¿CÓMO SOMOS?
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La reproducción humana

Como has visto ya en tus libros de Ciencias Naturales, una de las funciones más importantes de todos los seres vivos es la reproducción, pues por medio de ella se da vida a un nuevo ser y así se preservan las especies. Al nacer los nuevos individuos comparten características generales que permiten reconocerlos como miembros de una especie y presentan otras características particulares que los hacen singulares y los distinguen de los demás.

Espermatozoides rodeando al óvulo

En quinto grado estudiaste que la reproducción humana requiere la unión de un óvulo y un espermatozoide. Como recordarás, los óvulos se producen en los ovarios de la mujer, después de que se inician sus ciclos menstruales. Cada mes se libera un óvulo de uno de los ovarios, mientras que los espermatozoides se producen por millones en los testículos del hombre, una vez que su aparato sexual ha madurado.

Casi todos los niños y las niñas tienen la curiosidad de saber cómo se hacen y nacen los bebés. Aunque a algunas personas les incomoda hablar de este tema, la explicación es muy sencilla y debemos tomarla con naturalidad.

La respuesta es que cuando sus padres tuvieron relaciones sexuales, el padre depositó millones de espermatozoides en la vagina de la madre, uno de los cuales fecundó un óvulo maduro.

Relaciones sexuales

Esquema que muestra los espermatozoides iniciando su recorrido por la vagina.

Las relaciones sexuales abarcan diversos aspectos del ser humano adulto, en especial el emocional y el corporal, pero a menudo tienen también repercusiones sociales. En esta lección se tratarán temas referidos a las relaciones sexuales y a algunas de sus consecuencias.

Hay muchas formas de llamar al acto sexual o coito; algunas son tener relaciones y hacer el amor. El acto sexual es una relación íntima, muy especial, en la cual la pareja muestra y comparte sus sentimientos amorosos y al hacerlo involucra las partes más privadas de su cuerpo. Cuando dos personas adultas deciden hacer el amor, la atracción y la cercanía entre ellas hace que el cuerpo de cada una se disponga para el acto sexual. En el hombre, la excitación sexual produce la erección del pene y en la mujer, la dilatación y humedecimiento de la vagina. El coito, visto como función fisiológica, consiste en introducir el pene del hombre en la vagina de la mujer. Tanto hombres como mujeres pueden alcanzar un punto de máxima excitación, llamado orgasmo, en el que ocurre una serie de emociones y cambios físicos que se acompañan de una sensación placentera. En el caso del hombre, el orgasmo coincide con la eyaculación, que es la salida del semen por el pene.

Es importante que las relaciones sexuales estén basadas en el respeto a uno mismo y a los demás, así como en una actitud amorosa, respetuosa y solidaria para con la pareja. Como muchos actos humanos, tienen consecuencias para los individuos, para las parejas y para quienes los rodean. Toda relación sexual, pero especialmente la primera, es un acontecimiento muy importante para cada persona y es algo que se recuerda siempre. Por eso, en tanto la pareja tenga mayor madurez, así como mejores condiciones de comunicación y metas compartidas, mejor será su experiencia y mayores sus posibilidades de desarrollar una vida sexual sana y plena.

Las personas nunca son demasiado viejas para amarse y tener relaciones.

Dada la importancia que tiene esta decisión, se debe posponer la primera relación sexual hasta la etapa adulta, cuando se está más preparado, física y emocionalmente, y se tiene la capacidad para afrontar las consecuencias con responsabilidad. Por ello, no hay ninguna necesidad de apresurarse.

La decisión de tener relaciones sexuales hay que tomarla de manera personal, libre, informada y responsable. Ninguna persona, por ningún motivo, debe forzar a otra a tener relaciones sexuales.

La familia

A menudo, cuando un hombre y una mujer se entienden y se quieren, deciden compartir su vida juntos y formar una familia. En todas las sociedades se ha dado una gran importancia a la decisión que toma una pareja de formar una familia. En México, como en muchos otros países, las leyes le dan formalidad a esa unión mediante el matrimonio y establecen los derechos y las obligaciones de los miembros de la pareja, entre sí y hacia sus hijos, cuando los hay. También las religiones han establecido ceremonias especiales para que los creyentes celebren su unión.

Hay familias en las que la madre o el padre viven solos con sus hijos.

