AVES MARINAS
Las aves marinas se pueden separar, seg�n su localizaci�n, en: costeras, de la plataforma continental y de mar.
Existen diferentes especies de aves especializadas en aprovechar los organismos que viven en la zona costera, sobre las playas o los cantiles; otras que se alimentan de los recursos que les brinda la superficie de las aguas, y finalmente, las que los obtienen de las zonas profundas, capturando sus presas como "buzos", en el interior de la masa l�quida. Existen algunas m�s que no presentan especializaci�n y pueden encontrarse en cualquiera de las tres regiones, por lo que se les ha llamado "oportunistas".
Entre las aves costeras destacan los chorlitos, chorlitejos, correlimos y agujas, que se caracterizan por su diversidad de formas y tama�os y por la longitud relativa de sus patas y pico; estas aves corretean y picotean la arena para sacar a sus presas.
Algunas de estas aves est�n adaptadas a comer en suelos blandos: presentan picos muy largos que introducen en el limo o arenas h�medas para capturar invertebrados, casi siempre an�lidos de los que se nutren; suelen ser nocturnas, para pasar inadvertidas en los terrenos descubiertos que visitan para buscar su alimento; sus ojos son grandes y se encuentran situados en la parte superior de la cabeza, ocupando una posici�n perisc�pica; el sentido del o�do lo tienen m�s desarrollado para captar las vibraciones de las presas enterradas.
Desde la costa hasta unos metros mar adentro, tratando de atrapar los peces e invertebrados que se encuentran cerca de la superficie, las "golondrinas de mar" ,del g�nero Sterna, se dejan caer para llevarse en su pico una presa que engullen en pleno vuelo. Son aves caracter�sticas de la franja costera que capturan su alimento por sorpresa, guiadas por la vista; su pico es corto y ligeramente robusto, sus extremidades posteriores presentan cierta adaptaci�n que les permite precipitarse con rapidez sobre la presa descubierta.
M�s all� de la l�nea de las rompientes se encuentran los frailecillos Fratercula artica, alcas Alca tarda y cormoranes del g�nero Phalacrocorax, que se zambullen a unos metros de profundidad impulsados por sus alas que act�an entonces como aletas natatorias y de este modo persiguen infatigablemente a los peces en su propio medio.
Como aves costeras tambi�n se puede mencionar a los ping�inos de la familia Spheniscideae, llamados "esfenisciformes", y tambi�n "p�jaros bobos", "p�jaros mancos" y "p�jaros ni�os"; tienen elegante silueta y dise�o crom�tico que hace a estas aves muy hermosas; son consideradas como s�mbolo de la vida en las tierras australes del planeta, aunque no sean exclusivos de la ant�rtida, pues existen especies que pueblan islas en el ecuador. Los ping�inos son aves que forman enormes poblaciones; una de las m�s hermosas es la de la isla Coulman, en el Mar de Ross, donde se concentran 300 000 "ping�inos emperadores", Aptenodytes forsterri.
Aparentemente todos los ping�inos son semejantes, con la regi�n ventral formada por una pechera blanca y el dorso negro, lo que unido a su posici�n erecta, les da un aire de "serios hombrecitos vestidos de etiqueta". Sin embargo, aparte de su tama�o, cada especie presenta en su cabeza diferencias que permiten distinguirlos con facilidad.
Las caracter�sticas particulares de estas aves como adaptaciones a la vida acu�tica son la postura erguida, la marcha bamboleante, su denso plumaje, la gruesa capa de grasa que envuelve su cuerpo y sus reducidas alas. Tan alta especializaci�n ha impuesto a su anatom�a y fisiolog�a modificaciones mayores que a cualquier otra de las avesque encuentran sus recursos en las aguas.
Los ping�inos salen con frecuencia del agua para descansar sobre la tierra o hielo y tambi�n lo hacen cuando realizan el cortejo, la puesta e incubaci�n, y la muda de las plumas.
A diferencia de las dem�s aves ant�rticas, que abandonan el continente al llegar el invierno, los ping�inos emperadores permanecen ah�, y una vez que sus cr�as est�n crecidas las re�nen en grandes grupos al cuidado de unos cuantos adultos, mientras sus padres pescan incansablemente para satisfacer su apetito.
Otras aves costeras son las gaviotas que pertenecen a la familia Laridae, y que son consideradas como del grupo de "aves oportunistas", frecuentan costas, r�os, lagunas, esteros y pantanos y son aves que no se han especializado en la marcha, el vuelo o el buceo, para explotar as� todos los posibles recursos de la franja litoral.
Las gaviotas presentan patas palmeadas que les permiten nadar sobre la superficie del agua; sus coloraciones son muy uniformes, blancas con mezclas grises y zonas negras. Se alimentan de peces y otros animales acu�ticos, pero algunas cazan pichones y comen huevos de otras aves y tortugas, insectos, gusanos y granos.
Pueden vivir solitarias o formar grandes colonias y durante la �poca de reproducci�n ponen de 2 a 3 huevos, como la "gaviota arg�ntea" Larus argentatus, llamada tambi�n gaviota com�n, caracter�stica de la pen�nsula ib�rica, M�xico y las Antillas.
