IM�GENES DE ALBERTO EINSTEIN

El padre, Hermann Einstein, y la madre, Pauline; ambos de origen jud�o, aunque alejados de las tradiciones religiosas. Su padre dirig�a un peque�o negocio de aparatos el�ctronicos.

 

El joven Einstein hacia 1895, a�o en que su familia parte a Mil�n. Italia, pa�s del arte, lo impresion� vivamente y lo recorre a pie, de Mil�n a Padua, de Padua a Florencia...

 

La casa natal de Einstein en Ulm. Ah� naci� el 14 de marzo de 1879, cerca del Danubio. Un a�o despu�s, la familia Einstein partir�a hacia Munich, donde permanecer�an cerca de 15 a�os.


Einstein y sus condisc�pulos en Aarau. Cuando se decidi� que estudiara en Zurich, al no haber obtenido un diploma universitario en Alemania, debi� presentar ex�menes de admisi�n en la Escuela Polit�cnica. Aunque aprob� brillantemente en f�sica y matem�ticas, sus conocimientos en lenguas cl�sicas no fueron suficientes. Fue entonces que estudi� en Aarau.

Izquierda: Heinrich Friedrich Weber. Derecha: Hermann Minkowski..

Finalmente, ingresa a la Polit�cnica de Zurich, donde ense�aban Weber y Minkowsky. Su curiosidad es insaciable: descubre y se maravilla con Galileo, Newton, Maxwell, Boltzmann...


En aquella �poca se casa con Mileva Maric, antigua condisc�pula suya en la Polit�cnica de Zurich. Su primera mujer es taciturna, reservada. Procrean dos hijos, Albert y Eduard.

 

Las autoridades de la Escuela Polit�cnica de Zurich no cumplen su promesa: Einstein no consigue el puesto de ayudante de profesor y debe ir a trabajar a la oficina de patentes de Berna. Es ah� donde elabora lentamente su revoluci�n cient�fica.

 

Mesa en que trabajaba Einstein en 1905, a�o en que public� sus famosos trabajos sobre el movimiento browniano, el efecto fotoel�ctrico y la teor�a especial de la relatividad. Von Laue, f�sico famoso, va expresamente de Berl�n a Berna para conocer a Einstein. El ilustre Lorentz lo invita a Leyden a hablar de su trabajo. En fin, Einstein comienza a ser famoso.

 

Regresa entonces a la vida acad�mica oficial. Trabaja en la Universidad de Zurich y, poco despu�s, en 1910, va a ense�ar a la Universidad de Praga. En 1911 nace el Congreso Internacional de F�sica Solvay, financiado por un rico industrial belga, Ernesto Solvay. En el Congreso se reun�an los cient�ficos m�s destacados del momento, para discutir los problemas m�s ardientes. En la foto, se encuentran Marie Curie, Poincar�, Langevin, Rutherford, Lorentz, Plank, Nernst y entre ellos Einstein.

 

Deja luego Praga y regresa a Zurich, como profesor de la Polit�cnica que a�os antes le hab�a retrasado su admisi�n. Apenas llegado all�, el k�iser Guillermo II, emperador de Alemania, env�a a Nernst y a Plank para ofrecer a Einstein una c�tedra en Berl�n y la membres�a en la Academia de Ciencias de Prusia. Se separa de Mileva y contrae matrimonio con Elsa, quien habr�a de ser su compa�era en el periodo m�s glorioso y terrible de su vida.

 

Poco despu�s de la llegada de Albert Einstein a Berl�n, estalla la primera Guerra Mundial. Einstein, pacifista por instinto, se opone al militarismo alem�n. Su ciudadan�a suiza lo libra de ser considerado traidor.

Izquierda: Walter Nernst. Derecha: Max Planck.

En Berl�n Einstein se encuentra con una constelaci�n de f�sicos de primera magnitud: Walter Nernst, quien enunci� uno de los principios de la termodin�mica, y Max Planck, el creador de la mec�nica cu�ntica, eran los principales.

 

Entre sus colegas m�s notables de aquella �poca se alza Niels Bohr, l�der de la f�sica danesa y creador de la Escuela de Copenhague para la interpretaci�n de la teor�a cu�ntica. Con �l sostuvo Einstein una pol�mica, a�n actualmente no resuelta.

 

A pesar de las acciones de guerra y de sus preocupaciones pacifistas, Einstein continu� trabajando. Hacia 1916 enuncia los principios fundamentales de su teor�a de la gravitaci�n: la teor�a general de la relatividad, cuyas predicciones habr�an de ser corroboradas durante el eclipse solar de 1919. Para otras confirmaciones de la teor�a se crea esta Torre Einstein, sede de un Instituto de Astrof�sica.

 

Ya como cient�fico de gran fama, Einstein viaja por doquier. En Nueva York se le recibe como si fuera un �dolo deportivo, y es asaltado por reporteros y cineastas. Estos viajes, aunque interrump�an sus trabajos, le permit�an reencontrarse con sus viejos amigos y pulsar la existencia de esa comunidad de hombres de ciencia, que existe independientemente de las fronteras.

 

As� como en 1919 retoma la nacionalidad alemana por solidaridad con el pueblo vencido, manifiesta despu�s su identidad con la comunidad jud�a. Acompa�a en una gira de conferencias al l�der del sionismo, Chahim Weizmann.

 

Con el poeta Rabindranath Tagore, en 1930.

 

Einstein, en la �poca en que recibi� el premio Nobel de f�sica, por sus estudios sobre el efecto fotoel�ctrico realizados en 1905. Para explicar la expulsi�n de electrones al incidir la luz sobre ciertos materiales, Einstein propuso que la luz estaba formada por fotones.

 

Con Elsa, su mujer, y con su nuera en 1929, a�o en que cumpl�a 50 a�os. Ya se ergu�a sobre Alemania el fantasma de Hitler y el fascismo. Poco despu�s renuncia a la Academia de Ciencias de Prusia, fija su residencia provisionalmente en B�lgica, hasta aceptar finalmente un ofrecimiento del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.

 

Se embarca con su mujer hacia los Estados Unidos en 1932. En Princeton pasar�a los �ltimos 20 a�os de su vida, trabajando con cierta paz sobre la teor�a del campo unificado. Poco despu�s de su llegada a Princeton muere su mujer.

 

Desde su cub�culo en el Instituto de Estudios Avanzados, Einstein ve desarrollarse los eventos que llevaron a la segunda Guerra Mundial. Es por aquellos tiempos que escribe la famosa carta del 2 de agosto de 1939, dirigida al presidente Roosevelt, en la que le pon�a al corriente de los trabajos de Szilard y de Fermi: nace entonces el proyecto Manhattan. "De hecho, dir�a �l m�s tarde, yo s�lo serv� de buz�n. Me llevaron una carta ya escrita, y yo la firm�. Si hubiera sabido que los nazis no lograr�an fabricar la bomba antes que los aliados, yo me hubiese abstenido." Las circunstancias terribles forzaron al pacifista Einstein a impulsar la fabricaci�n de la bomba at�mica.


Ya cerca del final de su vida, con su figura bohemia, su su�ter mal ajustado, su melena blanca y alborotada, Einstein pasea por los jardines de Priceton. Sus �ltimos diez a�os los consagr�, por una parte, a seguir sus trabajos sobre la teor�a del campo unificado y, por otro lado, a luchar porque el secreto de la bomba at�mica fuera descubierto a los sovi�ticos y a tratar de establecer un gobierno mundial. Antes de lograr esto, muere en 1955, v�ctima de un mal de la ves�cula biliar.

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