Una familia recién formada tiene grandes retos: lograr seguridad económica, conocerse a fondo y establecer reglas particulares de convivencia. Además, es necesario que la pareja organice, de común acuerdo, el tiempo que dedicará al trabajo, a las tareas domésticas y al esparcimiento. Tanto hombres como mujeres necesitan espacio y tiempo para seguir desarrollando sus intereses y sus capacidades a lo largo de su vida. Por eso, desde el inicio de su vida juntos los miembros de la pareja deben establecer los acuerdos que les permitan hacer una vida en común, con equidad en el reparto de las tareas y de las responsabilidades familiares.

Con el tiempo, cada familia se va formando por diferentes miembros que están relacionados entre sí de maneras distintas. En nuestro país, es común que padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, e incluso otras personas con los que no hay una relación sanguínea, formen una familia y convivan bajo el mismo techo. A veces las familias tienen muchos miembros y otras, unos pocos, como en el caso de padres o madres que viven solos con sus hijos, ya sea porque enviudaron, se separaron, fueron abandonados o simplemente porque así lo decidieron. Lo fundamental de una familia no es cuántos o cuáles miembros tiene, sino las relaciones de afecto, respeto, comunicación y solidaridad que se establecen entre sus integrantes.

Algunas familias tienen muchos miembros de edades y relaciones de parentesco muy variadas.

Aunque con el paso del tiempo las familias cambien, generalmente los lazos emocionales que se establecen entre sus miembros perduran y, si bien las formas de relacionarse pueden variar mucho de una familia a otra, estos lazos brindan apoyo durante toda la vida. A pesar de sus diferencias, muchas familias comparten proyectos, logros y problemas y, en ocasiones, también afrontan conflictos y enojos que pueden ser pasajeros o más serios. Todos los miembros de una familia deben saber convivir con los demás, para lo cual han de aprender cómo comunicarse y cómo resolver sus diferencias sin lastimarse. Sin embargo, esto desgraciadamente no siempre es así, ya que en algunas familias el abuso y la violencia se presentan cotidianamente, generando distanciamiento y sufrimiento que impiden el desarrollo de la comunicación, de los lazos de afecto y de la solidaridad.

Una característica que comparte la mayoría de las familias es el deseo de tener hijos, ya sea biológicos o por adopción. La adopción se da cuando una pareja decide querer, cuidar y educar a una niña o un niño que no fue concebido por esa misma pareja. En México, existen leyes y procedimientos de adopción que protegen a los niños y a las niñas.

Cada pareja debe ser consciente de la responsabilidad que implica tener, o en su caso adoptar, un hijo o una hija, y está obligada moral y legalmente a crear las condiciones necesarias para mantenerlos, educarlos y propiciar su desarrollo integral. Por eso, tener hijos es un asunto muy serio que debe meditarse y planearse muy bien.


¿Sabías que... la Constitución Mexicana, en su artículo cuarto entre otras cosas, dice que: “Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos”? Y también que: “Es deber de los padres preservar el derecho de los menores a la satisfacción de sus necesidades y a la salud física y mental”.

El embarazo


Las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, aunque sucedan una sola vez, pueden provocar un embarazo. Para que esto ocurra es necesario que los espermatozoides depositados en la vagina avancen, primero hacia el útero y después hasta las trompas. Si al llegar ahí hay un óvulo maduro, los espermatozoides lo rodean y uno de ellos puede penetrarlo.

Cuando se unen un espermatozoide y un óvulo se forma una nueva célula llamada huevo o zigoto. Esta unión se conoce como fecundación. El huevo empieza a dividirse para formar dos células, luego cuatro, luego ocho, 16, 32 y así sucesivamente hasta llegar a los millones de células que van a formar el corazón, los pulmones, el intestino y todos los aparatos y sistemas del nuevo ser humano. Para que el embarazo llegue a completarse, el huevo tiene que anidar, es decir, fijarse a las paredes del útero, lo cual sucede aproximadamente una semana después de la fecundación.

Cordón umbilical unido a la placenta

Una vez que el zigoto anida en las paredes del útero, el embrión comienza a desarrollarse y se empieza a formar la placenta. A partir del cuarto mes de embarazo, la placenta está completamente formada y comienza a desempeñar su función, que consiste en pasar el oxígeno y el alimento de la sangre de la madre al feto, que es como se denomina al nuevo ser, a partir del tercer mes. Por la placenta regresan también las sustancias de desecho para que la madre las elimine. Este intercambio ocurre a través del cordón umbilical, en el cual se encuentran una arteria y una vena. Durante el embarazo, el feto se desarrolla en una bolsa llena de un líquido, llamado amniótico, que lo protege de los golpes y lo mantiene en las condiciones ideales para su desarrollo.

