III. HISTORIA DE LAS 45 000 BOMBAS SIGUIENTES

LA "EDAD ANTIGUA"

INMEDIATAMENTE despu�s de la explosi�n de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki y de la rendici�n del Jap�n, los Estados Unidos comenzaron a aplicar en sus relaciones exteriores la llamada "diplomacia at�mica", basada en el monopolio y superioridad militar que les confer�a el poseer este nuevo tipo de arma. Se ten�a la certeza de que la Uni�n Sovi�tica tardar�a entre cinco y veinte a�os en fabricar su primer artefacto nuclear (una excepci�n era el propio Truman, quien estaba convencido que jam�s lo lograr�an); mientras tanto, se hizo uso —no con mucho �xito— del poder de la amenaza nuclear.

En enero de 1946, pocos meses despu�s de las tres primeras explosiones nucleares, la Asamblea General de las Naciones Unidas cre� la Comisi�n de Energ�a At�mica de la ONU, uno de cuyos objetivos era eliminar todo artefacto de destrucci�n masiva, incluida la bomba at�mica. La posici�n norteamericana hab�a sido originalmente definida en gran parte por Oppenheimer. Adem�s de proponer medidas de control severo en todas las etapas de cualquier proceso t�cnico relacionado con energ�a nuclear, recomendaba que se declarara ilegal para cualquier naci�n permitir este tipo de trabajo con fines b�licos. El control de toda actividad nuclear deber�a pasar gradualmente de manos nacionales a una autoridad internacional. Tambi�n se propon�a la final eliminaci�n de todas las armas nucleares, ya que nada menos que esto ser�a suficiente. Desgraciadamente, la propuesta oficial ante la Comisi�n de Energ�a At�mica de la ONU fue hecha por Bernard Baruch, un hombre de negocios escogido por el canciller Byrnes como el representante de los Estados Unidos, quien modific� a su gusto el plan original. La Uni�n Sovi�tica rechaz� la propuesta oficial argumentando, entre otros motivos, que los Estados Unidos, entonces los �nicos poseedores de la bomba, se aseguraban el monopolio durante un largo periodo. Por su parte, la URSS present� como contrapropuesta la prohibici�n absoluta de las armas nucleares y la destrucci�n de todo el armamento existente. Los Estados Unidos rechazaron esta proposici�n.

En julio de 1946, los Estados Unidos ya hab�an fabricado nuevas bombas y comenzaron los ensayos nucleares en el protectorado norteamericano de las islas Marshall, en el Oc�ano Pac�fico, con el fin de investigar los efectos de las explosiones sobre la superficie y bajo el agua. Se hab�an realizado dos pruebas ese a�o y tres el a�o siguiente cuando la noticia de la primera bomba sovi�tica detonada en agosto de 1949 sorprendi� al mundo occidental.

Al conocerse la noticia dentro de los Estados Unidos, comenz� un acalorado debate p�blico respecto de la conveniencia de desarrollar un nuevo tipo de arma nuclear, la bomba de hidr�geno (bomba H) llamada la "s�per" por su alt�simo poder explosivo. Muchos de los cient�ficos nucleares que hab�an participado en el Proyecto Manhattan se opusieron a la idea argumentando que la utilizaci�n contra civiles inocentes de un arma mil veces m�s poderosa que las de Hiroshima y Nagasaki no pod�a justificarse desde un punto de vista moral. Argumentaban tambi�n que la fabricaci�n del nuevo tipo de bomba representar�a un paso m�s en la carrera armamentista recientemente iniciada. En julio de 1946, el Congreso norteamericano hab�a aprobado la creaci�n de una Comisi�n de Energ�a At�mica (AEC), formada por miembros civiles y militares nombrados por el presidente y responsables ante �l. La AEC tendr�a el control de la producci�n, propiedad y uso de materiales fisionables y contar�a con los medios para impulsar efectivamente la investigaci�n nuclear pura y aplicada en �reas sociales y militares. Cuando en junio de 1949 el presidente Truman se enfrent� al dilema de la bomba H, solicit� al Comit� Asesor General de la AEC, encabezado por Oppenheimer, su opini�n. La respuesta del comit� fue de rechazo un�nime. Los motivos que los llevaban a esta decisi�n eran tanto de orden t�cnico —la construcci�n de una bomba de hidr�geno se consideraba dif�cil y el esfuerzo necesario desviar�a la atenci�n de la producci�n de nuevas bombas de fisi�n— como morales. Algunos miembros del comit�, incluido Oppenheimer, anexaron al informe sus opiniones personales considerando la bomba H un arma de genocidio. Los Premios Nobel E. Fermi e I. Rabi solicitaron al Presidente que declarara p�blicamente frente al pueblo norteamericano y el mundo que iniciar el desarrollo de tal arma ser�a "contrario a principios �ticos b�sicos".

