VIII. VOLVAMOS, PARA CERRAR EL CICLO, A LA ENSE�ANZA DE LA MEDICINA

DESPU�S de tanta revoluci�n en las ciencias biom�dicas, era necesario reformar el plan de estudios en la ya para finales del siglo XIX llamada Escuela Nacional de Medicina.

La carrera se extiende por seis a�os. Veamos la lista de materias y, en algunos casos, lo que contienen o c�mo se deber�n ense�ar:

Primer a�o: f�sica e historia natural m�dicas; anatom�a descriptiva y pr�ctica de disecciones; anatom�a general e histolog�a y pr�cticas de esta �ltima.

Segundo a�o: qu�mica m�dica en sus aplicaciones pr�cticas; anatom�a topogr�fica y los ejercicios pr�cticos respectivos; fisiolog�a te�rica y experimental.

Tercer a�o: anatom�a patol�gica, clase consistente en el estudio de �rganos o piezas enfermas, en la observaci�n de autopsias y de preparaciones microsc�picas; bacteriolog�a, que comprender�a la historia natural de las bacterias, la t�cnica de su demostraci�n y cultivo, con ejercicios pr�cticos de los alumnos; generalidades de patolog�a m�dica y quir�rgica, comprendiendo la semiolog�a y la cl�nica proped�utica, comenzando con la aplicaci�n de los medios de exploraci�n al hombre sano. Adem�s, disecciones y cl�nica proped�utica m�dica y quir�rgica.

Cuarto a�o: patolog�a m�dica y patolog�a quir�rgica elementales; cl�nicas interna y externa; anatom�a patol�gica (complemento del curso anterior); bacteriolog�a (tambi�n complemento del anterior) y ejercicios pr�cticos de anatom�a topogr�fica.

Adem�s de asistir a los hospitales a recibir las clases de cl�nica, los alumnos est�n obligados a hacer las historias cl�nicas de los enfermos que se les encomiende.

Quinto a�o: patolog�a m�dica y quir�rgica; cl�nica interna y externa; terap�utica m�dica general y especial; terap�utica quir�rgica y obstetricia te�rica. Los alumnos tendr�n la obligaci�n de asistir a los estudios experimentales de la terap�utica m�dica, a ejercicios pr�cticos en cad�ver y a la aplicaci�n de vendajes y aparatos, esto �ltimo como complemento del curso de terap�utica quir�rgica.

Sexto a�o: higiene y meteorolog�a m�dicas; medicina legal y moral m�dica; patolog�a general; cl�nicas m�dica, quir�rgica, obst�trica, ginecol�gica, de ni�os, de ojos y de enfermedades mentales.

La higiene y la medicina legal ser�n te�ricas medio a�o; despu�s, quienes cursen la primera ir�n a establecimientos industriales, rastros, laboratorios, en tanto que los inscritos en medicina legal asistir�n a las autopsias jur�dicas y a los reconocimientos que el profesor crea convenientes para la pr�ctica respectiva.

Tal plan de estudios es criticado duramente por el doctor Secundino Sosa. Dice que la f�sica, la historia natural y la qu�mica m�dica son superfluas "y por consiguiente antipedag�gicas"; que la asignatura del tercer a�o, "generalidades de patolog�a, semiolog�a, etc.", ya se ve desde la simple enunciaci�n que "es un conjunto de monstruosidades" y tan superflua como las anteriores; que no hay clase de parasitolog�a y que la anatom�a patol�gica y la bacteriolog�a "tienen m�s tiempo que el que deb�an tener". El hecho de que se planee ense�ar en el mismo ciclo escolar las patolog�as m�dica y quir�rgica con las respectivas cl�nicas, el maestro Secundino lo considera "una aberraci�n imperdonable". Porque el dicho plan contiene en el sexto a�o diez materias que van desde la cl�nica obst�trica a la de ojos, y desde la moral m�dica hasta la higiene y meteorolog�a; no le falta raz�n a Sosa para considerar a tal conjunto de asignaturas un "hacinamiento informe", imposible de manejarse pedag�gicamente.

