Clubes liberales: protagonistas, ideas, hechos


EN LAS MEMORIAS DE MARÍA ASUNCIóN, de 27 de noviembre de 1902, se dice: "[...] parece que hay fiebre de construcciones en San Luis; los Martí levantan una residencia señorial frente al Teatro de la Paz, don Felipe Muriedas otra en la calle de Zaragoza, don Federico Meade, calle de por medio con La Lonja y don José Encarnación Ipiña en las calles de Maltos. En todas ellas se ha hecho derroche de la habilidad de nuestros canteros, ¡nuestra población adquiere visos de gran ciudad!" Esto, aunque constituía una realidad palpable, era el escenario en donde se llevaba a cabo una obra paralela y de sentido contrario. Una naciente generación, surgida de las propias condiciones materiales del porfiriato y educada en los contextos más amplios y variados de las ideas sociales y políticas del momento, desarrolló la incisiva crítica de la inmovilidad política y la constricción de las libertades ciudadanas ejercidas por un régimen que contrastaba ya con los veloces cambios de la entrada del siglo y que arrastraba e intensificaba los viejos moldes de marginación y distanciamiento de las clases sociales.

Desde 1899 Juan Sarabia, a sus 17 años, expuso sus ideas en el periódico El Demócrata. A partir de entonces, la corriente del pensamiento liberal radical que ponía énfasis en las demandas sociales recorrió el territorio potosino. Al año siguiente, Camilo Arriaga, Antonio Díaz Soto y Gama y Humberto Macías Valadez fundaron el Club Liberal Ponciano Arriaga, que facilitó la organización del Congreso Liberal en la capital potosina en 1901. En este club liberal también participaron otros potosinos como Antonio E Alonso y José María Facha.

Las publicaciones periódicas que aparecieron en la ciudad de San Luis Potosí son testimonios elocuentes de la ideología y las posiciones de los primeros grupos políticos: Renacimiento, El Diario del Hogar, El Porvenir, El Hogar, El Demófilo y Regeneración, dirigida esta última por Juan Sarabia en San Luis Potosí y publicada después, en 1904, en San Antonio, Texas, y, en 1905, en San Luis Missouri bajo la dirección de Ubrado Rivera. Dichas publicaciones provocaron el surgimiento de otras, entre las que destacaron el semanario Revista Potosina y el periódico El Pensamiento Libre; editadas en la ciudad de San Luis Potosí. En ellas participó Dolores Jiménez y Muro, que más tarde se uniría al grupo revolucionario zapatista al lado de Antonio Díaz Soto y Gama.

En 1888, Camilo Arriaga fue diputado en la legislatura local por sugerencia del presidente Díaz. En 1890, cuando su padre murió, Camilo, a los 28 años de edad, fue ascendido por Díaz a diputado del Congreso nacional, puesto que retuvo hasta 1898. Todavía en 1908, después de una década de oposición política por parte de Camilo, Díaz estaba dispuesto a ayudar financieramente a Arriaga y a mantener la amistad de la familia. Camilo Arriaga era amigo de Francisco I. Madero y apoyaba económicamente a Juan Sarabia para publicar los periódicos de oposición. Dejó la ciudad de México en 1899 para regresar a San Luis Potosí, en donde se hizo amigo de jóvenes políticos liberales disidentes como Juan Sarabia, Antonio Díaz Soto y Gama, Benjamín Millán, Humberto Macías Valadez, Rosalío Bustamante, entre otros. Esta generación se reunía con Arriaga frecuentemente en su propio domicilio, atrás del Hotel Jardín, propiedad de los Arriaga, para leer y comentar algunas obras de los revolucionarios más avanzados de la época. En 1900 Arriaga fue a Europa en donde adquirió su famosa biblioteca de libros y folletos radicales europeos. Este acervo se convirtió en una fuente de consulta e inspiración.

Antonio Díaz Soto y Gama se recibió de abogado en 1900. Su tesis insistía en la democracia municipal como el fundamento del verdadero liberalismo. Su interés en el anarquismo fue la principal causa de su amistad con Ricardo Flores Magón, iniciada entre 1900 y 1901. Como presidente del Comité Liberal de Estudiantes de San Luis Potosí, lo invitó a asistir al Primer Congreso Liberal en febrero de 1901. Al poco tiempo fue encarcelado por sus críticas a los políticos locales y al presidente Díaz.

