VIII. LOS GRANDES BARCOS DE PASAJEROS Y TURÍSTICOS

ENTRE las embarcaciones que transportaban únicamente mercancías y las que sólo admitían pasajeros, se intercalaba toda una serie graduada de barcos cargueros y barcos mixtos de pasaje y carga, que podían llamarse de una o de otra forma según predominara una de estas actividades. En la actualidad, con base en acuerdos internacionales que reglamentan el transporte de personas, se considera como de pasajeros todo barco que lleve más de 12, aunque su diseño y construcción sean muy variados.

Los convenios internacionales se han acordado pensando que el pasaje es la carga más importante que puede transportar un barco y la que merece y exige más comodidades y seguridad. El hundimiento del Titanic, que navegaba en un mar en calma pero que se produjo al chocar con un iceberg, la noche del 14 de abril de 1912, en su viaje inaugural, perdiéndose 1 500 vidas por la falta de cupo en los botes salvavidas, marcó un momento histórico al que se han agregado las experiencias de catástrofes marinas posteriores para el establecimiento de las reglas que deben cumplir todos los barcos y, en especial, los de pasajeros.

Los primeros barcos exclusivos de pasajeros llevaban además del motor un aparejo completo para navegar con velas, tanto para ayudar a las máquinas como para sustituirlas en la propulsión en caso de averías, sobre todo para la ruptura del eje de la hélice, circunstancia que ocurría con frecuencia antes de que se utilizara el acero en su construcción. El perfeccionamiento de las máquinas que se dio en la última década del siglo pasado, permitió suprimir las velas presentándose el hecho curioso de que un número de antiguos barcos de pasaje acabaron convertidos en veleros, porque sus finas líneas los hacían capaces de alcanzar regular velocidad y muchos de ellos ya tenían fama, como el Pereire y el Ville de Paris; sin embargo, la instalación de hélices dobles contribuyó a que desapareciera la mayoría de ellos.

Poco a poco, conforme los países contaron con mayores medios para la construcción de grandes embarcaciones, los diseños de los barcos de pasajeros se fueron modificando y en un principio desplazaban 2 500 toneladas, como los que atraviesan el Canal de la Mancha y el Mar del Norte, entre el continente y las Islas Británicas, y posteriormente han evolucionado hasta alcanzar las 83 mil toneladas, como el desaparecido Normandie, destruido por un incendio; esta embarcación fue una obra maestra en la construcción naval, con 160 mil caballos de fuerza en su motor, lo que le permitía alcanzar velocidades adecuadas para reducir el tiempo de su travesía trasatlántica en beneficio de los pasajeros y que sólo ha sido superado por el Queen Mary, que utilizaba 200 mil caballos de fuerza.

En la construcción de estos grandes barcos de pasajeros se siguen normas dictadas para su mayor seguridad y que regulan las características que presentan, como el forro del casco, los dobles fondos, la separación máxima entre las divisiones para construir camarotes, comedores, salas, los sistemas de detección y protección contra incendios, los botes salvavidas, etcétera.




Figura 16. Trasatlántico Queen Elizabeth II.

Los diseños para el desplazamiento de estos grandes trasatlánticos están dados por el número de pasajeros que transportan, así como el lugar por donde vayan a navegar y la categoría del barco; por ejemplo, un barco de lujo que navega por los trópicos debe prever 35 toneladas de desplazamiento por pasajero; el que cruce trópicos en sus viajes, unas 25 toneladas, y el dedicado al transporte de clase turista, aproximadamente 16 toneladas.

La superestructura de estos barcos tiene varios pisos, en los que se localizan, abajo de la cubierta principal, las máquinas y las bodegas. Los que están sobre esa cubierta llevan los camarotes, los salones de recreo y baile, las piscinas, etcétera, dejando espacios al aire libre.

El barco Queen Elizabeth II tiene 13 niveles, con incomparables espacios para el placer del pasaje, gran lujo y 4 050 metros cuadrados de cubierta al aire libre con varias piscinas, canchas de tenis y otros juegos. Estas características lo hacen un barco estilo soberbio, que en el momento actual se considera el más grande del mundo. Este barco en sus diferentes bodegas transporta animales domésticos y automóviles propiedad de los pasajeros; en su itinerario conecta América con Europa a través de los puertos de Nueva York y Cherburgo.

Este majestuoso barco ha sido remodelado con meticulosa precisión, y en 1987 vuelve a zarpar, combinando su travesía trasatlántica con el vuelo de otra de las naves más avanzadas de la era actual, el supersónico Concorde. Como nuevas instalaciones incluye un centro de deportes, baños jacuzzi al aire libre, restaurantes con moderna decoración, gran diversidad de boutiques de lujo, un nuevo centro de convenciones y T.V. vía satélite.