Bebé prematuro en incubadora, nacido a los siete meses de gestación.

Un nuevo ser humano requiere de nueve meses para formarse en el útero materno, que es lo que, en general, dura un embarazo. Algunos bebés nacen prematuramente, entre los siete y los ocho meses de gestación. Cuando esto ocurre, su desarrollo, su talla y por lo tanto sus posibilidades de supervivencia, son menores, pero con los cuidados adecuados puede normalizarse en poco tiempo.

Es necesario que la mujer embarazada se alimente correctamente, pues de esto depende su bienestar y el crecimiento y desarrollo adecuados del bebé.




Observa en el cintillo de este bloque, las fotografías y esquemas que muestran el desarrollo del embrión hasta convertirse en feto y luego en un bebé listo para nacer. Describe tus observaciones en tu cuaderno.

Esquema de útero con cuates

¿Te has preguntado alguna vez cómo es que existen gemelos, trillizos y hasta sextillizos? Esto es posible porque, en ocasiones, la mujer tiene más de un óvulo maduro en sus trompas y éstos son fecundados, cada uno, por un espermatozoide. Cuando así pasa, se desarrollan dos o más huevos que, si logran anidar en el útero, permiten que la mujer dé a luz a dos o más hijos gestados en un mismo embarazo. Éstos pueden ser del mismo o de distinto sexo y, aunque sean parecidos, nunca son idénticos. También se les conoce como cuates, para distinguirlos de los gemelos idénticos. Estos últimos proceden de un mismo huevo, el cual se divide, al inicio del embarazo, en dos huevos iguales. Por eso, siempre son del mismo sexo, sus características físicas son las mismas y su parecido es impresionante.

El parto

Una vez cumplidos los nueve meses de embarazo el nuevo ser está listo para nacer, es decir, para el parto, pero ¿qué es lo que hace que se inicie el parto?

Después de nueve meses el bebé está listo para nacer.

En el curso pasado viste que el sistema glandular, por medio de las hormonas, se encarga de que ocurran en el cuerpo las cosas en el momento preciso. Para que el parto se inicie, intervienen las hormonas de los ovarios y una de las hormonas de la hipófisis.

El trabajo de parto empieza cuando el útero se contrae, cada vez con mayor frecuencia. Al contraerse va reduciendo su tamaño, obligando así a que el bebé salga. Al principio el útero se contrae cada media hora o más. Conforme transcurre el tiempo, hay cada vez más contracciones, hasta que suceden cada tres minutos. El cuello del útero se va abriendo y llega un momento en el que la bolsa que envuelve al bebé se rompe y sale el líquido amniótico. A esto se le llama la ruptura de la fuente, por el líquido que sale por la vagina.

Momento de expulsión, en el que el cuello del útero está completamente dilatado.

A las contracciones se les llama dolores de parto, pues al irse abriendo el cuello del útero hay dolor. Al final, además de las contracciones del útero, la madre siente la necesidad de pujar, de manera que se suman otras contracciones voluntarias de los músculos abdominales,

Esquema del canal del parto, formado por el hueso del pubis, el cuello del útero, la vagina y la vulva, en el momento del nacimiento.

lo cual hace que el bebé finalmente salga. La placenta y las membranas que envolvían al bebé se expulsan al final del parto. Este es un momento delicado, pues la madre puede sufrir algunas complicaciones cuando no salen completas.

En algunos casos el niño o la niña no pueden nacer por la vagina. Cuando así ocurre es, generalmente, porque su cabeza no cabe por el canal del parto, pero también puede deberse, entre otras razones, a que el niño esté mal acomodado dentro del útero, o bien a que el cordón umbilical esté enredado alrededor de su cuello. En esos casos es necesario practicar una operación llamada cesárea, que consiste en abrir el abdomen de la madre para sacar al bebé del útero.

El recorrido del bebé al nacer

Como sabes, el bebé tarda aproximadamente 9 meses, o 40 semanas, en desarrollarse en el útero materno. Para que te des una idea de lo que pasa en el último trecho que el bebé tiene que recorrer para su nacimiento, modelarás un parto.

Necesitas:

dos globos de diferente color y tamaño, agua de la llave y arroz

En este modelo, uno de los globos va a representar el útero o matriz. De hecho tiene una forma parecida y también es elástico. El otro globo va a representar al bebé.