Por otro lado, un grupo de cient�ficos encabezados por Edward Teller, se dirigi� a grupos militares y de la AEC con argumentos en favor de la bomba H como la respuesta adecuada a la bomba sovi�tica. Truman nombr� un comit� especial para estudiar el asunto y dos de sus tres miembros, los ministros de Estado y de Defensa, se manifestaron a favor; s�lo se opuso el jefe de la AEC. Truman se decidi� de inmediato: la Comisi�n de Energ�a At�mica continuar�a el desarrollo de todo tipo de armas nucleares, incluida la de hidr�geno. El 31 de octubre de 1952 ocurri� la primera detonaci�n de un artefacto de fusi�n, en las islas Marshall, con un rendimiento de 10 megatones produciendo un cr�ter de casi 2 km de di�metro y 60 metros de profundidad y un hongo visible a 160 km de distancia. Tan s�lo 10 meses m�s tarde la URSS hizo explotar su primer dispositivo termonuclear que utilizaba como material fusionable deuteruro de litio, compuesto mucho m�s f�cil de usar que la mezcla de deuterio y tritio empleada por los estadounidenses. Con este hecho qued� demostrada la capacidad cient�fica y tecnol�gica de la Uni�n Sovi�tica para competir en igualdad de condiciones con los Estados Unidos en la carrera armamentista nuclear.

Durante 1954 ocurrieron cinco ensayos norteamericanos con "superbombas", uno de ellos de inesperadas consecuencias. Se trat� de la primera bomba termonuclear transportable, llamada "Bravo", que fue detonada en el atol�n Bikini de las islas Marshall el 1 de marzo. De acuerdo con la informaci�n entregada, su rendimiento de 15 Mt result� ser mayor que el esperado y las condiciones atmosf�ricas locales causaron la irradiaci�n de zonas habitadas con niveles cercanos a los letales. La figura 6 en el cap�tulo V muestra la distribuci�n de dosis alrededor del sitio de la prueba. Un bote japon�s result� cubierto con cenizas radiactivas que fueron accidentalmente ingeridas por los pescadores. Un par de muertes y quemaduras cut�neas severas en el resto de la tripulaci�n produjeron una reacci�n violenta en Jap�n y el resto del mundo. Los ensayos sovi�ticos de superbombas culminaron con una de 60 megatones en 1962.

Otros pa�ses lograron desarrollar y detonar sus propias bombas nucleares a partir de los a�os 50. La Gran Breta�a hizo explotar en Australia una bomba de fisi�n en 1952 y una de hidr�geno en 1957. Francia realiz� su primera explosi�n en el Sahara en 1960 y posteriormente continu� con sus ensayos en el Oc�ano Pac�fico, frente a las costas sudamericanas, incluyendo la primera superbomba en 1968. China deton� una bomba de uranio en su territorio en 1964 y una de hidr�geno en 1967. India explot� en 1974 un artefacto de plutonio y, seg�n las declaraciones oficiales, posteriormente se abandon� todo proyecto b�lico nuclear. El "club nuclear" de los pa�ses poseedores de artefactos nucleares, adem�s de los seis miembros ya mencionados, actualmente deber�a incluir tambi�n a pa�ses que no han detonado sus artefactos pero que ya los poseen. De Israel se sabe que cuenta con un arsenal de entre 60 y 200 bombas. De los otros candidatos, Pakist�n y Sud�frica, es posible que ya los posean.