Tiene programadas 21 salidas diferentes, combinadas con 30 fechas de vuelo del Concorde, entre abril de 1988 y enero de 1989; dentro de estas travesías, el Queen Elizabeth II tratará de superar el récord de velocidad de crucero. Esta fabulosa travesía por mar y cielo llevará a los pasajeros de Nueva York a Londres y vuelta a Nueva York.

En estas embarcaciones con superestructura alta, el efecto del viento puede producir balances cortos y bruscos que serían muy incómodos para los pasajeros y si la estabilidad de estos barcos fuera poca, los balances serían alarmantes; por ello, la llamada "estabilidad inicial" con que se diseñan y construyen estos barcos de pasajeros es muy grande y, además, en su construcción se agregan mecanismos estabilizadores para lograr que el usuario no resienta los movimientos del mar y el viaje resulte placentero.

La superestructura del barco es siempre larga y ocupa la parte central del casco, lo que se aprovecha para darle resistencia longitudinal, dejando la zona de proa y popa libres para otro tipo de actividades, como las recreativas. Cuando se trata de poco pasaje y clase única, suelen disponerse los camarotes en la zona central que es en donde se siente menos el balanceo o las cabeceadas del barco.

Si la embarcación tiene diferentes categorías de pasajeros sigue reservándose la zona central para el pasaje de primera clase, pudiendo ser la superestructura más larga hacia popa, reservándose esa zona para el pasaje de segunda o tercera según el caso; también se consideran como camarotes de mayor lujo los que dan al exterior y se encuentran en los niveles más altos de la superestructura.

El Cunard Princess, de 17 600 toneladas de desplazamiento, 164 metros de eslora y 23 metros de manga, desarrolla una velocidad de 21 nudos, tiene 8 cubiertas para pasajeros, destinándose la quinta a los de primera especial, la tercera y cuarta a primera, y la segunda a tercera, quedando la primera para los salones comedores y diversiones, además se destinan 2 150 metros cuadrados de cubierta al aire libre para descanso y recreación de los pasajeros.

Cuando las casetas que contienen a los camarotes, en la superestructura, no ocupan toda la manga, es decir el ancho del casco, dejan pasillos para esparcimiento del pasaje, con la ventaja, además, de que los camarotes que dan a ellos pueden tener amplias ventanas de forma rectangular en vez de las clásicas portillas redondas o claraboyas, quedando así protegidos por la cubierta superior, como si fuera un toldo, lo cual ayuda a que la travesía sea más agradable, sobre todo cuando se navega en los trópicos.

En los alojamientos, tanto del pasaje como de la tripulación, debe procurarse que las literas o camas estén orientadas de proa a popa y con cabecera hacia proa por razón de la navegación propia del barco. En los barcos de gran lujo estos camarotes se encuentran equipados con radio, teléfono, televisión, aire acondicionado y baño con servicio de regadera.

Los comedores suelen instalarse en las cubiertas bajas para el mayor acercamiento al centro de gravedad y así lograr que los balanceos del barco se sientan menos y para que queden cerca de la cocina, evitando que los olores de la comida se escapen e invadan otras áreas, lo que podría resultar muy desagradable para el pasaje.

La altura de estos comedores puede ser de dos entrepuentes y las columnas que refuerzan su construcción son adornadas artísticamente para disimularlas, esto les permite ganar espacio y una presentación lujosa. Aunque este gran comedor tenga ventanas amplias, la iluminación se incrementa con luz artificial, que constituye un motivo más de ornamento. Las comidas siempre son abundantes, ya que la brisa del mar y la falta de preocupaciones suelen abrir el apetito.

Existe además un salón principal para presentar las variedades artísticas que también se llevan a cabo en los centros nocturnos, los cuales durante el día o la tarde se transforman, generalmente, en salones de cine, salas para conferencias o en lugares para ofrecer fiestas particulares; hay bibliotecas, donde algunos pasajeros pueden leer o escribir; hay galerías de compras, donde se adquieren distintos tipos de mercancías de los diferentes puertos que toca el barco; se cambian cheques; existen salas de estética, salones fumadores, etcétera. Todas estas instalaciones se encuentran en las diferentes cubiertas, procurando que coincidan una sobre otra, con pasillos en donde se marca claramente la dirección a seguir para ir a la cubierta de botes; esta preocupación se debe a que son lugares en donde se concentra el pasaje.

