El constitucionalismo español tenía una larga tradición que se remontaba a la Edad Media. La crisis política de la Península Ibérica y la divulgación de la Ilustración favorecieron su resurgimiento. La instalación de las cortes españolas en 1810 fomentó la apertura de nuevos espacios políticos para las provincias. El ayuntamiento de Zacatecas nombró a José Miguel Gordoa y Barrios como su representante al tiempo que la lucha armada estaba a punto de estallar en la zona del Bajío.
La Constitución de Cádiz de 1812, documento elaborado por las cortes y jurada en Zacatecas en 1813, dio vida a dos nuevas instituciones políticas: los ayuntamientos constitucionales y las diputaciones provinciales. Al adquirir rango constitucional, los cabildos se convirtieron en el núcleo del gobierno y las diputaciones se transformaron en representantes de las provincias. La diputación zacatecana fue la semilla del futuro congreso estatal, no obstante que se estableció después de consumada la independencia. Asimismo, sobre la defensa de la autonomía de la provincia realizada por las dos instituciones se fincó la lucha por el federalismo, de la que Zacatecas fue uno de los más destacados representantes.