VII. LOS BARCOS DE PESCA

DESDE que el hombre inventó un artefacto que flotaba, cuando se dejó llevar por la corriente sobre un tronco dirigido con sus manos, hasta la creación del barco, siempre ha tenido como objetivo utilizarlos para asegurar su subsistencia por medio de la pesca.

Mientras la pesca se limitó a ser una industria de carácter puramente local y artesanal, que trascendía principalmente a las poblaciones inmediatas al litoral, utilizando para ella pequeñas embarcaciones, éstas no necesitaban características e instalaciones especiales, y los puertos en los que tenían sus bases no diferían de los normales que se encontraban en todos los litorales del planeta.

Pero a medida que las actividades de la industria pesquera crecieron y aumentaron en importancia y en complejidad, las embarcaciones tuvieron que incrementar su potencia y adaptarse a las necesidades específicas que les exigía cada modalidad de la pesca; es decir, tuvieron que ser construidas expresamente para ella. En el momento en que el producto de sus capturas comenzó a difundirse por el interior de los países y cuando el volumen de las flotas pesqueras llegó al grado en que los puertos normales existentes no eran capaces de albergar simultáneamente a las flotas comerciales de transporte y a las de pesca, ni se contaba con las instalaciones adecuadas para atenderlas, los puertos tuvieron que remodelarse y con esto nacen las flotas y los puertos pesqueros.

Es probable que en la antigñedad existieran barcos especializados para la pesca, aunque son escasos los informes que se tienen al respecto, y no es sino hasta la Edad Media cuando se encuentran los primeros modelos de barcos de pesca; en el Mar del Norte se pescaba el arenque con unos barcos recios y de fuertes cascos que sobresalían del agua y por esto seguramente no desarrollaban gran velocidad. Estos barcos, llamados "buches", pescaban con redes de deriva y poseían 2 o 3 mástiles en los que se izaban velas cuadras.

Los veleros que estaban equipados para pescar con redes de deriva, redes de arrastre, y otras artes de pesca, han desaparecido, siendo sustituidos por barcos con propulsión mecánica, y en la actualidad la pesca de cualquier especie marítima se realiza con barcos de motor que pueden permanecer en alta mar durante muchos días, semanas y hasta meses y conservar el pescado en hielo o en cámaras frigoríficas.

Dada la especificidad alcanzada en la captura de especies marinas, es difícil que los barcos con que se realiza puedan servir para diferentes modalidades, existiendo una tendencia cada día más acentuada a la construcción de los barcos destinados a un uso específico, sobre todo cuando se trata de los que se alejan de sus bases y actúan sobre pesquerías localizadas en alta mar.

Por estas características que debe reunir un barco pesquero, su construcción implica estudios previos, detallados, incluso en casos de barcos destinados a similares tipos de captura, ya que no es lo mismo un barco de arrastre que pesque en las cercanías de la costa, con salidas a la mar de una o dos semanas, que un gran bacaladero que, trabajando con el mismo procedimiento, hace campañas de 4 y 5 meses de duración, sin regresar a puerto.

La clasificación de los diversos tipos de barcos de pesca puede hacerse desde diferentes puntos de vista, siendo dos los que más se toman en cuenta: el primero los ordena por sus procedimientos de propulsión, clasificándolos en embarcaciones de remo, vela, vapor y motor; el segundo se basa en los tipos de pesca que realizan, dividiéndolos principalmente en los de pesca litoral, de pesca costera y de pesca de altura, siendo esta última clasificación la más adecuada para describir el tipo de captura.

Para la pesca litoral que se lleva a cabo en las inmediaciones de la costa, se utilizan pequeñas embarcaciones de remo o vela también movidas con el auxilio de motores que son de gran utilidad para suplir la falta de viento y los malos tiempos, asegurando la captura diaria.

Estas embarcaciones de remo o vela suelen ser de poco tonelaje, y varían desde las "chalanas", diminutos botes que desplazan una tonelada o incluso menos, hasta algunos "faluchos", que pueden llegar a diez toneladas y están generalmente construidos de madera. Son embarcaciones sin cubierta, que no precisan de instalaciones especiales para el ejercicio de la pesca, por lo que pueden dedicarse a diferentes modalidades de captura. Este tipo de embarcaciones se utilizan en comunidades poco desarrolladas, localizadas lejos de poblaciones medias y grandes, y realizan una captura artesanal para consumo doméstico.

Cuando se lleva a cabo pesca litoral con artes de deriva que se calan en las inmediaciones de la costa, como los trasmallos y sardinales, se emplean embarcaciones de motor, de pequeño porte, con o sin cubierta y con casco de madera o fibra de vidrio, con desplazamientos de hasta 15 toneladas y de 6 o 12 metros de eslora; generalmente llevan compartimientos para enhielar el pescado y los mariscos.

La pesca costera se realiza en la zona localizada sobre la plataforma continental, pudiendo ser de arrastre o de superficie, y se le ha llamado también pesca de "bajura", aplicando el término contrario a pesca de "altura" que se usa para denominar a la que se hace en alta mar.