Los sistemas para salvamento de los barcos de pasajeros son muy completos y constan de "salvavidas individuales" y de "botes salvavidas", los cuales, debido al número de pasajeros que transportan, son colocados o estibados en pescantes individuales en cada una de las cubiertas o se colocan uno sobre otro, para poderlos subir o arriarlos por medio de pescantes comunes en la cubierta principal.

Los barcos que hacen las travesías cortas y no de placer, como por ejemplo, en el Canal de la Mancha, en el Mediterráneo, en el Mar Báltico, en el de Irlanda y en el de Japón, suelen ser rápidos para poder realizar muchos viajes y así recuperarse económicamente de tener poca capacidad para llevar pasaje, aunque se les autorice aumentar su capacidad, llevando un número corto de pasajeros en cubierta, sin poner en peligro a la embarcación debido a la duración reducida de la travesía.

Las principales características de los barcos de pasaje trasatlánticos se han ido modificando desde que se iniciaron las famosas compañías navieras, que fueron originadas por la necesidad de prestar el servicio de navegación a través del Atlántico, estableciéndose la competencia casi en seguida de haberse construido los primeros vapores.

La línea naviera inglesa Trasatlantic Steam Ship Company fue una de las primeras, fundada en Liverpool en 1838; años más tarde, el joven inglés Samuel Cunard fundó la famosa compañía Cunard que hasta la actualidad sigue funcionando y es la que opera el Queen Elizabeth II, al Sagafjord, al Vistafjord, al Sea Goddess I y II, al Cunard Countess y al Cunard Princess.

El mayor trasatlántico de pasajeros que se había construido fue el Queen Elizabeth I, de 83 mil toneladas y de 400 metros de largo; fue destruido por un incendio en 1972 y sólo ha sido superado por el Queen Elizabeth II.

Durante aproximadamente 150 años, los trasatlánticos han competido por el honor de ganar la "blue riband" del Atlántico, o sea la "cinta azul", al cruzar el océano en un tiempo cada vez más corto. La travesía se mide desde el Bishop's Rock frente a las Islas Scilly, Inglaterra, hasta el buque-faro Ambrose, cerca de Nueva York. La distancia total es de 2 949 millas náuticas. Actualmente, tiene la marca el trasatlántico United States, que obtuvo la distinción en 1952. La travesía más rápida que jamás haya hecho un barco inglés fue la del Queen Mary en 1946, en un viaje de 3 días, 15 horas y 48 minutos, y en la actualidad el Queen Elizabeth II tiene programado romper este récord.

El Queen Mary, que en 1936 era el barco de pasaje más grande, más lujoso y más famoso del mundo, enlazó por mucho tiempo a Europa con Nueva York, siendo utilizado durante 30 años por las más famosas celebridades del mundo artístico y del político. Durante al segunda Guerra Mundial los ingleses lo utilizaron para el transporte, a gran escala, de sus tropas, para lo cual fue acondicionado, y cuando finalizó la guerra lo remodelaron para que reiniciara sus lujosos viajes a través del Atlántico.

En 1966 el barco dejó de operar y en la actualidad ha sido transformado en hotel de gran lujo, anclado en Long Beach Harbor, California; además del servicio de alojamiento, tiene montados un museo, acuarios, tiendas y restaurantes que permiten que se realice un recorrido fascinante durante tres horas. Los acuarios fueron instalados por el famoso oceanógrafo Cousteau y en el recorrido se puede conocer la historia de esta embarcación, así como la de la navegación comercial y de guerra.

Otros países también han desarrollado sus flotas de barcos de pasajeros; por ejemplo, España cuenta con dos trasatlánticos actuales, el Cabo San Roque y el Cabo San Vicente, armados por la Sociedad Española de Construcción Naval en 1957 y 1959, respectivamente, y destinados a cubrir la ruta Mediterráneo-América del Sur. Estos buques de 18 000 toneladas de desplazamiento, tienen una eslora total de 170 metros, una manga de 21 metros, velocidad de 22 nudos y capacidad de 900 pasajeros.

En Francia, en 1953, el Parlamento acordó la resolución de que el prestigio de ese país debía seguir presente en el Atlántico Norte y en 1954 decidió la construcción de un trasatlántico.

Ocho años de estudio, trabajo y ensayos realizados por la Compañía General Trasatlántica Francesa lograron un ejemplo típico de barco de pasaje de perfecta estabilidad, excelente aislamiento acústico y máximas condiciones de seguridad. Recibe el nombre de France y desarrolla la ruta entre Le Havre y Nueva York cubierta también por sus célebres antecesores Normandie e Île de France. Fue su madrina la esposa del general De Gaulle.

