Fue siempre el Nuevo Reino de León "tierra de guerra viva". Las campañas eran frecuentes en la región, algunas sublevaciones o "alzamientos" indígenas se prolongaban hasta ocho o diez años, manteniéndose la guerra "a sangre y fuego", a fin de lograr quietud relativa. Los periodos de paz eran muy breves. Lorenzo Díaz expresa en un escrito de 1636: "[...] ahora, por estarlo pacificado y quietos (los indios) dan lugar a que nos ocupemos en la labor de la tierra".
Apenas podía un niño empuñar el arcabuz y ya intervenía en estas jornadas. Juan Martín de Lerma dice que participó en la defensa de su casa "siendo muy muchacho". Juan de León y Pedro Botello fueron soldados "desde los quince años". Juan Bautista Ruiz asistió al primer encuentro "cuando tenía catorce"; José González de Quintanilla refiere que él había combatido "desde los trece años". Nicolás de la Serna había cumplido apenas doce años, cuando ya salía a las campañas; y José de la Mota, Francisco de la Garza, Diego de Villarreal y otros afirman haber concurrido a estas acciones "desde que tuve uso de razón".