Entre dos aguas


La vida cotidiana en San Luis Potosí se había convertido en un escenario que presentaba perfiles dramáticos como aquel que recuerda Jesús Silva Herzog unos pocos días antes de acompañar al gobernador Eulalio Gutiérrez a la Convención de Aguascalientes:

La vida cotidiana en muchas regiones del país se encontraba también dominada por escenarios similares que abarcaban todas las clases sociales y pendía de los acuerdos y desacuerdos de las facciones revolucionarias cada vez más lejos de encontrar una conciliación.

Álvaro Obregón, Francisco Villa, Emiliano Zapata y Venustiano Carranza trataron de establecer acuerdos mínimos de convivencia, pero dada la naturaleza contradictoria de sus respectivos movimientos, los acuerdos tuvieron muy corta existencia.

En octubre, Carranza convocó una convención en la ciudad de México a la que sólo acudieron los carrancistas. Los demás jefes revolucionarios celebraron una convención nacional en Aguascalientes en la que participaron Francisco Villa, Álvaro Obregón, algunos representantes zapatistas y Eulalio Gutiérrez, que de ahí salió designado presidente provisional de la república. Apoyado por los convencionistas, Gutiérrez se dirigió a la ciudad de México mientras Carranza instalaba su gobierno en Veracruz. En la capital de la república se encontraron Villa y Zapata, así como otros líderes revolucionarios. Más de 40 000 efectivos desfilaron por la ciudad en un ritual en el que presentaron las armas que ya se lanzaban a la danza mortal de las batallas decisivas de la revolución.

A principios de octubre el general Herminio Álvarez se había hecho cargo de la gubernatura del estado y un poco después las tropas convencionistas entraron en la ciudad de San Luis Potosí.

Alberto Carrera Torres expidió un decreto por el que desconocía a Venustiano Carranza como presidente; el decreto también fue seguido por los hermanos Cedillo. Alberto Carrera Torres regresó con sus tropas a San Luis Potosí y, a partir de este momento, al lado de las tropas de los Cedillo iniciaron una serie de combates contra las fuerzas constitucionalistas que en poco tiempo permitieron la irrupción de las fuerzas villistas en la entidad.

En enero de 1915, Eulalio Gutiérrez, que había roto con Villa, se dirigió a San Luis Potosí para tratar de establecer un cuartel independiente; sin embargo, las tropas villistas encabezadas por Tomás Urbina ya habían alcanzado la ciudad de San Luis. Fue en uno de estos enfrentamientos, en Tambaca, donde perdió la vida el general Higinio Olivo. Eulalio Gutiérrez se refugió entonces en Ciudad del Maíz, con Saturnino Cedillo, a quien no pudo convencer de sumarse a la causa convencionista.

A finales de febrero, Francisco Villa nombró gobernador interino al coronel Emiliano G. Saravia en sustitución de Herminio Álvarez. Las medidas que tomó Saravia tendían a la normalización de la vida en el estado. Convocó a elecciones municipales, estableció precios fijos para los artículos de primera necesidad, otorgó reducción al pago de contribuciones, nombró una Junta de Confiscaciones y Restituciones para dictaminar sobre los bienes intervenidos y dispuso que las oficinas interventoras de fincas rósticas y urbanas procedieran de inmediato a repartir, dentro de su circunscripción territorial, por medio de contratos de aparcería, los terrenos laborables que se hallaban intervenidos, con el fin de que ninguno quedara sin cultivo; expidió el reglamento de la Compañía Limitada de Tranvías, prohibió la circulación de billetes carrancistas; publicó el decreto relativo al Patrimonio Familiar en el que se ordenó la expropiación de las tierras de la Hacienda de la Tenería para distribuirlas entre los ciudadanos, y estableció la Dirección de Agricultura.

Las fuerzas villistas se adueñaron de casi todo el territorio potosino. Carrera Torres y los Cedillo se sumaron a los villistas; sin embargo, aún quedaba en manos de los constitucionalistas un paso importante en la vía hacia Tampico, El Ébano. Este punto estratégico fue defendido enérgicamente por los constitucionalistas, ya que de él dependía el acceso al Golfo y a los campos de petróleo de donde obtenían el combustible necesario para la movilización de sus trenes militares.

