5. El latifundio en Nayarit

5. El latifundio en Nayarit


En 1930, en Nayarit la mayoría de la población trabaja en el campo. La riqueza del estado es fundamentalmente agrícola, y como esa riqueza está en unas pocas manos, unas personas controlan la vida económica y el trabajo del Estado. En 1926 hay 2 210 predios rústicos, de los cuales 31 son de más de 10 000 hectáreas con 71.5% de la superficie (y 49% del valor). Los extranjeros controlan 52% de la superficie (36% del valor).

El símbolo de esta situación es la Casa Aguirre, de nacionalidad española, con sus enormes propiedades de cerca de un millón de hectáreas: 30 haciendas, ranchos ganaderos, ingenios e industrias. En Tepic posee múltiples fincas y predios, las fábricas textiles de Jauja y Bellavista, la planta eléctrica, la concesión de las aguas, el comercio del petróleo y de la gasolina, la madera, etc. En Chilapa y varios ranchos pastan decenas de miles de vacas. Se dice que llega a comprometerse a vender hasta 10 000 novillos de un solo color. En sus buenas tierras producen también frutales, arroz, caña de azúcar y otros cereales.

Todo un poder en las manos de una sola familia ejerce una influencia tal que se dice que pone y quita gobernadores y generales. Es dueña de vidas y haciendas, y entre la gente predomina la idea de que si la casa Aguirre desapareciera los nayaritas se morirían de hambre.

Hay otros latifundios, menos importantes, de tal manera que las propiedades de más de 500 hectáreas cubren 96% de las tierras agrícolas. Treintaiún predios de más de 10 00 hectáreas controlan 1 300 000 hectáreas de un total de 1 800 000, o sea el 72%. Pertenecen a los Aguirre, Delius, Romano, Menchaca, Corcuera, Flores, Fernández del Valle, Maisterrena, etcétera.

El artículo 27 de la Constitución elaborada por los revolucionarios dio al estado el poder de intervenir en el problema agrario y de repartir el latifundio. Cosa más fácil de redactar en forma de ley que de poner en práctica. De tal manera que hasta 1930 no se había hecho gran cosa. La represión del general Santiago en 1919, la del gobernador Pascual Villanueva en 1922 y los apoyos decisivos conseguidos por la Casa Aguirre durante muchos años fueron suficientes para conservar el latifundio. Se dice que "prestó" 500 00 pesos a la causa constitucionalista en 1914, ¡y ya!

Desde que se inició la reforma agraria hasta el año de 1926 la superficie afectada por dotaciones y restituciones de tierras para ejidos representó el 1.66% de la extensión total de Nayarit, o sea bien poca cosa frente a 1 300 000 hectáreas de los 31 grandes latifundios. Tal reparto agrario no molestó a nadie, tampoco molestaban los cuatro sindicatos agraristas de Tepic, La Escondida, La Mora y Tuxpan con sus 700 afiliados.


Índice generalAnteriorÍndice de capítuloSiguiente