La pesca de arrastre, en la que se capturan especies que viven en el fondo o cerca de él, llamadas también demersales, puede verificarse en zonas relativamente próximas a la costa, utilizando dos tipos de artes diferentes, llamadas, según el número de barcos que se emplean para operarlas: "parejas" y "bous".

Las parejas son redes de arrastre remolcadas simultáneamente por dos barcos, que en algunos países son de vela y en la mayoría de vapor o motor; desplazan de 30 a 60 toneladas, con 25 o 30 metros de eslora, y van equipados especialmente para este tipo de pesca con gñinches para lanzar y recoger las ballestas y cables que se precisan para operar la red en longitudes de varios centenares de metros, según la profundidad en que se haga este tipo de pesca; cuentan con ecosondas o sondadores acústicos o ultrasonoros que les permiten la constante determinación de la profundidad, del tipo de fondo, así como de la presencia de los bancos de pesca; bodegas especialmente preparadas para la conservación de la pesca en hielo o congelada, instalaciones de radiotelegrafía y radiotelefonía para estar en contacto con los puertos.

Los barcos dedicados a la pesca llamados "bou", es decir, a la pesca con red de arrastre operada por un solo barco, llevan instalaciones semejantes a las de las parejas y como ellas tienen la caseta de mando y los camarotes en la proa con el fin de dejar libre la popa para la operación de captura y el arreglo de las especies que se pescaron. Para que la red que arrastra el único barco permanezca abierta durante la operación, en sus cables de tracción se intercalan las "puertas" o tablas que al enfrentarse al agua las separan y mantienen abierta la boca de la red.

La red se puede lanzar por popa, contando para ello con una rampa, y entonces el barco recibe el nombre de "arrastrero por popa" y también se pueden lanzar dos equipos, uno por cada banda, por medio de unos pescantes laterales en donde se fijan las redes, como el clásico barco camaronero.

La pesca de las especies costeras que viven en la superficie o a media agua, denominadas pelágicas, se realiza con embarcaciones de porte mediano, es decir, de unas 70 toneladas y que miden de 25 a 50 metros de eslora, construidas con madera o acero, generalmente con motor. Precisan de instalaciones especiales, como las típicas maquinillas con sus tambores y motores para las maniobras del manejo de los cabos o cables de la red, y las plumas o grúas necesarias para auxiliar en las faenas de cobrar la red de cerco o de media agua que operan. Además llevan en el mástil mayor la "cofa", lugar donde se coloca el observador, que localiza los cardúmenes que se pretende capturar.

La captura que obtuvieron estos barcos es conservada en hielo en bodegas; sus salidas son cortas, frecuentemente de una sola noche, ya que éstas se realizan en los crepúsculos, siendo una de las características especiales sus instalaciones auxiliares, ya que atraen a los bancos de peces, principalmente sardinas, por medio de la luz.




Figura 13. Barcos pesqueros. Flota camaronera, Mazatlán, Sinaloa.

Una transformación se ha producido en la pesca de altura, y especialmente en la pesca del bacalao, que antes se hacía con barcos de vela, como los "terranova" y los "islandeses" que fueron remplazados por los grandes arrastreros a motor, los mayores dentro de su categoría. Pueden permanecer muchas semanas en el mar y cargar hasta 1 000 toneladas de pescado, aunque la salazón del bacalao se hace de idéntica forma que en los antiguos veleros.

Las características de los barcos arrastreros son las mismas que las que tienen sus similares de la región costera, sólo varían en su tonelaje, llegando a pesar hasta 1 600 toneladas, como los grandes bacaladeros, o 300 toneladas en el caso de las parejas, barcos que arrastran sus redes en las alejadas pesquerías de Terranova.

El atún es otro de los recursos que se captura en alta mar y los primeros barcos atuneros, llamados "bareros", porque se pesca el atún con caña y anzuelo, requieren de un acondicionamiento especial, ya que utilizan cebo vivo, principalmente sardina, difícil de conservar en cautiverio. Para la conservación del atún, estos barcos llevan tanques especiales, en los que por medio de poderosas bombas se produce una activísima renovación del agua. Además tienen que ir dotados de las redes y los accesorios necesarios para la captura de las especies que han de servirles de cebo en su pesca específica.

Los modernos atuneros o "tuna-clippers", son barcos que operan una "red de cerco" con la que pueden capturarse varias toneladas, y en la operación del arte necesitan de una lancha auxiliar para manejarla, la que llevan en una rampa especial en la popa; miden más de 50 metros de eslora y desplazan 1 000 toneladas. Ambos tipos de barcos presentan instalaciones frigoríficas que llegan hasta 40 °C bajo cero y van dotados de motores muy poderosos, ya que precisan de grandes velocidades y de enorme autonomía. Cuentan con los aparatos detectores correspondientes, que facilitan la localización de los bancos de peces, y muchos de ellos llevan un helicóptero para este fin.