A fines de marzo de 1915 se iniciaron las batallas en El Ébano entre los villistas y el ejército constitucionalista al mando de los generales Jacinto B. Treviño, Manuel García Vigil y Manuel Lárraga. Los villistas eran alrededor de 12 000 hombres al mando de Tomás Urbina. Juan Barragán, quien combatió del lado constitucionalista, describió el drama que envolvió a las fuerzas villistas al apuntar que "hasta los gendarmes de la capital potosina, cogidos de leva, fueron enviados a la hornaza de El Ébano en donde casi todos encontraron la muerte". Por primera vez, los constitucionalistas usaron aeroplanos de combate que causaron importantes bajas al bando villista. Una de estas primeras bajas fue la de Cleofas Cedillo, quien murió en diciembre de ese año a consecuencia de las heridas recibidas.

En los meses de abril y mayo los villistas, dado que para entonces sostenían combates en muchos frentes, se limitaron a las operaciones defensivas. A fines de mayo, Villa retiró 8 000 soldados para realizar su último asalto al ejército del general Álvaro Obregón, cerca de León. El general Treviño, que tenía como jefe de su estado mayor a Samuel M. Santos, para aprovechar la ocasión ordenó el 31 de mayo un ataque definitivo contra las fuerzas villistas en El Ébano. Después de 72 días de combate, los villistas fueron derrotados y tuvieron que replegarse hasta la ciudad de San Luis.

Las fuerzas de Carrera Torres y de los hermanos Cedillo apoyaron a Villa en las campañas del Bajío en contra de Obregón. En julio, tras la derrota final de Villa y su retirada al norte, los Cedillo y los Carrera Torres volvieron a su zona de influencia alrededor de Ciudad del Maíz.

El abasto de provisiones se hacía cada vez más difícil en la ciudad de San Luis Potosí. El gobernador Saravia decretó el control de precios y el castigo a los comerciantes que por divulgar hechos falsos provocaran la modificación en los precios de los artículos de primera necesidad. A finales del mes se pidió a los comerciantes que manifestaran el maíz almacenado; también se les pidió que no proporcionaran mercancías con cargo al cuartel general o al gobierno del estado sin la correspondiente autorización. Para evitar la vagancia ordenó que todo menor de 18 años que se encontrara en la calle, sin causa justificada fuera aprehendido y remitido a la escuela correccional de menores. Durante el mes de junio se fijaron nuevamente los precios a los artículos de primera necesidad; por orden del general Tomás Urbina se dispuso el establecimiento de expendios de carne en varios rumbos de la ciudad, a fin de garantizar el abasto a los precios más bajos.

Sin embargo, a mediados de julio el general Emiliano G. Saravia tuvo que abandonar San Luis Potosí para unirse a Villa después de la derrota de Aguascalientes. Las fuerzas constitucionalistas al mando de Herminio Alvarez tomaron entonces la ciudad y éste asumió el cargo de gobernador y comandante militar interino.

La integración de las fuerzas alrededor de Villa y Carranza en el noreste del país fue muy compleja; los líderes regionales en San Luis tuvieron que acomodar sus intereses y lealtades a través de alianzas coyunturales que muchas veces eran rebasadas por los acontecimientos. Por ejemplo, Samuel de los Santos, los Mariel, los Azuara y los Acosta fueron constitucionalistas, convencionistas y de nuevo constitucionalistas; los Cedillo y Carrera Torres, por su parte, fueron constitucionalistas, convencionistas y villistas.

Los jefes militares, a pesar de intentar la reorganización de las regiones, no pudieron evitar que se cometieran múltiples atropellos en contra de la población que vivía en un continuo y creciente estado de alarma. La intervención de las fincas productivas sirvió en buena medida para financiar los grupos rebeldes y muchas de ellas continuaron sus actividades a merced de los revolucionarios.

A mediados de 1915, el general Álvaro Obregón nombró gobernador interino y comandante militar de San Luis Potosí al general veracruzano Gabriel Gavira, quien desde los primeros años de la revolución había establecido nexos con Pedro Antonio de los Santos y, posteriormente, con los Lárraga. Su gobierno se caracterizó por las medidas estrictas que tomó a fin de encauzar la vida de los pueblos por la vía del constitucionalismo. Ordenó la emisión de papel moneda y la publicación del diario constitucionalista El Demócrata; suspendió temporalmente los ayuntamientos de los municipios del estado y designó consejos municipales, en virtud de que el gobierno constitucionalista no reconocía actos ni disposiciones de los llamados gobiernos de Huerta y de Villa. Durante los meses de agosto y septiembre prohibió la fabricación de bebidas embriagantes en el estado; decretó la restitución de ejidos con base en la ley agraria que había promulgado Carranza el 6 de enero; decretó el aumento de sueldos a los maestros, así como que las fincas propiedad del clero y los científicos pasaran a ser propiedad del Estado.

