El artículo tercero de la Constitución insistía en las responsabilidades del Estado en cuestión de enseñanza. Acuérdense que en 1900 en Nayarit no había más de 13 000 niños en las escuelas primarias públicas y que el 73% de la población no sabía leer ni escribir. Esa tasa cayó a 68% en 1910, 59% en 1921, 55% en 1930 y 40% en 1950, y esa evolución se debe al gran número de escuelas primarias abiertas entre 1910 y 1950. Claro que la distancia entre las intenciones y los resultados se quedó como de aquí a la Luna, no obstante lo numeroso de las escuelas y de los maestros. Las ciudades se beneficiaron más que el campo y la educación rural no tuvo mucho éxito. Las escuelas secundarias heredaron el buen sistema prerrevolucionario, se abrieron prevocacionales y vocacionales.
La enseñanza superior nació en Tepic en 1930 con la creación del Instituto del Estado de Nayarit. Éste controló de 1930 a 1962 la enseñanza secundaria, industrial, comercial, superior y las escuelas normales. Su primer rector fue el gran escritor jalisciense Agustin Yáñez. De 1930 a 1938 el Instituto sufrió directamente las borrascas políticas, porque cada cambio de gobernador provocaba cambio de rector. Así, cuando en 1931 México decidió la disolución de los poderes locales, hubo cuatro rectores seguidos. La grave inestabilidad de las autoridades políticas afectó la obra educativa. Con la estabilización política (Francisco Parra es el primer gobernador en terminar su periodo 1934-1937), se consolidó el Instituto. De 1938 a 1945 hubo un solo rector y se creó la escuela de enfermería; de 1946 a 1951, Roberto Villalobos fue rector y director de Educación. Así se preparó el nacimiento de la Universidad (1969).
En Nayarit, como en todo el país, la escuela sufrió también con los pleitos provocados por la "educación socialista", antes de 1940, en tiempo del presidente Cárdenas. Fue interpretada por cada quien de acuerdo con sus intereses y su posición, y algunos la jalaron del lado de la enseñanza antirreligiosa. Eso hirió los sentimientos de los católicos y causó un sinfín de problemas, conflictos y violencias. Otra vez hubo brotes guerrilleros en el campo y los bandoleros se aprovecharon: "a río revuelto, ganancia de pescadores". Así como los políticos. Nació entonces y se desarrolló un movimiento contrarrevolucionario de inspiración católica, el sinarquismo. Tuvo mucha fuerza en esos años, 1937-1941, y decreció rápidamente después. Surgió un partido de oposición, Acción Nacional (PAN),
para contrarrestar pacíficamente al partido revolucionario. (El Partido Nacional Revolucionario (PNR),
fundado en 1929, se transformó en Partido de la Revolución Mexicana (PRM),
y más tarde en el actual PRI,
Partido Revolucionario Institucional). Pero tan pronto como los exaltados que declararon la guerra a Dios (eso decían ellos) fueron despedidos por el general Cárdenas, se acabó la inquietud. Cárdenas declaró "no compete al gobierno promover campañas antirreligiosas". De allí en adelante se toleró a los católicos y a los protestantes, se permitió a la gente que creyera en Dios, los santos, los demonios y las ánimas, y que asistiera a misas, rosarios y fiestas religiosas.
Con eso y con el reparto agrario, la oposición perdió mucha fuerza y el gobierno ganó estabilidad, tanto nacional como regionalmente.