A pesar del entusiasmo y del empeño de Bustamante, ese pequeño libro nunca vio la luz, ya que a medida que corría el segundo semestre de 1807 la situación política se agravó notablemente. Las autoridades virreinales se preocuparon por crear un sistema defensivo eficaz ante el posible ataque de la armada inglesa. Al mismo tiempo, el virrey Iturrigaray comenzaba a ser criticado por sus enemigos debido a sus actitudes liberales, lo que lo obligó a ejercer una censura más activa a la prensa. Estos hechos provocaron el fracaso editorial de las Tablas que Bustamante pretendía publicar.
No obstante este impedimento, copias manuscritas fueron estudiadas con detenimiento tanto por los que tres años más tarde se levantarían en armas contra el gobierno colonial, como por los funcionarios del virreinato que tenían a su cargo los estudios estadísticos del país. Así, Fernando Navarro y Noriega, el autor de la Memoria sobre la Población del Reyno de Nueva España, elaborada en 1814 para la Diputación Provincial de México a las Cortes de Cádiz, cita expresamente "la estadística de Nueva España" presentada por Humboldt al virrey en enero de 1804,38 y el antes mencionado José María Quirós, en su Memoria del Real Consulado de Veracruz, que se publicó en 1817, menciona repetidamente las Tablas de Humboldt.39 Pero fue, sin duda, la aparición en francés del Ensayo político entre 1808 y 1811, lo que despertó mayor interés por las Tablas. De hecho, fue la llegada a México de los primeros volúmenes de aquella obra -leída en francés por los intelectuales y científicos mexicanos, muchos de los cuales conocían bien ese idioma- lo que provocó que, apenas un año después de consumada la independencia de México, aparecieran las Tablas en letra de molde en un pequeño volumen en octavo de 36 páginas, publicado por Mariano de Zúñiga y Ontiveros.40 Cabe indicar que esta edición no es completa y que ciertos pasajes -acaso en ese año de 1822 considerados peligrosos- no fueron publicados. Sea como fuere, es indudable que la publicación de las Tablas y la difusión del Ensayo político, que también ese año de 1822 había sido finalmente publicado en español, contribuyeron poderosamente a que las clases dirigentes de la nueva nación se interesaran en las estadísticas económicas y demográficas como único medio de conocer la realidad interna del país.41 En este sentido, ambas obras deben situarse en los orígenes de todas las decisiones que sobre temas de economía política tomaron los más destacados intelectuales mexicanos, quienes contribuyeron con sus ideas a la formación y constitución de la nueva nación en la primera mitad del siglo XIX.