aljibes defendiendo a Carranza, quien sería asesinado días después.