Hablar en el salón de clase ¿Para qué?
5. La siguiente experiencia fue tomada de un registro de observaciones, 4 y se refiere a un equipo de alumnos de cuarto grado que realiza una exposición sobre el tema El movimiento constitucionalista. Veamos cómo se desarrolla la actividad: “La maestra Juanita expresa —A ver, ¿a quién le toca exponer?—. Una niña borra el pizarrón y la profesora se sienta en la parte trasera del salón para observar; el equipo que va a exponer conversa y bromea mientras se acercan con la profesora para mostrar el material que utilizarán. Enseguida, los niños pegan las láminas en el pizarrón. En ese instante la profesora expresa: —¡a ver!, esperemos a Cacho que termine su paleta para iniciar con la exposición, mientras, guarden todo y pongamos atención. ¡Ya! ¡ A ver, a ver, no tienen respeto hacia los compañeros, guarden silencio!—.
El equipo que va a exponer se para frente al pizarrón y uno de ellos, Juan, inicia y dice: —voy a leer lo que pasaba en el país antes de la Constitución—. El niño lee y de esta manera expone. La maestra expresa: —¡muy bien Juan!, por favor los demás vayan tomando nota de lo que se diga, siéntate Juan, ¿quién sigue?— Yo— expresa tímidamente Laura una de las niñas del equipo, ella memorizó el fragmento que le tocó. Cuando la niña empieza a hablar mira hacia arriba queriendo acordarse de todo, la maestra mueve la cabeza en señal de aprobación. Al concluir la maestra le dice: —veo que sí te pudiste aprender todo ¡muy bien!, yo creo que sí quedó más o menos claro, cuándo fue la Constitución de 1917. ¡A ver! ¿cuándo fue?—. Un niño contesta. Enseguida el resto del equipo continúa leyendo o expresando de memoria los fragmentos que les tocaron, hasta concluir la exposición. Para finalizar el grupo aplaude.”
6. Organizados de acuerdo con el grado que van a atender y por ciclos, intercambien comentarios acerca del trabajo que se realizó en la actividad del caso anterior. Consideren las siguientes interrogantes y escriban sus conclusiones:
- ¿En quién se centra la participación?
- ¿Cómo es la interacción comunicativa entre la maestra y los alumnos en esta actividad?
- ¿Consideran que la actividad del registro que leyeron promueve en los alumnos el desarrollo de las habilidades comunicativas para hablar y escuchar? ¿Por qué?
Dejen a la mano sus conclusiones, ya que después las utilizaremos.
La mejora de las habilidades comunicativas e interactivas de los enseñantes
Los estilos comunicativos o interactivos de los profesores pueden ser variados pero, en general, el contexto del aula favorece un estilo tipo directivo que controla la marcha del discurso, impone los temas, da y retira la palabra, decide qué es correcto y apropiado, etcétera. Mucho se ha escrito de este tema y desde perspectivas muy diferentes; a nosotros en este momento nos interesa sólo referirnos al estilo interactivo que marca el profesor, con sus propios recursos comunicativos, en tanto que es un factor que favorece o dificulta el desarrollo de las habilidades comunicativas de los propios alumnos. El conjunto de características pragmáticas del discurso de los profesores claramente favorecedor no sólo de la comunicación en el aula, sino también del progreso de las habilidades comunicativas de los alumnos, se podría resumir con la palabra escuchar. El profesor o la profesora que escucha es una persona que acomoda el nivel de su lenguaje al de los alumnos, que es sensible a sus intervenciones, en el sentido de que su discurso es flexible y variado en función de las diferencias entre clase y entre alumnos. El profesor que escucha recoge en sus intervenciones las aportaciones de los alumnos, y las devuelve a veces ampliadas o reformuladas, cede la palabra con facilidad y da oportunidades de iniciar turnos, de hacer preguntas o de cambiar de tema a los alumnos. Cuando un profesor escucha, aprende de los alumnos; aprende cosas relativas a sus intereses y conocimientos, a sus expectativas y a su capacidad de comprensión lingüística y, lo que es más importante, esto le permite actuar contingentemente. En la medida que escucha, el profesor tiene una idea muy ajustada de los niveles de sus alumnos y, en consecuencia, puede adecuarse de manera muy precisa a sus necesidades; de este modo es capaz de ir dando cada vez menos ayudas a los niños y por tanto facilita su independencia como interlocutores cada vez más autónomos. El profesor que escucha no hace ruido verbal, no llena los silencios sin motivo, sabe esperar y estar callado, no invade el espacio comunicativo de los niños y las niñas que son sus interlocutores.
Del Río, María J., “La mejora de las habilidades comunicativas e interactivas de los enseñantes” en Psicopedagogía de la lengua oral: un enfoque comunicativo, México, Multimedios Libros y Comunicaciones, 2000, pp. 41-42.
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4 Morales Solano, Isabel Alejandra, El proceso de interacción verbal maestro-alumno. Un análisis de la comunicación en el salón, México, Universidad de las Américas, 2001.
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