  1. Llena el primer globo con arroz y hazle un nudo. Éste va a representar al bebé.
  2. Introduce este globo en el segundo, el cual va a representar el útero, como se observa en la figura.
  3. Ahora vas a llenarlo con agua, hasta alcanzar un tamaño mayor que el globo cuando está vacío. El agua va a representar el líquido amniótico.
  4. Ahora tienes ya el modelo listo para iniciar el parto, el cual consiste en que salga el primer globo del segundo.










¿Qué parte del modelo representa el cuello del útero?
¿Por dónde salieron el líquido y el bebé?
¿Qué salió primero?
¿Qué tuviste que hacer para que saliera el bebé?
¿Qué fue lo que salió más fácil? ¿A qué equivale en el parto?
¿Cuál fue la parte más difícil de hacer? ¿Por qué?

Anota tus observaciones en tu cuaderno.

Primeros cuidados del recién nacido y lactancia

Después del nacimiento es necesario pinzar o anudar de inmediato el cordón umbilical y cortarlo con la mayor higiene posible. El bebé debe respirar de inmediato, lo cual se acompaña de una especie de llanto o grito. Para ayudarlo, es necesario limpiarle perfectamente la nariz y la boca que están llenos de líquido amniótico en el momento de su nacimiento. Es importante que el médico, o la partera, le hagan un reconocimiento médico que consiste, entre otras cosas, en pesarlo, medir su estatura y la circunferencia de la cabeza, oír su corazón y sus pulmones y revisar sus órganos externos e internos.

Los cinco sentidos del bebé, gusto, tacto, audición, vista y olfato, están funcionando desde antes de su nacimiento, pero el sentido del tacto es especialmente importante en los primeros momentos de su vida.

El esfuerzo del parto es tan duro para la madre como para el hijo y, por ello, es fundamental que ambos sean confortados y abrazados, tan pronto nazca el bebé. El contacto físico entre la madre, el padre y el hijo o hija es, sin duda, fundamental para el buen desarrollo del recién nacido, pero sobre todo para que la pareja y su hijo o hija inicien los lazos afectivos que continuarán desarrollándose a lo largo de sus vidas. En el pasado, los padres no asistían al nacimiento de sus hijos, pero cada vez es más común que estén presentes en el parto y que se les permita participar en él. Compartir los cuidados del embarazo, del parto y del recién nacido fortalece a la pareja y le facilita el proceso de adaptación que implica la llegada de un nuevo miembro a la familia.

Durante el embarazo, los senos de la madre se preparan para la lactancia, y así, poco después del parto, la madre estará lista para amamantar. No hay mejor alimento para un recién nacido que la leche de su madre. Ésta tiene la composición exacta que el bebé necesita para nutrirse, la cual va cambiando para adaptarse a las necesidades de su crecimiento. Mediante la leche materna, el bebé obtiene, además de alimento, anticuerpos de la madre que lo protegen contra infecciones durante sus primeros meses de vida, mientras su sistema inmunológico madura. Otra ventaja de amamantar es la relación tan estrecha que se establece entre la madre y el hijo o la hija, la cual puede contribuir también a su comunicación futura. Algunas madres tienen dificultades para amamantar y recurren a fórmulas especialmente elaboradas para este fin, que si bien permiten que el bebé se alimente, no tienen las mismas ventajas de la leche materna. Siempre que sea posible, es preferible que la madre amamante a su hijo.

Condiciones óptimas para el embarazo

No hay mejor alimento para un recién nacido que la leche materna.

El embarazo implica una gran responsabilidad y, por ello, debe realizarse en condiciones óptimas. Para criar a un ser humano es necesario dedicarle tiempo y cariño, así como asegurarle una buena alimentación, vestido y educación. Por eso, las condiciones ideales para un embarazo incluyen que tanto el padre como la madre deseen tener al bebé y que cuenten con condiciones físicas, emocionales y económicas adecuadas para cuidarlo. Desgraciadamente, esto no siempre ocurre. Hay mujeres que se embarazan sin desearlo, sin estar todavía preparadas para hacerlo, o teniendo ya más hijos de los que pueden atender. También hay hombres que tienen relaciones sexuales sin asumir la responsabilidad que implica ser padre, y abandonan a la madre y a su hijo sin hacerse cargo de su cuidado y crianza.