Por su parte, el positivista Porfirio Parra opina sobre la c�tedra de moral. Don Porfirio no est� de acuerdo con tal asignatura, por lo que en su alegato empieza recordando que la moral m�dica es el "conjunto de preceptos encaminados a hacer que la conducta profesional de un m�dico sea el reflejo del bien moral. Agrega que la moral m�dica "no es m�s que una especie en el g�nero moral [...], asigna deberes y por lo mismo marca una norma de conducta que es obligatorio seguir".

Para Parra, moral en general es la ciencia que se propone dirigir la conducta en el sentido del bien; es ciencia universal, cuyos preceptos no var�an seg�n el g�nero particular de actividad a que el individuo se entregue. Si el objeto de la moral es dirigir la conducta, mientras �sta no sea modificada, mientras el precepto no se convierta en acto, la moral no se ha cumplido, porque "la moral no es sobre grandes temas, es m�s bien una disciplina del car�cter y una norma de la voluntad".

Expuesto el asunto en sus caracteres generales, pasa Parra a decir por qu� se opone a la inclusi�n de una clase de moral m�dica en el plan de estudios que se discute: "Una c�tedra de moral m�dica, que no podr�a reducirse a otra cosa que a la exposici�n m�s o menos copiosa de doctrinas, morales, no podr�a, pues, producir otro resultado que deleitar a los oyentes si el profesor era fecundo, entretenerlos si era mordaz, o interesarlos si era erudito; pero si esos oyentes no hab�an disciplinado su car�cter, si sus facultades no estaban ya modeladas para la pr�ctica del bien, las lecciones del profesor, por hermosas que fueran, se perder�an como se pierde la lluvia que cae en terreno erial."

Agrega el maestro Parra que la moral no se aprende en libros; recuerda que es m�s f�cil dar consejos que vivir de acuerdo con ellos, "lo cual quiere sencillamente decir que es mucho m�s f�cil adquirir conocimientos te�ricos relativos a la moral, que normar la conducta conforme a esas mismas doctrinas".

Y para terminar, dice Parra: "Cuando el m�dico cumple con su deber, ha cedido su esfuerzo a dos m�viles: primero, el amor al pr�jimo, que le hace desear el bien ajeno; segundo, ha tributado un homenaje respetuoso a la opini�n p�blica, que aprueba su conducta cuando es correcta, reprob�ndola en el caso contrario. Cuando un m�dico tenga la desgracia de que la atrofia de sus sentimientos o la perversidad de ellos le haga ser insensible al mal ajeno, o lo haga gozar con �l, o cuando desde�e la opini�n p�blica y sea capaz de acallarla, no habr� c�tedra de moral, ni profesor de moral, ni texto de moral que ponga un dique eficaz a la inundaci�n de malas pasiones, que a la primera ocasi�n propicia se efectuar�."

Fueron escuchadas las cr�ticas. Una comisi�n integrada por los maestros Manuel Carmona y Valle, Eduardo Liceaga, Porfirio Parra y Jos� Terr�s se encarga de hacer las modificaciones conducentes con base en las opiniones recibidas. La misma comisi�n, con V�zquez G�mez como quinto miembro, dictaminar� concretamente sobre la f�sica, la qu�mica, la historia natural y la moral m�dicas.

Las cosas quedan finalmente as�: se acepta la qu�mica, pero con el nombre y contenido de "qu�mica biol�gica", las opiniones de Porfirio Parra sobre la moral m�dica son o�das, mas no del todo, pues si bien no se acepta la c�tedra, se decide que el maestro de medicina legal contin�e dando algunas pl�ticas sobre la materia, como ya lo ha venido haciendo. La f�sica y la historia natural m�dicas pasan a la Escuela Preparatoria, donde se impartir�n "bajo la forma de Academias, dadas por profesores m�dicos". En consecuencia, las diez materias del sexto a�o se reducen a cinco.

Como los comentarios y an�lisis del multicitado plan de estudios se han dicho y publicado m�s o menos profusamente, todo mundo est� inquieto sobre c�mo ha quedado el documento. Por eso, la ma�ana del 12 de enero de 1902 se nota gran animaci�n y afluencia de estudiantes en el patio principal y corredores de la Escuela; todos quieren leer las hojas fijadas en el tablero de avisos, para ver qu� les depara el destino.

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