LA "EDAD MODERNA"

La tecnolog�a de la guerra avanz� r�pidamente despu�s de los primeros ensayos. Las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki hab�an sido transportadas por aviones bombarderos cuyos pilotos las dejaron caer sobre las ciudades. Las primeras bombas de hidr�geno eran tan grandes que un avi�n no habr�a podido cargarlas. Dentro de los 10 a�os siguientes ya se contaba con ensayos exitosos de los primeros misiles intercontinentales, la reducci�n del tama�o de las bombas, y por �ltimo la incorporaci�n de cargas termonucleares en los misiles. Actualmente, un solo misil no tripulado, dirigido por un radar-computadora en su interior, puede atravesar el oc�ano Atl�ntico transportando 10 bombas nucleares que al ser liberadas algunos kil�metros antes del blanco seguir�n trayectorias diferentes determinadas en ese instante.

Al analizar la estructura actual de arsenal se acostumbra distinguir entre armas nucleares estrat�gicas y t�cticas. Armas estrat�gicas son aquellas usadas por los Estados Unidos para amenazar el territorio de la Uni�n Sovi�tica, y por la URSS para amenazar el territorio estadounidense. El transporte de las armas estrat�gicas es hecho por un misil bal�stico intercontinental, por un avi�n tripulado con gran autonom�a de vuelo, o por un veh�culo no tripulado de tipo crucero. Armas t�cticas son aquellas que ser�an utilizadas en territorio extranjero (Europa central, por ejemplo) o en combates navales. Su alcance es menor que 6 000 kil�metros. Estas armas pueden ser lanzadas por piezas de artiller�a, por misiles bal�sticos de corto y mediano alcance, por aviones tripulados o de tipo crucero, o por barcos y submarinos. La diferencia entre armas estrat�gicas y t�cticas se hace cada vez menos clara.

En 1984 se estimaba que el arsenal estrat�gico de los Estados Unidos constaba de unas 11 600 bombas y el de la Uni�n Sovi�tica, de unas 8 300. El rendimiento total de estas armas era de unos 4 000 y 7 000 megatones, respectivamente. Las armas t�cticas totalizan unas 15 000 estadounidenses repartidas por el mundo, y unas 7 000 sovi�ticas distribuidas en su territorio y entre los pa�ses del Pacto de Varsovia. El armamento t�ctico norteamericano desplegado en los pa�ses de la OTAN es controlado por los Estados Unidos, excepto en Francia y Gran Breta�a que cuentan con sus propios arsenales estrat�gicos y t�cticos.

Es tal la variedad de armas nucleares existente en cada una de las grandes potencias hoy en d�a que es dif�cil referirse a las caracter�sticas de cada una. Nos limitamos a explicar brevemente cu�les son los elementos principales del armamento estrat�gico y t�ctico actual.