En nuestro país está aumentando el número de mujeres adolescentes que se embarazan, y ni ellas ni sus parejas están preparadas física, emocional o económicamente. Estos embarazos se consideran como de alto riesgo por tres razones. La primera está relacionada con la salud de la madre y del hijo: como el cuerpo de la joven no ha terminado de crecer y desarrollarse, la gestación del bebé compite con el crecimiento y desarrollo de la madre, demandándole más de lo que su cuerpo puede dar y arriesgando con ello no sólo su salud sino la del bebé. La segunda razón se basa en que es frecuente que los bebés nazcan con una talla y peso menores que el promedio y con menos probabilidades de lograr un desarrollo sano. La tercera razón se refiere a las difíciles consecuencias para la superación personal de una pareja demasiado joven o, a menudo, de una jovencita sin pareja. Al tener que hacerse cargo de un hijo a una edad prematura, sus posibilidades de estudio y desarrollo futuros se ven muy limitadas y, en general, se acompañan de grandes frustraciones. Una situación así afecta a la madre y al padre, cuyas vidas cambian radicalmente, pero también afecta a la sociedad y, sobre todo, al hijo o hija, quienes tendrán que superar condiciones más difíciles en su desarrollo.



Como muestra la siguiente gráfica, las mujeres que continúan estudiando y alcanzan mayor escolaridad, por lo general tienen su primer embarazo más tarde que las que abandonan la escuela a temprana edad.

Observa la gráfica y compara los porcentajes de mujeres que, en cada país, asistieron menos de siete años a la escuela y que se embarazaron antes de los 18 años. En el caso de México, analiza la diferencia de porcentajes entre las mujeres con mayor y menor escolaridad y comenta con tu grupo las ventajas de continuar estudiando.

Fuente: The Alan Guttmacher Institute, 1998.

Como ya se dijo, las relaciones sexuales constituyen una parte fundamental de las vivencias afectivas de los seres humanos adultos y contribuyen a tener una vida saludable y plena, tanto desde el punto de vista biológico como afectivo, y siempre se debe estar preparado para afrontar sus posibles consecuencias con responsabilidad.

Quienes aún no desean tener hijos, o quienes quieren espaciar el nacimiento entre un hijo y otro, cuentan con distintos métodos, llamados anticonceptivos, que evitan que el embarazo ocurra. Estos métodos están disponibles en nuestro país en los centros de salud, clínicas y hospitales, de manera gratuita, pero cada quien debe decidir si quiere o no recurrir a ellos y saber cuál es el que más le conviene, pues todos tienen ventajas y desventajas.

