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El Renacimiento en las artes
Los genios del Renacimiento
Los artistas más notables del Renacimiento nos
asombran por su talento, por la curiosidad que sentían por las cosas
más diversas y por su enorme capacidad de trabajo.
Casi ningún artista de aquella época se
dedicó a una sola forma del arte: eran pintores, escultores y
grabadores. Otros, como Miguel Angel y Alberto Durero, eran además
ingenieros que dirigían la construcción de grandes iglesias,
palacios y fortificaciones.
Entre todos aquellos artistas, el caso más
interesante es Leonardo da Vinci. Era un pintor extraordinario, pero
también estudió anatomía humana, construyó canales
y presas y registró los movimientos que hacen las aves al volar. En sus
ratos libres, Leonardo imaginaba complicadas máquinas que
ayudarían a los hombres a resolver problemas de la vida diaria y las
dibujaba minuciosamente en su cuaderno. En las páginas de esos cuadernos
encontramos el diseño de máquinas que se construirían
realmente 4 siglos después de la muerte de Leonardo: la bicicleta, el
helicóptero, elevadores y excavadoras. Otras de las ideas de Leonardo
eran irrealizables, como su ilusión de construir un aparato que
permitiera al hombre volar empleando su propia fuerza.
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El Bautisterio en la ciudad de
Florencia.
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Al mismo tiempo que los navegantes y exploradores
recorrían por vez primera nuestro planeta, los artistas de Europa
encontraban formas nuevas de expresar sus ideas sobre la belleza y sobre la
vida humana. A esta época del arte se le llama Renacimiento, porque los
pintores y escultores, los arquitectos y los escritores querían
recuperar la libertad y la calidad alcanzadas por el arte de los griegos y los
romanos, y que se habían perdido durante la Edad Media.
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Retrato de un prestamista y su mujer.
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El Renacimiento se desarrolló primero en las
ciudades italianas, como Florencia, Venecia y Roma. En ellas, los nobles, los
comerciantes ricos y los jefes de la Iglesia, entusiasmados con las nuevas
formas del arte, pedían a los artistas la realización de grandes
obras y les proporcionaban los recursos necesarios. Los artistas encontraban
así una forma de ganarse la vida decorosamente, dedicados a lo que
más les importaba en la vida.
Tiempo después, el Renacimiento se
extendió a las prósperas ciudades marítimas del norte de
Europa, así como a Inglaterra, Francia y España. Nunca antes, en
tantos lugares distintos, habían alcanzado las artes un florecimiento
tan variado y original.
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La Piedad, escultura en mármol, de Miguel
Angel Buonarroti.
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Los artistas del Renacimiento crearon dos tipos
principales de obras: unas pertenecen a las artes visuales, como la pintura, la
escultura y la arquitectura; otras son obras de literatura, como la
poesía, la narración y el teatro. En las artes visuales se
utilizaron muchos medios distintos: un dibujo en papel o un pequeño
retrato pintado sobre una tabla, estatuas de bronce y mármol, o
deslumbrantes construcciones en las que se combinaban la belleza de la
arquitectura, pinturas realizadas en paredes y techos y complicados trabajos de
escultura.
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El Nacimiento de Venus, famosa pintura del artista
florentino Sandro Botticelli.
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La nueva literatura también tuvo múltiples
formas: la poesía con temas amorosos o religiosos, la narración
cómica o trágica y el teatro, que se volvió un
espectáculo de gran popularidad, en el que se representaban todos los
sentimientos y problemas de la vida humana.
La literatura del Renacimiento tuvo una fuerte
influencia en la evolución de las lenguas habladas en Europa, porque en
las obras más importantes se encontraba un modelo del uso de la
gramática, del vocabulario y del estilo de escribir. Esas lenguas, como
el español, siguieron cambiando, pero a diferencia de lo que sucede con
obras más antiguas como el Poema del Mío
Cid, uno puede entender sin grandes dificultades los escritos de la
época del Renacimiento.
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