Las aves de la plataforma continental est�n adaptadas a la vida en aguas m�s o menos someras, entre ellas se encuentran las fragatas y los alcatraces, que pueden considerarse como aves verdaderamente marinas por llegar hasta mar abierto, mientras que los pel�canos y los cormoranes viven m�s ligados a la costa pero frecuentan tambi�n las aguas continentales.
La fragata o rabihorcado de la especie Fragata magnificens es com�n en las costas tropicales de Latinoam�rica; el macho es totalmente negro, mientras que la hembra tiene el pecho blanco. Sus alas son largas y potentes, su cola prolongada y b�fida y pico en forma de garfio. Es la fragata un ave velera por excelencia, que parece progresar sin esfuerzo meci�ndose en las corrientes a�reas o impuls�ndose mediante largos y pausados aletazos.
Los alcatraces de la familia Sulidae, p�jaros blancos con las plumas terminales de las alas negras, se dejan caer sobre las aguas para capturar un pez bajo la superficie, golpe que no s�lo es captado a grandes distancias por otras aves marinas sino tambi�n por los patrones de las embarcaciones de pesca, que saben que donde se zambullen los alcatraces hay bancos de anchoas o sardinas.
Pocas aves existen tan hermosas e impresionantes como �stas; su t�cnica de pesca ha modificado su morfolog�a para soportar el tremendo choque que reciben cuando se dejan caer con las alas cerradas desde 30 o 50 metros de altura.
Su plumaje es compacto, bajo la piel se dispone una apretada red de sacos a�reos y en el pico faltan las aberturas de las narinas, que permitir�an la penetraci�n del agua en el interior del tubo respiratorio; esta ave puede respirar gracias a la forma de las comisuras bucales, escotadas y semiabiertas; como ejemplo tenemos al alcatraz com�n, Morus bassanus, que vive en Europa, las Antillas y M�xico.
Los pel�canos de la familia Pelecanidae, son inconfundibles por su gran tama�o y por tener un pico provisto de una bolsa que se puede extender de bajo del maxilar inferior. Son aves muy sociables que principalmente se encuentran en las zonas tropicales y subtropicales; forman colonias y ponen hasta 4 huevos, como el pel�cano com�n, Pelecanus onocrotalus, y el pel�cano neotropical Pelecanus occidentalis.
Los cormoranes no se destacan por sus desarrolladas capacidades para el vuelo sino, m�s bien, por sus aptitudes para la pesca e inmersi�n; sin embargo, puede notarse una gradaci�n desde el cormor�n guanero o guanay, Phalacroporax bougainvillii, que vive en las costas de Chile y de Per� y cuyas deyecciones constituyen el guano aprovechado como abono en la agricultura, dotado de largas y puntiagudas alas, vuela y pesca dej�ndose caer en picada sobre los bancos de peces; hasta el cormor�n �ptero de las Gal�pagos, Nannopterum barrisi incapacitado para el vuelo.
Las aves de mar abierto viven en el oc�ano y se alimentan exclusivamente de lo que el oc�ano les brinda, sin depender de la tierra m�s que para colocar sus nidos. El tipo de presa guarda una relaci�n con el tama�o del ave, mientras los enormes albatros de la familia Diomedeidae, como el "albatros errante" Diomedea exulans, devoran peces de medio metro de longitud, los diminutos pa��os capturan pececillos y larvas de crust�ceos.
Una importante adaptaci�n exigida para conquistar el mar abierto estriba en las singulares y asombrosas capacidades de vuelo de las aves marinas, gracias a una especial estructura de las alas para planear sobre las aguas; esta adaptaci�n se observa sobre todo en los albatros, que han estilizado la silueta de sus alas, apoy�ndolas sobre planos largos, estrechos y puntiagudos, lo que les permite elevarse volando contra el viento, sin sufrir un arrastre aparente, o deslizarse empujadas por la brisa sin una apreciable p�rdida de altura. As� puede explicarse que los albatros vuelen infatigablemente alrededor del planeta, pos�ndose poco tiempo en tierra firme cada tres a�os para anidar; asimismo poseen la mayor longitud de alas de todas las aves: tres metros y medio.
Adem�s, su tubo digestivo segrega un aceite de olor rancio y de color amarillo que a bajas temperaturas se condensa adquiriendo una consistencia de cera que ayuda a las aves a engrasar el plumaje, facilit�ndoles el vuelo; este aceite es regurgitado en peque�as cantidades a trav�s de los orificios nasales durante sus sesiones de aseo, y por otra parte constituye un eficaz medio de defensa al ser expulsado violentamente por el pico para rociar a sus enemigos con un chorro de olor desagradable.
Esta sustancia es un complemento alimenticio para los polluelos, ya que les permite ahorrar peso al almacenarlo en forma de grasa; los investigadores piensan que desempe�a en los adultos el mismo papel fisiol�gico que el agua, elemento que probablemente estas aves no consumen en toda su vida.
Los excrementos de miles de estas aves marinas han originado un tesoro natural y renovable, el guano, utilizado como fertilizante desde eras prehist�ricas y cuyo valor es incalculable; se acumula en muchas islas oce�nicas y en las costas.
Entre el medio ambiente marino y las aves que est�n relacionadas con �l, se produce una interacci�n din�mica, debido a que ellas influyen en el medio modificando su ecolog�a y �ste a su vez, provoca cambios en las aves, deriv�ndose adaptaciones que las hacen diferentes a las terrestres.