Una paradoja: nuevo orden constitucional para un viejo orden social


Ese encuentro fortuito que, a fines de 1912, tuviera Juan Barragán —y las posteriores cacerías en las que participó con el doctor Cepeda y el general Venustiano Carranza—, fue el inicio de sus estrechos vínculos con el jefe del constitucionalismo. En 1915 llegó a ser jefe del estado mayor de Carranza y, en 1917, no encontraba obstáculos serios para acceder a la gubernatura de San Luis.

Tanto él como su padre Juan F. Barragán y su hermano Miguel, que murió en un campo de batalla, participaron en los orígenes del movimiento maderista en San Luis para sumarse después a las fuerzas constitucionalistas. En 1917, Juan Barragán contó con el apoyo del presidente Carranza pero también con las simpatías de los sectores más acomodados de la sociedad potosina, que se habían incorporado a la revolución contra las fuerzas del villismo y las de los hermanos Cedillo.

Barragán era originario de Ciudad del Maíz y pertenecía a una de las familias que a lo largo del siglo XIX ejercieron un importante dominio económico a través de sus extensas propiedades. Baste recordar al general Miguel Barragán, quien durante la primera etapa del México independiente llegó a ocupar la presidencia de la república.

Un año antes de que se hiciera cargo de la gubernatura, su padre, Juan F. Barragán, envió a Mariano Arguinzóniz, hacendado, una orden de la jefatura de Hacienda para devolverle sus propiedades intervenidas en Ciudad del Maíz y sus fincas urbanas en San Luis Potosí. Juan Barragán recordaba, años después, aquel episodio:

En total, el régimen de Juan Barragán devolvió cerca de 70 haciendas y 200 casas a sus antiguos propietarios.

En esas condiciones, el principal problema que enfrentó durante su gobierno fue la insurrección campesina que encabezaban en el oriente del estado los hermanos Cedillo. Para enfrentarlos, logró que el Congreso le autorizara la organización de un batallón de infantería y un regimiento de caballería.

En octubre de 1917, el general Manuel M. Diéguez concentró sus soldados en la estación de Tablas, en los límites del territorio dominado por los rebeldes. El general Diéguez buscaba acceder a una región estratégica para vencer a los Cedillo, pero también a las fuerzas anticonstitucionalistas en Tamaulipas que dirigía el general Luis Caballero, así como las que comandaba en Veracruz Manuel Peláez. Los enfrentamientos entre las fuerzas de Diéguez y los Cedillo en terrenos de Ciudad del Maíz dejaron decenas de muertos, entre ellos, Magdaleno Cedillo. Estos hechos provocaron entre la población un marcado repudio hacia la tropa constitucionalista.

El gobierno de Juan Barragán buscó establecer un gobierno que lo legitimara, que le proporcionara estabilidad. El 5 de octubre de 1917 expidió una nueva Constitución del estado; sin embargo, las normas jurídicas aún estuvieron muy lejos de acceder a su aplicación práctica. Si bien es cierto que las fuerzas constitucionalistas habían vencido en el territorio nacional, en San Luis Potosí la fragmentación política se expresaba en rebeliones armadas y una constante desobediencia, aun entre aquellos militares que habían combatido en los ejércitos carrancistas; por ejemplo, en la Huasteca Manuel Lárraga actuaba con autonomía, lejos de plegarse a las autoridades estatales. En torno a la población de Axtla creó su propia fuerza y demandó que se postergaran los adeudos de las contribuciones indígenas debido a su pobreza extrema. El gobierno de Barragán no aceptó dichas peticiones y buscó debilitar a Lárraga para impedir que se convirtiera en un interlocutor fuerte y autónomo de dichas comunidades.

A finales de 1917, Saturnino Cedillo dirigió uno de sus principales ataques contra la estación de ferrocarril de Cárdenas y las vías férreas entre San Luis y Tampico. Los continuos enfrentamientos militares debilitaron aún más la economía regional y afectaron principalmente al mercado de abastos. La política de Juan Barragán, basada en la devolución de las propiedades rurales, no logró normalizar las tareas agrícolas, y sólo la minería tuvo un repunte debido sobre todo a un factor externo: el surgimiento de la primera Guerra Mundial que elevó los precios de los metales. Sin embargo, esta mejoría se limitó principalmente a la región minera aledaña a la región de Matehuala y no pudo expandirse a otras partes del estado.

El gobierno de Barragán intentó restablecer la paz pero sin reformas sociales que beneficiaran a los grupos movilizados por el proceso revolucionario. Su política estuvo permeada por un espíritu restaurador, al menos en lo concerniente a los intereses y espacios económicos.

El 25 de abril de 1918, Juan Barragán pidió licencia para dejar el cargo e incorporarse nuevamente al estado mayor de Carranza. En el gobierno de San Luis dejó como sustituto al ingeniero Severino Martínez. Barragán se mantuvo al lado de Venustiano Carranza hasta el 21 de mayo de 1920, fecha en que el dirigente constitucionalista fue asesinado. Barragán salió del país exiliado a Cuba y retornó hasta 1931.

Los años que compartió con Carranza los calificó en su Historia del ejército y la revolución constitucionalista como una época "de rebeldías y desmayos, de cobardías y heroísmos, de traiciones y deslealtades, de sangre y crímenes".


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