El mar


Se dice en las descripciones geográficas que el mar es el límite occidental del estado. Esta afirmación no es del todo correcta, porque el mar no es límite sino parte de Sinaloa, y sin él no se entiende la vida de los sinaloenses. No hablemos, pues, de límite, sino de litoral. El litoral sinaloense es una sinuosa línea que mide 656 km, cuya mayor parte se encuentra dentro del Golfo de California y otra menor en el Océano Pacífico. Corre de sur a noroeste desde la desembocadura del Río de Las Cañas —que es el límite con el estado de Nayarit— hasta la Bahía de Agiabampo, en el límite con el estado de Sonora.

El litoral sinaloense cuenta con numerosos esteros, albuferas, lagunas y bahías muy ricas en fauna marina y con algunos importantes depósitos naturales de sal. Tiene también extensas playas apropiadas para la diversión y el turismo, aparte de una buena cantidad de islas, aunque de corta extensión. En el litoral sinaloense hay dos puertos de altura: Mazatlán y Topolobampo, además de numerosos puertos de cabotaje por los que fluye un intenso tráfico de mercancías y de pasajeros.

El mar es un medio de comunicación de extraordinaria capacidad que ha permitido a los sinaloenses vincular aún más las comarcas de su entidad, traficar activamente con otros estados del litoral del Pacífico y comunicarse con puertos remotos corno Liverpool, Boston, Nueva York, Valparaíso, El Callao, Panamá, San Francisco y muchos más, de los que recibe las más variadas mercancías y a los cuales envía los productos del campo y de las minas sinaloenses. El mar proporciona abundantes y exquisitos alimentos, como el camarón, el ostión, la lisa, la sierra, el huachinango, el mero y la caguama, tanto para la mesa de los sinaloenses como para la exportación a otros estados de la República y al extranjero. Sinaloa es un estado marítimo y este hecho se refleja en su historia y su cultura.


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