| La última página | 
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        La Edad de Oro se despide hoy con pena de sus amigos. 
        Se puso a escribir largo el hombre de LA EDAD DE ORO, como quien escribe 
        una carta de cariño para persona a quien quiere mucho, y sucedió 
        que escribió más de lo que cabía en las treinta y 
        dos páginas. Treinta y dos páginas es de veras poco para 
        conversar con los niños queridos, con los que han de ser mañana 
        hábiles como Meñique, y valientes como Bolívar: poetas 
        como Homero ya no podrán ser, porque estos tiempos no son como 
        los de antes, y los aedas de ahora no han de cantar guerras bárbaras 
        de pueblo con pueblo para ver cuál puede más, ni peleas 
        de hombre con hombre para ver quién es más fuerte: lo que 
        ha de hacer el poeta de ahora es aconsejar a los hombres que se quieran 
        bien, y pintar todo lo hermoso del mundo de manera que se vea en los versos 
        como si estuviera pintado con colores, y castigar con la poesía, 
        como con un látigo, a los que quieran quitar a los hombres su libertad, 
        o roben con leyes pícaras el dinero de los pueblos, o quieran que 
        los hombres de su país les obedezcan como ovejas y les laman la 
        mano como perros. Los versos no se han de hacer para decir que se está 
        contento o se está triste, sino para ser útil al mundo, 
        enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es 
        un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse 
        mientras haya libros en las librerías, y luz en el cielo, y amigos 
        y madres. El que tenga penas lea las Vidas paralelas de Plutarco, 
        que dan deseos de ser como aquellos hombres de antes, y mejor, porque 
        ahora la tierra ha vivido más, y se puede ser hombre de más 
        amor y delicadeza. Antes todo se hacía con los puños: ahora, 
        la fuerza está en el saber, más que en los puñetazos; 
        aunque es bueno aprender a defenderse, porque siempre hay gente bestial 
        en el mundo, y porque la fuerza da salud, y porque se ha estar pronto 
        a pelear, para cuando un pueblo ladrón quiera venir a robarnos 
        nuestro pueblo. Para eso es bueno ser fuerte de cuerpo; pero para lo demás 
        de la vida, la fuerza está en saber mucho, como dice Meñique. 
        En los mismos tiempos de Homero, el que ganó por fin el sitio, 
        y entró en Troya, no fue Ajax el del escudo, ni Aquiles el de la 
        lanza, ni Diomedes el del carro, sino Ulises, que era el hombre de ingenio, 
        y ponía en paz a los envidiosos, y pensaba pronto, lo que no les 
        ocurría a los demás. Con esta última página está sucediendo lo que 
          con el primer número de LA EDAD DE ORO: que no va a caber lo 
          que el amigo de los niños les quería decir, y es que en 
          el número de agosto se publicará una Historia del hombre 
          contada por sus casas, que no cupo esta vez, historia muy curiosa, 
          donde se cuenta cómo ha vivido el hombre, desde su primera habitación 
          en la tierra, que fue una cueva en la montaña, hasta los palacios 
          en que vive ahora. Ni cupo tampoco una explicación muy entretenida 
          del modo de fabricar Un cubierto de mesa. Porque es necesario 
          que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no sepan 
          explicar. Para eso se publica LA EDAD DE ORO. Y para todo lo que quieran 
          preguntar, aquí está el amigo. Estas últimas páginas serán como el cuarto de 
          confianza de LA EDAD DE ORO, donde conversaremos como si estuviésemos 
          en familia. Aquí publicaremos las cartas de nuestras amiguitas: 
          aquí responderemos a las preguntas de los niños: aquí 
          tendremos la Bolsa de Sellos, donde el que tenga sellos que mandar, 
          o los quiera comprar, o quiera hacer colección, o preguntar sobre 
          ellos algo que le interese, no tiene más que escribir para lograr 
          lo que desea. Y de cuando en cuando nos hará aquí una 
          visita el abuelo Andrés, que tiene una caja maravillosa con muchas 
          cosas raras, y nos va a enseñar todo lo que tiene en la Caja 
          de las Maravillas. 
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