La pareja El óvulo es la célula sexual de la mujer y la más grande de las células humanas, aunque no puede verse a simple vista. El espermatozoide es la célula sexual del hombre y es mucho más pequeña que el óvulo. Tiene un flagelo o cola que le posibilita desplazarse a gran velocidad. En una eyaculación ingresan al útero alrededor de 200 millones de espermatozoides, y sólo unos cuantos lograrán acercarse al óvulo. Espermatozoides viajando hacia el óvulo que está en la trompa. Los espermatozoides tienen que viajar unos 18 cm, de la entrada del útero a la trompa, y aunque su cola les ayudará a desplazarse, muy pocos lo lograrán. El de la izquierda se atoró a la entrada del útero. Óvulo rodeado por los espermatozoides que consiguieron llegar hasta él. Los espermatozoides intentan penetrar el óvulo; en la mayoría de los casos sólo uno lo logrará. Sólo un espermatozoide logra perforar la parte externa del óvulo para fecundarlo. Óvulo fecundado o zigoto. En el centro se observan los núcleos originales del óvulo y el espermatozoide. En ellos está toda la información genética necesaria para que se desarrolle el nuevo ser humano. Inicio de la primera división celular del zigoto. El zigoto se sigue dividiendo mientras se mueve lentamente de la trompa hacia el útero, trayecto que toma aproximadamente cuatro días. En esta imagen se aprecia la segunda división que da lugar a cuatro células. La división celular continúa. Hacia el tercer día, el zigoto tiene ya ocho células y manda señales al organismo de la madre para proteger su desarrollo, impidiendo la siguiente menstruación. La división celular hace que en un momento el zigoto parezca una mora. Por su forma, a este estado se le llama mórula.
Al cuarto día de embarazo el zigoto tiene ya 16 células y todavía no es más grande que el punto de esta i. A medida que avanza la división celular, las células se van haciendo más pequeñas y ya no son idénticas. Se van diferenciando unas de otras. Aquí vemos cómo las células se empiezan a ordenar en dos grupos que tendrán funciones distintas: unas desarrollarán el embrión y las otras la placenta. La diferenciación celular continúa y hacia el final de la primera semana de embarazo el zigoto cuenta con muchas más células y está listo para anidar. Cuando esto ocurre, un grupo de células rompe la cubierta exterior del zigoto para fijarse en el útero. El zigoto ha anidado en el útero materno y se dispone a continuar su desarrollo. A partir de este momento se le denominará embrión. Durante este primer mes se inicia el desarrollo de algunos órganos. En la tercera semana, el embrión empieza a formar los dos lóbulos cerebrales y la espina dorsal. Al final del primer mes, el embrión alcanza 7 mm de largo y mide más o menos lo que una semilla de manzana. En este mes el embrión desarrolla unas protuberancias que luego serán brazos. La esfera a la que está unido es la encargada de producir la sangre que circulará por el futuro bebé y un poco más adelante se convertirá en la placenta. Vista lateral del embrión al final del primer mes. Al final de este mes, el embrión medirá 2.5 cm, más o menos lo que una fresa pequeña; sin embargo ya es posible escuchar, con un aparato especial, el latido de su corazón. Durante este mes, las manos están ya en formación, y se puede apreciar la base de lo que, posteriormente, serán los dedos. Hacia el final de la séptima semana, el embrión ha iniciado el desarrollo de todos sus órganos. Al final de este mes se le empieza a llamar feto. Pronto estará en condiciones de moverse libremente y podrá chuparse el dedo.
Al final del tercer mes, el feto se vuelve muy activo. Ahora mide unos 6.5 cm, pesa 18 g más o menos y apenas comienza a abultar el vientre de su madre. Durante este mes continúa el desarrollo de las extremidades. Las manos tienen, cada vez, dedos más definidos, que le permiten al feto abrirlas y cerrarlas constantemente. Los pies ya están muy desarrollados. Al final del cuarto mes, el feto ya se nota en el vientre de su madre, que se ve abultado. Ahora mide unos 15 cm, pesa 135 g, más o menos, y se mueve tanto que su madre ya puede sentirlo. El feto ha crecido tanto que necesita un sistema más eficiente para nutrirse y eliminar desechos. Por eso a partir de este mes la placenta, a través del cordón umbilical, se encarga de darle nutrientes, vitaminas, minerales, agua y oxígeno, que toma de la sangre materna. La placenta contiene una estructura de vasos sanguíneos, que se conectan con el feto a través del cordón umbilical. Al final del quinto mes, el feto mide unos 25 cm, pesa 340 g más o menos y ocupa mucho más espacio en el vientre de su madre. En este mes ya se puede apreciar el desarrollo de huesos. En la imagen se ven en detalle las costillas del feto. El sistema nervioso del feto está cada vez más desarrollado. Empieza a reconocer sonidos externos y a sentir y saborear su dedo cuando se lo chupa. Al final del sexto mes, el feto mide unos 33 cm y pesa 500 g más o menos. En este mes el feto ya tiene uñas; después, cuando estén más crecidas, las empezará a usar, rascándose de vez en cuando. En el sexto mes le empieza a crecer el pelo y el vello que cubre el cuerpo. Pronto tendrá cejas y pestañas. Al final del séptimo mes, el feto mide unos 37 cm y pesa 900 g más o menos. A partir de este mes, y hasta el fin del embarazo, el feto debe aumentar de peso y continuar creciendo. El feto de siete meses casi duplicó su peso, respecto del mes anterior. A partir de este mes, algunos bebés pueden nacer prematuramente pero, con cuidados especiales, la mayoría de ellos podrá sobrevivir y desarrollarse normalmente.
Al final del octavo mes, el feto mide unos 45 cm y pesa alrededor de 2 kg. En cuatro semanas volvió a duplicar su peso y continúa creciendo. El feto de ocho meses, por lo general, se ubica con la cabeza hacia abajo dentro del útero materno. El feto en este momento del embarazo está completamente formado, pero todavía debe aumentar de peso y seguir creciendo, antes de nacer. Al final del noveno mes, el feto alcanza su máxima talla en el vientre materno: mide unos 50 cm y pesa 3 kg más o menos. Durante este mes, el feto sigue aumentando de peso. Aproximadamente, un kilo más. Todo su cuerpo se ve más rellenito, por la grasa que se ha acumulado bajo su piel durante los últimos tres meses. Después de nueve meses, el bebé está listo para nacer. Está colocado con la cabeza hacia abajo, en posición de parto.

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