Hubo una nueva segregación jurisdiccional al ser creado otro obispado, con casi la mitad del estado de Nuevo León, del municipio de Allende hacia el sur.
Linares estaba predestinada a ser asiento de una silla episcopal. El papa Juan XXIII, por bula del 2 de junio de 1962, creó la nueva diócesis de Linares. El 22 de agosto del mismo año fue consagrado en su catedral el primer obispo, Anselmo Zarza y Bernal, quien gobernó hasta 1966. El 21 de septiembre de ese año tomó posesión el segundo prelado, Antonio Sahagún y López. El 24 de septiembre de 1974 fue consagrado su sucesor Rafael Gallardo, de la orden de San Agustín, quien fuera promovido a la diócesis de Tampico en 1987, por lo que le sucedió el obispo Ramón Calderón Batres.