desde el aula

Propósito

  • Que los alumnos y las alumnas reconozcan la importancia del uso de los signos de puntuación en la producción de textos, para lograr comunicarse de manera eficiente.

Actividades

  1. Para comenzar pida a los niños y las niñas que observen postales, ilustraciones, pinturas o recortes alusivos a nuestro estado.
  2. En plenaria, comenten acerca de lo que creen que encierra cada imagen o historia, qué les recuerda y con qué otras situaciones cotidianas pueden relacionarlas.
  3. Formen equipos para construir un texto colectivo a partir de una imagen, un sueño, una aventura, una experiencia personal, una anécdota, una historia fantástica, una situación cotidiana, etc. En el momento de producción, permítales escribir libremente, apoyándolos para resolver sus dudas o dificultades.
  4. Cada equipo lea su escrito en voz alta y respondan a:
  • ¿Se comprende el mensaje del texto?
  • ¿Hay alguna parte del texto que no tenga claridad? ¿Cuál?
  • ¿Si la hubiera, ¿por qué creen que no es comprensible?
  • ¿Qué hay que hacer para que se entienda mejor?
  • ¿Cómo podemos mejorarlo?
  1. Elija uno de los textos de los equipos, escríbalo en el pizarrón omitiendo los signos de puntuación. Léanlo en voz alta. A manera de lluvia de ideas, provoque la reflexión preguntando a niños y niñas:
  • ¿Se entiende claramente lo que leímos? ¿Por qué?
  • ¿Le hará falta algo? ¿Qué?
  • ¿Qué signos de puntuación usarían para completar el texto correctamente?
  • ¿En dónde los colocarían?
  • Permita que den sus argumentos y de manera grupal vayan corrigiendo el texto.
  1. Pídales a los equipos que corrijan sus escritos y se ayuden mutuamente a resolver dudas. Comparen los textos, léanlos en voz alta y consulten diversas fuentes de información.
  2. Comente la importancia de usar los signos de puntuación para darle claridad a los textos y comunicar lo que en verdad queremos. Argumente sus puntos de vista.
  3. Pueden reunir sus textos para incorporarlos a su biblioteca escolar.
Para reflexionar

Los escritores, en cambio, no hicieron referencia a las reglas pero sí a su escritura. Amy explicó de esta forma las comas:

“Si uno tiene una oración larga y la quiere poner toda, pone una coma para respirar. Si se hace una oración nueva, ya hay que cambiar. Un ejemplo es mi relato sobre un vuelo. Yo puse: “Bajamos un poco más sobre la playa, vi muchos puntitos de colores.” Antes y después de las comas, las dos son parte de la misma oración. Una frase es como la mitad de la oración, y la otra la segunda mitad. Como si fueran dos lados de la misma idea. Amy no conoce todas las reglas y definiciones de las convenciones del lenguaje, pero ha desarrollado un sentido intuitivo de las funciones de la puntuación. Lo que los chicos me mostraron encierra una lección. Puede no importar si los alumnos están en condiciones de enumerar los dieciséis usos de la coma o definir una proposición subordinada. Lo que importa, y mucho más, es que adquieran un sentido de la coordinación entre oraciones y la inclusión de suboraciones, del uso de signos como señales que refieren al sonido de una voz. La lengua es una habilidad por desarrollar, no un contenido por enseñar, y se aprende mejor por medio de un uso activo y significativo.

Mc Cormick Calkins, Lucy "Miniclases. Didáctica de la escritura en la escuela primaria y secundaria", traducción Isabel Stratta, Argentina, AIQUE, 1992. Tomado de la Revista PRONALEES Año 5 No. 3-4 Julio-Diciembre, 1999. p.28.