LOS TRAZOS de la geografía potosina no sólo están presentes en la vida cotidiana de sus habitantes, en su historia, sus costumbres, sus formas de trabajo, sus organizaciones económicas, sociales, culturales y políticas; también nos permiten descubrir la trama que ha sido inherente y, hasta cierto punto, determinante en la conformación del carácter de un pueblo.
Los estudios geográficos sobre el estado nos brindan información desde varios enfoques teóricos y campos de estudio diversos y específicos, muchos de ellos contradictorios o complementarios; esto, sin embargo, no hace más que confirmar la enorme complejidad de un mundo caracterizado por sus agudos contrastes, por la intrincada variedad de sus formas y posibilidades de vida.
Por su ubicación, la región que actualmente llamamos estado de San Luis Potosí ha sido y sigue siendo el centro de múltiples enlaces entre el sur y el norte del país, así como el paso obligado del Golfo de México hacia el interior. Se localiza en la parte centro oriente del territorio de la República Mexicana; sus coordenadas geográficas son: 24° 32' en su extremo septentrional y al sur, 21° l0', de latitud norte; en su extremo oriental, 98° 20' y al Oeste 102° 18', de longitud oeste. San Luis Potosí es la entidad de la república que colinda con más estados: al norte, con los estados de Nuevo León y Coahuila; al noreste, con Tamaulipas; al sureste, con Veracruz; al sur, con Hidalgo, Querétaro y Guanajuato; al suroeste, con Jalisco y al oeste con Zacatecas.
En el mapa, su forma irregular semeja una "L" mayúscula. En cuanto a su relieve geográfico, Octaviano Cabrera Ipiña ha descrito el territorio de San Luis Potosí como "una ancha y enorme escalera que, arrancando desde la planicie cálida y boscosa del Golfo de México, subiera hasta la fresca y calva cumbre del altiplano". La totalidad de su territorio suma, de acuerdo con el Anuario Estadístico del Estado de San Luis Potosí, 1993, 63 820 kmē y representa el 3.2% de la superficie del país.
San Luis Potosí se conforma por tres regiones naturales; cada una como veremos en este estudio con elementos distintivos: las llamamos región del Altiplano, región Media y región Huasteca. La más grande es la región del Altiplano; por esta razón, recientemente se dividió en región del Altiplano y de San Luis para facilitar su estudio y administración.
Existen en la actualidad 58 municipios en el estado, dos de ellos de creación muy reciente en la región Media y en la Huasteca (El Naranjo y Matlapa, respectivamente). En la región del Altiplano se localizan 26; en la región Media hay 13 y los 19 restantes corresponden a la región Huasteca.
La población total del estado, de acuerdo con el censo de 1990 del Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI
), es de
2 003 187 habitantes. Más del 50 por ciento se concentra en la zona urbana de
la región de San Luis, en la ciudad de San Luis Potosí, capital del estado.
Según el mismo censo, hay una población hablante de lenguas indígenas del 12%;
sin embargo, otros levantamientos realizados en función de características culturales
más amplias calculan que la población indígena en el estado abarca 20% del total
y se distribuye con mayor o menor concentración en la Huasteca y la región Media.
Los contrastes que a lo largo de la historia se han dado entre las distintas regiones del estado no pueden explicarse sin recurrir, por lo menos a una descripción de sus ámbitos geográficos más opuestos. En su Diario de Viaje, de 1827, Berlandier escribió el 24 de diciembre sobre sus andanzas por la región del Altipano: "A cinco leguas de distancia y al N.O. de Vanegas, pasamos los Ranchos de la Parida, y a siete leguas de éstos llegamos a la Hacienda del Salado. [...] Estas doce leguas de camino son tan tristes como fastidiosas, pues se recorre un terreno extremadamente estéril sin ningún arroyo, y regado pocas veces por las lluvias". La dureza de la vida en estas tierras queda expresada en nuestros días cuando, al borde de la carretera 57, leemos los nombres de algunos poblados: San Juan Sin Agua, Charco Cercado, La Tapona.
En 1743, en las Relaciones Geográficas del Arzobispado de México, se describen los alrededores del poblado de Xilitla en la región Huasteca:
Y de este pueblo [Matlapan] siguiendo dicho rumbo del norte, dejando a mano izquierda el recinto de las jurisdicciones de Metztitlán y Cadereyta, a distancia de más de 20 leguas de serranías inhabitables, después de pasar cañadas, arroyos, algunos llanos y llanadas, montes, árboles silvestres, frutales, se desciende al valle que se dice Xoquiapa y Gochigoayán en donde al pie de un higuerón se halla un ojo de agua que dicen del Ilustrísimo Señor don Francisco de Aguiar y Seixas, que disparando un arma de fuego, tocando algún instrumento, tirando alguna piedra en él, o que truene (sin enturbiarse), crecen sus aguas, como lo sentó en su descripción de esta Guasteca el padre Betancour...
Entre estos dos paisajes, la selva y el desierto, hay una diferencia de altitud de cerca de 2000 metros. En esta pendiente escalonada que los separa se expresan no sólo climas y horizontes distintos, sino también rasgos ecológicos y culturales bien diferenciados. Las rutas de intercambio que a lo largo de la historia han unido la meseta central con el Golfo de México, pasando por la llamada región Media, nos ayudan a explicar que esas fuertes diferencias, muchas veces de apariencia antagónica, también son complementarias e interdependientes.
Antes de aventurarnos en cualquier esbozo de relato, es necesario precisar los aspectos fundamentales del escenario. Dada la imposibilidad de obtener una visión de conjunto, instantánea y reveladora, nos vemos obligados a realizar una disección de sus elementos. Valdrá la pena en la medida en que logremos una postrera "composición de lugar". Al revisar los distintos aspectos geográficos podremos retener algunos toponímicos y sus localizaciones; al asomarnos a ciertos paisajes podremos intuir las formas de vida que alojaron y alojan.