XI. EVOLUCI�N DE LA MEC�NICA

NEWTON muere en Londres, el 20 de marzo de 1727. Sus �ltimos a�os son raros: director de la Casa de Moneda inglesa, miembro del Parlamento y autor de algunos extra�os escritos que no permiten entrever a uno de los mayores hombres de ciencia en la cultura humana. Luego de su muerte, la ciencia en Inglaterra, sobre todo en lo que a las matem�ticas y a la mec�nica se refiere, decae y surge un grupo impresionante de cient�ficos franceses.

Lo anterior se puede apreciar claramente en la gr�fica que presento a continuaci�n y que constru� de la siguiente manera: Existen algunos libros que re�nen breves biograf�as de los cient�ficos m�s c�lebres en diferentes �pocas. Entre ellos, el libro escrito por Isaac Asimov, Biographical Encyclopedia of Science and Technology, es muy c�modo y �til. En �l encontramos a los 1 195 cient�ficos y tecn�logos que Asimov considera como los m�s importantes desde la Antig�edad.

Ignoro cu�l haya sido el criterio de selecci�n que emple� Asimov. Sin embargo, puedo decir que si bien no son todos los que est�n ni est�n todos los que son, las excepciones que algunos colegas y yo hemos encontrado en las ramas de f�sica y matem�ticas son escasas. Por dar ejemplos: ni Jacobi ni E�tv�s aparecen y, en cambio, se da un papel exagerado a algunos tecn�logos nacidos en Estados Unidos.

Aceptando el criterio de Asimov para incluir o excluir alg�n nombre, podemos clasificar a los biografiados seg�n su pa�s de origen y de acuerdo a su fecha de nacimiento. Con ellos hemos construido la gr�fica de la siguiente p�gina, que es interesante cualitativamente.

Por la gr�fica vemos que, en sus or�genes, la ciencia moderna —europea, por excelencia— se concentra en Italia y en Alemania. En ambos pa�ses decrece el n�mero de cient�ficos en el siglo XVII. El decaimiento contin�a en Italia hasta el final del XIX, pero en Alemania se da un gran resurgimiento, que hace de este �ltimo pa�s la primera potencia cient�fica del siglo pasado y principios del actual. Inglaterra, por su parte, alcanza su m�ximo nivel relativo en la �poca de la publicaci�n de los Principia y decae cuantitativamente —aunque no cualitativamente— de ah� en adelante. El caso franc�s, por otro lado, es muy interesante: el n�mero de grandes cient�ficos nacidos en Francia ocupa hasta 1900 uno de los cinco primeros lugares y presenta un fuerte m�ximo en el siglo XVIII. �sta es la �poca de los enciclopedistas y del desarrollo matem�tico de la mec�nica que hab�an cimentado Galileo y Newton.

Entre los ilustres cient�ficos franceses del dieciocho est� Jean d'Alembert, quien postul� el principio que hoy lleva su nombre, estudi� la teor�a gravitacional —en particular, la precesi�n de los equinoccios— y fue el padrino intelectual de Lagrange y Laplace. Fuera del �mbito cient�fico, d'Alembert es tal vez m�s famoso por haber sido el autor de la Introducci�n de la gran Enciclopedia de Diderot. Lagrange, piamont�s nacido en 1736, fund� la Academia de Ciencias de Tur�n, invent� casi al mismo tiempo que el matem�tico suizo Euler el c�lculo de variaciones y utiliz� su talento matem�tico para sistematizar la mec�nica de Galileo y Newton. Encontr� la ecuaci�n —que lleva su nombre— que permite plantear de manera muy general los problemas mec�nicos. Su obra fundamental es la Mecanique Analytique, donde hace gala de lo anal�tico y prescinde de todo argumento geom�trico, al grado de que el libro no contiene figura, gr�fica o esquema alguno.

Cuentan que Napole�n, al hojear el Trait� de M�canique C�leste escrito por el marqu�s de Laplace, le coment� al autor que no encontraba ninguna menci�n a Dios en todo el tratado. Laplace, soberbio, le respondi� que �l no necesitaba de esa hip�tesis. Cuando esto lleg� a o�dos de Lagrange, el otro gran mec�nico te�rico contempor�neo de Laplace, se dice que aqu�l coment�: "�Ah! pero de cualquier modo �sa es una bella hip�tesis. Explica tantas cosas." Trabaj� primero Laplace con Lavoisier, el padre de la qu�mica, y juntos iniciaron lo que hoy llamamos la termoqu�mica. Luego se dedic� a la gravitaci�n y estudi� la estabilidad del sistema solar, probando con Lagrange que las �rbitas planetarias casi no pueden variar, que permanecen estables. Ya sexagenario, escribi� otro tratado, ahora sobre la teor�a de la probabilidad, con lo cual esta importante rama de las matem�ticas empez� a tomar la forma que hoy tiene.

Muchos otros sabios franceses contribuyeron al avance de la f�sica y la qu�mica en estos siglos. Ya mencionamos a Lavoisier, pero tambi�n est�n Coulomb y Amp�re, quienes lograron avances fundamentales en la electricidad y el magnetismo. En el campo de la mec�nica y la gravitaci�n, otras figuras, si bien menores, son Foucault, Clairaut, Coriolis, Arago y Leverrier, quien predijo por mero c�lculo la existencia de un nuevo planeta, Neptuno, lo que constituy� el logro m�s espectacular de la teor�a newtoniana y que la llev� m�s all� de toda duda.

Entre los cient�ficos del resto de Europa muchos otros hombres de ciencia merecen una menci�n por sus notables trabajos en el campo de la mec�nica: ya mencionamos al suizo Euler, el matem�tico m�s prol�fico de la historia, quien avanz� sobre todo en la mec�nica de los medios continuos; tambi�n Jacobi, Bessel y Hamilton contribuyeron de manera importante. Sin embargo, desde el punto de vista de la gravitaci�n nos interesan en particular Cavendish y E�tv�s, quienes, con la balanza de torsi�n, realizaron dos experimentos fundamentales para el relato que estamos realizando.

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