Otro protagonista importante de este movimiento fue Librado Rivera, hijo de un pequeño propietario de Rayón. Estudió en la Escuela Normal para Maestros de la ciudad de San Luis Potosí, con una beca que le consiguió Paulo Verástegui. Como maestro tenía gran influencia entre sus alumnos; llegó a ser director de la Normal y asistió, en su representación, al Congreso Liberal de 1901. Fue, además, tutor de muchos jóvenes pertenecientes a las familias más influyentes de la sociedad potosina.

A fines de agosto de 1900 Camilo Arriaga lanzó un manifiesto anticlerical e hizo una invitación abierta a pertenecer al Partido Liberal. En febrero de 1901 se celebró el Congreso Liberal en la ciudad de San Luis Potosí. James D. Cockroft, en Precursores intelectuales de la revolución mexicana, señala:

Pronto se radicalizaron los clubes liberales. En marzo, en abril y en noviembre aparecieron algunos manifiestos del Club Liberal Ponciano Arriaga en los que se pedía la formación de un partido verdaderamente nacional.

La profundización del movimiento político llevó a plantear la urgencia de reformas sociales y de soluciones radicales al problema del campo. Así quedó expresado en el manifiesto que Camilo Arriaga y José María Facha dieron a conocer en El Porvenir y Renacimiento el 4 de noviembre de 1901. Esta generación tradujo con enorme dinamismo el contenido de sus ideas al plano de la acción militante; por este motivo, también atrajo rápidamente la atención y la represión del gobierno de Díaz. A fines de enero de 1902, Heriberto Barrón, por órdenes del general Bernardo Reyes, asaltó el Club Ponciano Arriaga y encarceló a sus principales miembros. Lejos de disolver —ya fuera por la cárcel o el destierro— la fuerza de estos grupos, la reacción del gobierno de Díaz provocó la radicalización de sus posturas al grado de que, al poco tiempo de su nacimiento, los clubes pasaron de su originario punto de vista reformista a una actitud revolucionaria.

En esas condiciones surgió el Partido Liberal Mexicano. El 28 de septiembre de 1905, desde la clandestinidad y el exilio, la junta organizadora del PLM emitió los estatutos para la fundación del partido en un manifiesto a la nación mexicana. El programa del PLM del l° de julio de 1906 tenía un alto contenido social radical, que como documento precursor de la Constitución de 1917 no tiene paralelo.

De 1906 a 1908 surgieron una serie de protestas obreras en Sonora, Veracruz y San Luis Potosí que, de acuerdo con algunos historiadores, parecen haber tenido como inspiración política al PLM. Las huelgas laborales fueron vistas por el gobierno de Díaz como una seria amenaza que había que sofocar con rapidez e incluso con la ayuda de extranjeros, llamados "voluntarios". Las iniciativas de huelgas en los ferrocarriles fueron dirigidas por la Gran Liga Mexicana de Empleados del Ferrocarril, que tenía su cuartel general en San Luis Potosí y que en 1908 agrupaba cerca de 10 000 miembros.

El ideario político así como los distintos clubes liberales simpatizantes del PLM se vincularon estrechamente al surgimiento del movimiento obrero que se gesta a principios del siglo. Fueron también la motivación de muchos líderes de la lucha armada que estaba por iniciarse. El Partido Liberal tuvo varios adeptos en el estado de San Luis Potosí como Celso I. Robledo, quien se rebeló en septiembre de 1906 al estallar el levantamiento del pueblo fronterizo de Jiménez, Coahuila, reunió elementos de combate en distintos lugares del estado y sostuvo correspondencia con los Flores Magón, Juan Sarabia y Antonio I. Villarreal; su centro de operaciones fue Alaquines. Otros, como Mateo Almanza, Pedro Medellín, Isaac Forcada, Luis G. Monzón, Evaristo Medina y Albino Soto propiciaron levantamientos en Matehuala, Moctezuma, Villa de Arriaga, Valles, Tamasopo, Tamazunchale y Tlanchinol.

En San Luis Potosí se dieron los elementos que terminarían por tejer la compleja trama del movimiento armado revolucionario: por un lado, los grupos liberales con formación intelectual revolucionaria e intensos intercambios con sociedades e individuos progresistas de otras partes del país y del mundo, con capacidad de editar y difundir sus puntos de vista; por otro, una clase obrera naciente, vinculada a los ferrocarriles y a la minería. Y, como detonador y principal fuerza, el movimiento campesino e indígena cuyos principales reclamos y demandas aparecen a lo largo de toda la historia potosina.


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