CEDRO y caoba, 
              la tarde baja 
              de garza en garza 
              y ahonda al río, 
              ligeramente, 
              lo que se canta. 
               
              Cedro y caoba 
              viven pareja del paraíso 
              cuya manzana mi sangre moja. 
               
              Al pie del cedro, 
              húmedo aroma. 
              Por su paloma 
              torcaz y cielo, subió una rama 
              sonoramente dodecaedro. 
               
              Franjas tardías 
              queman el cielo de una caoba. 
              Aire jilguero, y entre sus brazos, 
              la tarde toma. 
               
              ¡Ay tarde sola 
              que te desgajas 
              cedro y caoba! 
               
              Sin que se quiera, 
              vuela una garza, 
              con tal belleza, 
              que tal semeja que así volara 
              por vez primera. 
               
              Restira el cielo 
              mantas azules 
              para la garza que sigue el vuelo. 
               
              Tanto su tiempo la tarde extiende, 
              que en dos azules 
              uno despide y el otro vuelve. 
               
              Azul en sombra 
              lucero tiene. 
               
              Azul en luces 
              sus luces vence. 
               
              Hora del mundo 
              que el alma toma, 
              en soledades 
              cedro y caoba. 
               
              Cedro y caoba, 
              ¡pareja sola! 
               
              En mi garganta, 
              collar recuerdos 
              junta sus perlas para cerrarla. 
               
              (Si hay una queja 
              no hay una lágrima.) 
               
              La tarde cae 
              ya entre un reguero 
              de estrella-tardes. 
               
              De alguna herida 
              se oye la sangre. 
               
              Tengo las manos sobre mi pecho. 
              Cruza una garza, 
              y el viento sale. 
               
              ¿Salió de un cedro? 
              ¿De una caoba? 
               
              Viento que rozas: 
              ¿Por qué rosales llenos de espinas 
              pasaste ahora? 
              No aspirarte sería 
              talar el bosque-cedro y caoba. 
               
              Tálamo sólo 
              caoba y cedro. 
              Un rumor de silencio 
              brota del pecho. 
               
              Y un olor de caobas 
              bajo los cedros 
              abre noches fluviales 
              habitadas de luces y de luceros. 
               
			Tabasco, 1943.  
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