DESPUÉS DEL COMBATE DE TOPO CHICO, en las cercanías de la ciudad, el general González estableció su cuartel en San Nicolás de los Garza. En junta con jefes y oficiales se acordó atacarla el 23 de octubre de 1913, formulándose el plan de operaciones.
Monterrey estaba defendida por el general Adolfo Iberri, con su jefe de estado mayor, Juventino Díaz; el Cuerpo de Defensa Social, al mando del ingeniero Genaro Dávila y su segundo José B. Nandín; la Brigada Irregular del general Miguel Quiroga, compuesta por los escuadrones: "De los Santos", "García Quiroga" y "Alvarez del Castillo"; el regimiento del general Benjamín Argumedo; el escuadrón de Valente González y los batallones y regimientos que mencionaremos al referir los pormenores del ataque. Participó también en la defensa la policía local, al mando de Francisco Santibáñez. Los servicios médicos estuvieron a cargo del doctor Andrés Tamez.
A las 9 de la mañana del día 23, Jesús Carranza atacó el obispado, en afán de destruir la vía del ferrocarril a Saltillo. Mientras tanto Antonio I. Villarreal, con el escuadrón del mayor Jesús Soto, avanzó hasta el cuartel número 1 (esquina de Madero y Corona, actual escuela Presidente Calles), cuyos defensores se rindieron. Hubo allí fusilamientos en masa y los atacantes se proveyeron de caballos, armas y parque en abundancia.
Por ese mismo rumbo los escuadrones de Fortunato Maycotte e Idelfonso Castro lograron llegar hasta la Alameda. Desde allí se lanzaron sobre la Penitenciaría (Pino Suárez entre Aramberri y Espinoza), donde se combatió a quemarropa. El edificio estaba defendido por el capitán federal Ponce de León.
En el cruzamiento de 15 de Mayo y Cuauhtémoc estaba atrincherado el teniente José Pérez Garza, conteniendo el avance. Los mercados "Colón" y "Juárez" estaban defendidos por el capitán Ángel M. Morales, del 6° Regimiento, Enrique Vargas y Pedro Ochoa, del 12°, el teniente coronel Enrique Luebert, el mayor Enrique Miranda y el capitán Arellano.
Eludiendo los atrincheramientos federales situados en la calzada Unión (Madero) y Doctor Cos, los revolucionarios, mandados por Francisco Murguía y Reinaldo Garza, atacaron la línea oriente, capturando la villa de Guadalupe. Vecinos de ese lugar recuerdan que los jefes de uno y otro bandos se hallaban en los portales del ayuntamiento, bebiendo y contando chascarrillos, "dirigiendo", a distancia, el ataque; y comentan que cuando sus subalternos les daban parte de haber tomado tal o cual punto, los jefes se lustraban las botas para entrar triunfantes al lugar capturado, sin haberse arriesgado en lo más mínimo.
La gente de Reinaldo Garza avanzó por Madero hasta la Estación del Golfo; Ricaut atacó el Cuartel Terminal (esquina de Madero y Félix U. Gómez) y Murguía avanzó por la fundidora hasta el barrio de la Luz, intentando acercarse hasta el palacio de gobierno; entretanto, las fuerzas de Atilano Herrera, replegando a las avanzadas federales de Manuel Rocas hasta la calle de Mina, lograron llegar hasta San Luisito, al sur del río.
El día 24 los combates fueron más violentos. Las fuerzas federales defensoras de la ciudad recibieron importantes refuerzos. No obstante haber sido destrozadas las vías, las fuerzas de Ricardo Peña llegaron a caballo y a pie. Entró primero el Cuerpo Rural del comandante Enrique Pérez, que constituía la vanguardia, y luego el contingente del coronel Genaro B. Trías.
Los carrancistas, situados tras la cervecería, habían logrado instalar su cuartel en la Estación del Golfo. En las refriegas sostenidas en esta zona fue herido el general federal Miguel Quiroga, quien murió al día siguiente. Tomadas posiciones en la plazuela del 21 de marzo (calles de Emilio Carranza y Treviño), Bruno Gloria y Daniel Díaz dirigían desde allí los fuegos de sus ametralladoras. En contraesquina de la plaza estaba la casa del general Jerónimo Treviño, a quien el general José F. Santos condujo hasta el cuartel general "a fin de protegerlo". La versión federal de los sucesos registra esta protección como un secuestro". En esa esquina fue muerto Bruno Gloria.