7. La revolución

7. La revolución


El maderismo comenzaba a abrirse brecha en el estado. Y siguiendo los documentos del Fondo Francisco I. Madero, puede establecerse que Adolfo Urbina, de Tenosique, se dirigió al apóstol de la democracia el 14 de noviembre de 1911 para felicitarlo, porque "ya está Ud. en el puesto que merecidamente le corresponde, ya sus subalternos descansarán de ser víctimas del caciquismo y de la tiranía. Hoy podemos decir con orgullo, somos libres, la lucha terminó". Sin embargo, la misiva estaba dirigida desde la cárcel, a donde fue confinado por apoyar el Plan de San Luis y haber difundido la candidatura de Madero en el Usumacinta, y por formar clubes liberales en Montecristo, Balancán y Tenosique.

Habiendo sido presidente municipal de las dos últimas villas, denunciaba que "El 29 de agosto, formó una junta un grupo de privilegiados de la fortuna en Tenosique, imponiendo a las masas populares las candidaturas para munícipes para el año de 1912 [...] sin darles al pueblo el derecho del voto". Urbina, defendiéndose como demócrata, refutó la imposición y, aunque Francisco Vázquez Gómez lo reconoció como fundador del Club Antirreleccionista Independencia de Balancán, y después de haber sido encarcelado por el jefe político por apoyar la "santa causa" en 1910, volvió de nuevo a una prisión.

La versión de Urbina coincidía hasta cierto punto con la de Andrés Calcáneo, presidente de la Cámara de Diputados, quien se dirigió al presidente Madero para informarle que "La abstención de las clases ilustradas en el movimiento electoral último dio por resultado de que integraran el Congreso y los ayuntamientos algunos individuos de filiación demagógica y disolvente". Esto provocó la hostilidad de dos o tres diputados contra el gobernador, pero los seis restantes, entre los que se contaba Calcáneo, se encontraban dispuestos a "sostener el principio de autoridad y fortalecer por todos los medios legales el nuevo régimen en Tabasco". En la declaración aludía a la rebelión de Huimanguillo, aparentemente organizada por seguidores de Policarpo Valenzuela que buscaban deponer a Mestre.

Era obvio que se habían suscitado problemas en las elecciones porque, en marzo, Madero felicitaba a Adolfo Martínez, creyéndolo presidente municipal de Frontera, aunque ni siquiera llegaba a regidor; pero, además, y esto era lo más grave, se encontraba preso. Se trataba de alguien que había seguido el ascenso de Madero desde la Convención en la que fue declarado candidato del Partido Antirreleccionista, el cual conoció por medio de un programa. Había leído La sucesión presidencial en 1910, "cuya circulación era perseguida encarnizadamente en este Estado". Con el análisis de dicho libro transcurrían las tertulias que se realizaban en su tienda de abarrotes, a las cuales asistían varias personas. Se negó a trabajar por la última reelección de Bandala y, junto con el doctor Platón Tapia, Juan Lara Severino y otros más, organizó varias manifestaciones, la primera fue el 30 de mayo de 1911, para celebrar la toma de Ciudad Juárez. Después del mitin del 23 de marzo, donde proclamó su adhesión al régimen maderista, fue aprehendido.

En esas condiciones, era de suponerse que las elecciones de diputados de 1912 trajeran dificultades. El 29 de abril llegó a San Juan Bautista el ingeniero Félix F. Palavicini y, junto con Andrés Calcáneo, asistió a una conferencia con el gobernador. El segundo declinó participar en la contienda, dejando el campo libre a Palavicini, siempre y cuando éste aceptara al licenciado Rómulo Becerra Fabre para la posición de senador, porque "fue el primer rebelde que se encaró con el general Díaz, motivo por el que fue apresado en altamar por un barco de guerra y deportado a Yucatán" en 1887; Calcáneo no aclaraba que Becerra era su pariente. Palavicini no dio muestras de aceptar el trato y Calcáneo se conformó con expresarle al presidente que "Tal vez [...] tendré la honra de presentar a Ud. personalmente mis respetos e informarle de palabra acerca de los asuntos políticos en el Estado".

Por su parte, Justo Cecilio Santa Anna, en su correspondencia con Juan Sánchez Azcona, secretario particular de Madero, al mencionar cómo transcurrió la reñida campaña en favor de Palavicini por el Partido Cívico Tabasqueño daba una visión acertada de lo que eran las tan llevadas y traídas elecciones en el país. Con una misiva, el 24 de junio de 1912 remitía a Nacajuca 1 000 boletas para diputados y otras tantas para senadores, e indicaba que, de faltar otras, podía solicitarlas. Pero, "... si a estas les hace falta el disco rojo que llevan las que hoy te mando; puedes ponérselo tú con un corcho empapándolo con fuschina roja preparada como la que se usa en los sellos". Le ofrecía, además, enviarle tres leyes electorales y sus formas respectivas, y 100 proclamas del candidato.

Sin embargo, los partidarios de esa candidatura fueron arrollados, porque surgió la de Luis A. Vidal y Flor con enorme fuerza. En Ocuilzapotlán, el comisario de policía echó de la casilla al representante, y en la Chontalpa intervino el jefe político de Cunduacán en el momento del cómputo, y "nos restaron, sepa Dios cómo, más de mil y pico, para conseguir que el candidato a diputado contrario resultara victorioso". Pero varios fueron aprehendidos y acusados de "sediciosos". Todo parecía indicar que se trataba del grupo apoyado por los grandes comerciantes, porque Santa Anna concluía que la solución podía ser la de llamar al doctor Mestre a la ciudad de México, y nombrar en su lugar a una persona respetable y de juicio para que volviera la tranquilidad, algo que aún estaba lejano, pues Mestre tuvo primero que hacer a un lado a todos los allegados a Policarpo Valenzuela, quien, se decía, había logrado sustraer algunas armas cuando fue gobernador y podía estar auspiciando un levantamiento, en el que coincidiría con los reyistas. Esto motivó el envío de refuerzos desde la capital del país, lo cual no inhibió el levantamiento de Pedro Padilla Duarte en 1912; en una proclama del 28 de junio, éste decía: "los expoliadores del pueblo, a pesar de la revolución de 1910, siguen tan dueños y tan fuertes como antes". Se le consideró orozquista, pero sin importarle el adjetivo, Padilla atacó Frontera, Paraíso, Comalcalco y Huimanguillo. Luego del asedio de Balancán por un grupo de hombres comandado por el ex presbítero español, José Gurdiel Fernández identificado como partidario del reyismo y quien había regresado de Galveston, fue capturado, junto con seis aventureros cubanos, y ajusticiado el 2 de septiembre de 1912. La acción provocó reacciones encontradas; algunos responsabilizaron del hecho a Mestre por sus anteriores altercados con la Revista Tabasco, que Gurdiel dirigía y desde cuyas páginas criticó sus amoríos con Rosa Sibaja. El maderismo en Tabasco, como en el resto del país, daba pasos inciertos y mostraba debilidad para orientar a la sociedad hacia las metas que le había propuesto.


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