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El contraataque español
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Enfermos de viruela representados en el
Códice Florentino.
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Con sus maltrechas tropas, Cortés se
refugió en el territorio de sus aliados tlaxcaltecas. Ahí se
repuso y recibió el refuerzo de hombres y armas desembarcados en el
Golfo, que su padre y sus amigos le habían ayudado a conseguir. Mientras
tanto, en Tenochtitlan se había desatado una incontenible epidemia de
viruela. Decenas de miles murieron, entre ellos el tlatoani
Cuitláhuac. Los nobles mexicas escogieron como nuevo líder
a Cuauhtémoc, quien tenía entonces unos 25 años.
Seis meses después de su derrota, los
españoles decidieron atacar de nuevo Tenochtitlan. Esta vez actuaron
metódicamente: establecieron su base de guerra en Texcoco, principal
aliado de los mexicas, y sometieron uno a uno a los señoríos del
Valle. Para evitar el movimiento de las canoas aztecas, construyeron una docena
de pequeños barcos, armados con cañones. La capital de los
mexicas quedó aislada y los alimentos empezaron a escasear en ella.
Las tropas españolas y decenas de miles de aliados
indígenas iniciaron el asalto de Tenochtitlan a principios de junio de
1521. Atacaron por las 3 calzadas que unían a la ciudad con el Valle,
pero la resistencia mexica fue heroica. El sitio se prolongó por
semanas; se luchaba casa por casa, canal por canal. El alimento y el agua
potable se acabaron en la ciudad, pero los defensores seguían
resistiendo, recuperando por la noche el terreno que los conquistadores ganaban
difícilmente durante el día.
Al empezar agosto la defensa de la ciudad ya era imposible.
Se decidió que Cuauhtémoc y otros jefes aztecas intentaran
escapar por el lago, para continuar la lucha en otro lado. Sin embargo, fueron
detenidos por uno de los navíos españoles y hechos prisioneros.
En los días siguientes, lo que quedaba de la ciudad fue capturado por
las fuerzas de Cortés y la resistencia indígena cesó.
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Suplicio de Cuauhtémoc, pintura mexicana
del siglo xix.
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Cuauhtémoc y sus compañeros fueron torturados
por sus captores, quienes querían recuperar el tesoro perdido en la
retirada de la Noche Triste. El último tlatoani permaneció preso
4 años. Fue asesinado por los conquistadores durante la
expedición de Cortés hacia Centroamérica en 1525.
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