La estrategia nuclear est� basada en tres elementos principales: misiles bal�sticos intercontinentales lanzados desde tierra o desde submarinos, y armas liberadas desde aviones. Un misil bal�stico intercontinental es un veh�culo no tripulado de largo alcance que puede ser disparado tanto desde una base terrestre (ICBM) como desde un submarino (SLBM). Se estima que un ICBM lanzado desde la Uni�n Sovi�tica llegar�a al territorio continental norteamericano en media hora. La trayectoria de estos misiles es calculada por sistemas de navegaci�n internos y se estima que despu�s de un viaje de 15 000 kil�metros pueden caer dentro de 100 metros del punto deseado. Los ICBM hoy d�a mantenidos en tierra se guardan adentro de silos construidos especialmente para resistir impactos de la magnitud que causa la onda de presi�n de una explosi�n nuclear. Esto es necesario, pues la ubicaci�n de las bases de ICBM es conocida y en caso de ataque ser�n uno de los blancos preferidos por el enemigo. Entre los ICBM existentes en el arsenal norteamericano se distinguen los modelos Titan, Minuteman, y MX, totalizando 1 029 seg�n un informe del Congreso en 1984. (Esta cifra cambia a 1 021 en 1987 al retirarse los �ltimos Titan e incorporarse los MX). Los ICBM sovi�ticos se llaman (entre los t�cnicos norteamericanos) SS-11, SS-13, SS-17, SS-18 y SS-20, totalizando 1 458 veh�culos. Un misil bal�stico puede llevar una o varias bombas (cabezas) nucleares en su interior para ser liberadas momentos antes de llegar a su destino hacia objetivos diferentes. Estos sistemas equipados con m�ltiples veh�culos de reingreso independiente se llaman MIRV y fueron creados originalmente por los Estados Unidos para aumentar su poder�o total sin pasar el l�mite en el n�mero de ICBM impuesto por los tratados. Un misil Minuteman III, por ejemplo, lleva tres cabezas nucleares independientes de 170 kt cada una, y un SS-18 lleva 10 de 500 kt cada una. Tomando esto en consideraci�n, la cantidad de bombas transportadas por los ICBM totaliza 2 l30 para los Estados Unidos (18% del total estadounidense) y 6 012 para la URSS (72% del total sovi�tico).

El gran valor estrat�gico de las armas basadas en submarinos es su posici�n desconocida para el enemigo. Los misiles instalados en submarinos se llaman Poseidon o Tridente en los Estados Unidos y SS-N en la URSS. Cada misil lleva varias cabezas nucleares con cargas entre 50 kilotones y 1 megat�n por cabeza. Los SLBM tienen alcances entre 1 400 y 9 100 kil�metros y pueden dar en el blanco con un error menor que 450 metros. Esta precisi�n no es a�n suficiente para asegurar que un silo atacado desde un submarino resulte destruido. Se considera a los submarinos como armas de respuesta, capaces de destruir a cualquiera de las dos potencias despu�s de haberse recibido un primer ataque dirigido contra los otros dos elementos estrat�gicos (ICBM y aviones bombarderos). Un tercio de los submarinos norteamericanos y 15% de los sovi�ticos est�n en el mar en cualquier momento. El 50% de las bombas estadounidenses (5 728) y 24% de las sovi�ticas (1 964) est�n basadas en submarinos.

El tercer elemento en la triada estrat�gica lo constituyen las bombas transportadas por aviones bombarderos. Los Estados Unidos poseen 300 aviones B-52 y FB-11 que pueden transportar unas 3 800 bombas de hasta 1 Mt cada una. Estas bombas pueden ser "de gravedad", es decir que simplemente caen sobre el blanco despu�s de ser liberadas, o bien "misiles de corto alcance", con instrumentaci�n que les permite definir una trayectoria en direcci�n al blanco. La Uni�n Sovi�tica transporta unas 350 bombas de las mismas caracter�sticas anteriores en 150 bombarderos llamados Oso y Bisonte. Esta cantidad representa s�lo 4% del total de bombas sovi�ticas, en contraste con la instalaci�n de 32% de las bombas norteamericanas en aviones.

Dentro del arsenal t�ctico destacan los misiles bal�sticos de corto y mediano alcance llamados Pershing II y Crucero, que fueron instalados por los Estados Unidos en Europa desde 1983. Cada uno de los 108 Pershing II ubicados en Alemania lleva tres cabezas nucleares de 10 a 50 kilotones cada una y tiene un alcance de 1 500 kil�metros. La Uni�n Sovi�tica sostiene que Mosc� podr�a ser alcanzada f�cilmente por cualquiera de ellos, pero los norteamericanos lo niegan. Hay 464 misiles Crucero repartidos en Europa. �stos llevan una bomba cada uno, del mismo rendimiento que los Pershing II. Los jefes militares de la OTAN aceptaron la instalaci�n de este arsenal argumentando que Europa y los Estados Unidos deben presentar un frente com�n a la Uni�n Sovi�tica.

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