A principios del mes de octubre Venustiano Carranza nombró al general Vicente Dávila como gobernador y comandante militar del estado de San Luis Potosí. Dávila pidió a los propietarios de las negociaciones mineras, industriales y fabriles que reanudaran sus actividades a fin de mejorar la situación angustiosa en que se encontraban los trabajadores. Ordenó la reapertura de las escuelas particulares, impuso tributo a los exportadores de ganado bovino, porcino, de pelo y lana, así como a los de metales, cueros, pieles, guayule, goma, ixtle y jarcia; ordenó a los jefes de la Brigada Maclovio Herrera que a todo individuo que se le sorprendiera cometiendo robo o que se le comprobara, tras un juicio sumario, se le pasara por las armas, se levantara el acta respectiva y se diera aviso al cuartel general. Pidió a los presidentes municipales que enviaran el presupuesto de ingresos y egresos que corresponden a cada municipio, a fin de dar mayor libertad al municipio de acuerdo con el Plan de Guadalupe. Ordenó la publicación de la Ley de Organización de los Tribunales del Estado.

El 25 de diciembre Venustiano Carranza llegó a la ciudad de San Luis Potosí y asistió a un banquete que en su honor se ofreció en la quinta de la familia Muriel. En esa ocasión dijo: "Nosotros representamos la legalidad durante la lucha armada [...] pido el apoyo de todos los ciudadanos honrados [...] espero que todos contribuyan al sostenimiento del nuevo gobierno". Pero, a pesar de las medidas constitucionalistas, sus partidarios no habían tomado aún el dominio del centro oriente del estado, zona en la que operaban los hermanos Cedillo y los Carrera Torres. La mayor parte de las localidades no tenía autoridades formalmente establecidas, y aquellos que podían ocuparse de la subsistencia material del pueblo se convertían en las autoridades.

Los cedillistas, a pesar de las limitaciones políticas, militares y de subsistencia, continuaron activos. Asaltaron la hacienda de Aguabuena en Tamasopo y no se sujetaron al orden que pretendían los constitucionalistas. Se unieron al Plan de Reformas de la Soberana Convención Revolucionaria de los zapatistas, a otros grupos anticarrancistas y volvieron a sus antiguas tácticas guerrilleras.

Ankerson recogió el testimonio de un inglés, H. J. A. Wheeler, que visitó Saltillo en octubre y que describió a William Blocker, cónsul de Estados Unidos en Piedras Negras, la escala y naturaleza de la revuelta anticarrancista:

A principios de febrero el coronel Federico Chapoy, jefe de la Brigada Maclovio Herrera, asumió la gubernatura del estado. La Brigada operó en el estado de San Luis Potosí con el fin de ayudar a la pacificación y de dar cabida a los jefes carrancistas diseminados que buscaban mantener en armas a sus seguidores personales. Sin embargo, dicha brigada fue un foco de desorganización militar debido a su obstinada autonomía frente a la organización del ejército constitucionalista.

Chapoy continuó con el esfuerzo de su predecesor por restablecer la normalidad en la vida de la población civil. Creó la Escuela Normal para Profesores y Profesoras de Educación Primaria, que sustituyó a las dos existentes en el estado, reinstaló el Departamento del Trabajo, decretó que todas las transacciones mercantiles y comerciales únicamente pudieran hacerse a base de oro nacional. Reasignó valor a los billetes infalsificables del gobierno provisional y del ejército constitucionalista y ordenó que el pago de sueldos a los trabajadores se hiciera en esta moneda. A fin de impulsar el cultivo de haciendas y tierras abandonadas amenazó a los dueños con repartirlas entre campesinos, pequeños propietarios o transeúntes que quisieran explotarlas. Instaló la Comisión Local Agraria que preparó la restitución de otros ejidos.

Ordenó la reanudación con urgencia del trabajo de compañías y fundiciones, el aumento del impuesto predial rústico y urbano, así como el aumento a los sueldos de los servidores del estado y a los empleados de los Ferrocarriles Constitucionalistas.

El estado de San Luis se vio atravesado por las corrientes más encontradas de la revolución al mismo tiempo que generaba sus propias posturas basadas, como ya se ha dicho, en las gestiones tradicionales de autonomía regional, todas con un fuerte contenido agrario. El cruce de estos caminos dejaba una estela de devastación. Rafael Nieto recuerda:




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