"...Y los veneros de petróleo..."


El estadounidense Edward L. Doheny compró a Mariano Arguinzóniz los terrenos de la hacienda del Chapacao y el Tulillo, al norte de El Ébano, para instalar ahí, hacia 1900, la Mexican Petroleum Company. A principios de 1901 comenzó a perforarse el primer pozo petrolero del país en El Ébano y, poco después, llegaron a San Luis de paso para la Huasteca Theo Gesterfield y M. Williams, gerente y apoderado de Waters Pierce para contratar manantiales de petróleo.

A principios de 1904, el Banco de San Luis proporcionó a Edward L. Doheny 50 000 pesos precisamente cuando éste, por falta de fondos, estaba próximo a abandonar la exploración petrolera en la región de la Huasteca. La inversión de la Mexican Petroleum Company se vio compensada con creces al brote del primer pozo petrolero La Pez, en El Ébano, en abril de 1904, y que produjo 1 500 barriles diarios durante muchos años.

En los límites del estado de San Luis, las explotaciones de petróleo de El Ébano impulsaron una importante red económica que estrechaba los vínculos de la región con el puerto de Tampico. El apoyo financiero, proveniente de los banqueros del Altiplano, retomó los lazos tradicionales de intereses económicos entre la ciudad de San Luis y el puerto. Este nuevo polo de producción tuvo en los años siguientes efectos diversos, al convertirse en un sitio estratégico en el que convivían los intereses regionales, nacionales y extranjeros.


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