En la década de la lucha revolucionaria la industria zacatecana apenas se desarrolló. Las pocas evidencias existentes al respecto indican que se establecieron una planta de beneficio de guayule, una fábrica de hielo y otra de materiales refractarios, además de algunas inversiones en plantas beneficiadoras de metales y en la tecnificación para la trasquila del ganado lanar. El pobre desempeño de la industria zacatecana obedeció a una demanda seriamente comprimida por la escasez de fuentes de trabajo, por la decadencia de la agricultura y porque el gobierno local no podía fomentar este tipo de actividades por tener que dedicar recursos a la defensa del estado.
Más que por la actividad industrial, la década de 1910 se caracterizó por los conflictos laborales, de los cuales el más importante fue el de la Mazapil Copper Company en 1919. Esta y otras huelgas posteriores evidenciaron la carencia de una legislación laboral en el estado y el apoyo que las autoridades federales brindaban a las compañías extranjeras en detrimento de los derechos de los trabajadores.
Para inicios de los años veinte la actividad industrial mostró un resurgimiento importante gracias a la reanudación o intensificación de los trabajos de las grandes empresas mineras. Otras actividades de transformación también experimentaron cierta recuperación como consecuencia de las reformas fiscales. Así, en los primeros años de la década, la ciudad de Zacatecas, con poco más de 15 000 habitantes, contaba con 29 fábricas pequeñas que producían bienes tan variados como cigarros, sodas, crisoles, catres, pastas de harina, dulces y cal. Sin embargo, el desarrollo de la industria aún se enfrentaba a serios obstáculos, como el desabasto de materias primas, la carencia de capitales para invertir y los problemas laborales.
Los gobiernos de estos años realizaron serios esfuerzos por mejorar las condiciones de trabajo en el estado. Como resultado de ello, hacia finales de los años veinte la industria zacatecana se encontraba en mejores condiciones. Al comenzar la siguiente década, el gobierno estatal intentó contrarrestar los efectos que la crisis internacional tuvo sobre la minería con disposiciones tendientes al desarrollo de la industria no minera. Destacan entre ellas la Ley de Fomento Industrial y la formación de cooperativas que, aparte de proteger la industria en pequeño, dio mayor poder de negociación a los trabajadores ante la persistente actitud de las grandes empresas de, por ejemplo, pagar con vales a sus obreros.
Con todo, hacia 1940 la industria zacatecana seguía siendo muy pequeña en comparación con el desarrollo que en este terreno experimentaba el resto del país, lo cual provocaba fenómenos migratorios que a su vez obstaculizaban aún más el crecimiento del sector. En un balance de la situación, puede concluirse que ni el porfiriato ni la Revolución crearon las condiciones para un verdadero despegue industrial en el estado de Zacatecas.