Una modalidad de pesca de altura que había caído en el desuso antes de fines del siglo XIX, porque el recurso se había sobrecapturado en el hemisferio norte, experimentó un nuevo aumento en 1905 cuando los balleneros iniciaron sus capturas en aguas antárticas. Se puede afirmar que entre 1910 y 1924, el 50% de las capturas anuales de ballenas de todo el mundo se realizaron en aguas australes.




Figura 14. Atunero Azteca, con su helicóptero.

Esta industria recibió un nuevo impulso en 1925, cuando inició sus operaciones el primer barco-factoría moderno con una plataforma de deslizamiento a popa para izar las ballenas a bordo y en el que puede realizarse la faena en cubierta. En la temporada ballenera antártica de 1937-1938 se capturaron 46 mil ballenas y en 1964-1965 se cazaron 30 mil ballenas entre los balleneros ingleses, noruegos, japoneses y soviéticos. Después de esa fecha hasta 1980 la captura descendió a 10 mil animales, gracias a las medidas de regulación de las capturas.

La caza de ballenas, en general, se inició con pequeños y resistentes barcos de vapor de unas 300 toneladas, 20 metros de eslora y velocidad de 10 nudos, denominados "cazadores". Los cetáceos se matan con el cañón lanza-arpón que maneja el capitán arponero, después de que las ballenas han sido localizadas mediante el sonar o por los vigías situados en la cofa del barco.

Una vez muerta la ballena, desde el barco se le inyecta aire comprimido bajo la piel o tegumento para que no se hunda, y después se remolca hasta la "planta ballenera terrestre" para procesarla y tratar de aprovechar al máximo tanto grasa como tegumento, carne y huesos.

Existen dos tipos de barcos factoría: aquellos que trabajan anclados en bahías protegidas y los que se desplazan continuamente en mar abierto; ambos reciben la captura de los barcos-cazadores.

Potentes grúas suben las ballenas a bordo, donde primero se saca el tocino con ayuda de cuchillos especiales y gñinches para depositarlo en trozos en ollas para extraer la grasa y el aceite. La carne se corta en pedazos de 20 kilogramos y la de mejor calidad se congela para el consumo humano, la restante se deposita en las ollas para extraerle el aceite. Los huesos se cortan con sierra mecánica y de ellos también se obtiene aceite. Toda la ballena es utilizable, hasta los residuos se emplean como abono. Estas operaciones se realizan en medio de un olor repugnante, cuando el periodo de captura y procesamiento sobrepasa las 15 horas, lo cual era muy desagradable para las poblaciones humanas situadas cerca de las plantas balleneras terrestres.

Los barcos factoría modernos alcanzan enormes proporciones, como es el caso del barco Balaena, construido en 1946, que desplaza 32 mil toneladas y tiene una eslora de 175 metros, con una capacidad de carga de 19 150 toneladas; posee 10 calderas para fundir la grasa y 22 para el tratamiento de los huesos y otros desperdicios. Aparte de estas características, este barco es importante por ser el primer barco factoría ballenero que instaló un sistema de congelación a bordo, permitiendo congelar la carne de calidad para el consumo en fresco en los lugares de destino.

Generalmente los barcos arponeros que trabajan en dependencia con el barco factoría, son parecidos a un arrastrero pequeño y utilizan tanto el arpón explosivo como el arpón eléctrico.

La necesidad de capturar peces en aguas cada vez más lejanas de la base de origen de la flota pesquera, ha ocasionado la construcción de grandes unidades que, al mismo tiempo que pueden servir de fábricas flotantes para el adecuado tratamiento de los productos que van obteniendo, sirven de apoyo a los barcos pesqueros.

Las embarcaciones dedicadas a la pesca de altura y gran altura que tienen que alejarse de sus puertos base, han experimentado dos modificaciones principales para mejorar de manera notable su rendimiento. La primera consiste en el abandono de la pesca por el costado, para realizarla por la popa. La segunda corresponde a los procedimientos de conservación de la captura.

Cuando los barcos de pesca hacen sus viajes a distancias cercanas a la costa y los volúmenes de pesca capturados son pequeños, la conservación de la pesca puede efectuarse con medios elementales, a veces incluso sin ellos, aunque el más frecuente es el de salarla ligeramente y enhielarla, procedimientos que en la actualidad siguen utilizándose en circunstancias semejantes, pero con la tendencia a incorporarse en el barco los sistemas de enfriamiento.




Figura 15. Desembarque de carne de ballena en Japón.

Cuando los barcos pesqueros se alejan más de la costa, la pesca tiene que ser conservada a bordo durante días, y para esto es necesario habilitar medios más adecuados para conseguir la conservación y el almacenamiento en frío, lo cual se logra con el simple empleo de hielo mezclado con la pesca, o estableciendo instalaciones frigoríficas, en las que la pesca se congela a muy bajas temperaturas, menos de 40° centígrados.

A lo largo de la historia, la construcción de barcos ha sido un reto para el talento del hombre, quien ha respondido desarrollando una habilidad excepcional en cuanto a transformar materiales para darles una aplicación especial. La construcción de balsas y más tarde de embarcaciones en las cuales aventurarse por la superficie de los mares, ha requerido de una gran inventiva.

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