De registro británico son los cruceros "Princess": el Island Princess, Pacific Princess, Royal Princess, Sea Princess y Sun Princess; enormes trasatlánticos que surcan los mares del mundo.

El Sea Princess viaja a China, al sureste de Asia hasta Australia haciendo un nuevo recorrido de Sydney, Australia, a las Islas del Pacífico Sur como Bora-Bora, Moorea, Rarotonga, y hasta Nueva Zelanda. Es un barco con capacidad para 730 pasajeros, 27 670 toneladas, 211 metros de longitud y desarrolla 20 nudos de velocidad. Cuenta con cinco pisos, donde están distribuidos los diferentes servicios como los camarotes, suites, tiendas de diversa índole, restaurantes, casinos, albercas en cubierta, teatro y otros tipos de atractivos.

El Royal Princess realiza una ruta desde el Golfo de Alaska, Escandinavia, Unión Soviética y el Mediterráneo. Otra ruta es hacia el Canal de Panamá, yendo del Caribe de San Juan, Puerto Rico, a Acapulco, México.

El Island y Sun Princess son barcos más pequeños y realizan viajes más cortos, como el que efectúa el Island Princess en la "Riviera Mexicana" tocando los puertos de Mazatlán, Puerto Vallarta, Cabo San Lucas, Zihuatanejo, Ixtapa y el famoso Acapulco, llevándolo a cabo en una semana.

El Achille Lauro, de registro italiano, realiza cruceros por el Mediterráneo oriental del norte para visitar Egipto e Israel, por el Mediterráneo oriental del norte para las islas griegas y Estambul, y por el Mediterráneo occidental para ir a España, el norte de África y las Islas Canarias. Tiene un tonelaje de 24 mil toneladas métricas de registro bruto, 196 metros de eslora, 25 metros de manga, 18 nudos de velocidad, cuenta con 6 cubiertas para pasajeros y capacidad de 850 pasajeros.

Además de estos grandes barcos de pasaje existen para el servicio turístico otro tipo de embarcaciones: los hidrofoil, los catamaranes y los transbordadores.

Los hidrofoil también son conocidos como barcos "hidroala", porque se consideran entre avión y barco. Estas embarcaciones pesan poco y son construidas con aleaciones ligeras; solamente algunas partes del barco, los refuerzos, se construyen con acero de alta resistencia. Tienen su casco en forma de "V" de poca eslora, provisto de dos juegos de patines o de alas huecas, un par a proa y otro a popa, proyectados por debajo del casco y sujetos a éstos por tirantes hidrodinámicos. Levan equipo propulsor de gran potencia, dos hélices a popa y dos timones que funcionan combinados.

Cuando el hidrofoil está en reposo o navega a poca velocidad flota sobre el agua como cualquier otra embarcación, pero a medida que va ganando velocidad sus alas levantan por completo el casco, ayudadas por la inclinación de los ejes de las hélices, ofreciendo una mínima resistencia, lo que permite que gane más velocidad y pueda llegar a los 80 nudos, es decir, 148 kilómetros por hora, siendo notable la facilidad con que navega sobre las olas.

Los de mayor tamaño pueden transportar hasta 250 pasajeros repartidos entre la cubierta principal y la inferior, o bien, 150 pasajeros y ocho automóviles. Por lo corto de sus travesías, carecen de camarotes, pero cuentan con posibilidades para el servicio de bebidas y comidas. El puente de mando, a pesar de la poca duración de travesía, lleva sistemas de alarmas, radares, un compás giroscopio y equipo de radiofonía.

Los catamaranes deben su nombre a una balsa o embarcación primitiva originaria del Océano Índico, de mucha estabilidad, gracias a que tiene dos flotadores laterales. Se aplica este sistema, generalmente, a embarcaciones deportivas; pero existe un nuevo tipo de barco llamado así también por tener dos cascos separados por un túnel. Son barcos rápidos que se utilizan en travesías cortas.

Los transbordadores son embarcaciones empleadas para el transporte de personas, mercancías, ganado, automóviles, camiones, trenes, etcétera, en travesías cortas, tales como el paso de un río, la boca de una laguna litoral, y para dar servicio entre islas próximas. Se les conoce internacionalmente como "Ferry"; en México se cuenta con los que hacen el viaje entre el continente y la península de Baja California.



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Figura 17. Transbordador en Mazatlán, Sinaloa.

El desarrollo de la industria turística en el océano está cambiando constantemente para poder prestar servicios al hombre, lo que ha traído como consecuencia la mejor comunicación entre los pueblos del mundo, pudiendo intercambiarse ideas de las diferentes culturas y acercar cada vez más al hombre para lograr su mejor entendimiento en beneficio de toda la humanidad.

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